Esposa falsa de Simón romance Capítulo 511

Los dos subieron juntos, y Bernabé abrió la puerta con su huella dactilar.

Apenas entró, Bernabé encontró un par de chanclas para Xenia y dijo, -Mamá, descansa un poco.-

Llevándose las chanclas, Xenia clasificó las compras y metió la comida en el refrigerador. Cuando terminó todo, lavó sus manos y se cambió de un traje casual.

Al final se echó al sofá.

“Ir de compras no es nada fácil, aunque el supermercado está cerca, siendo una mujer, no soporto tantas compras pesadas.” Pensó Xenia.

-Mamá, ¿te duelen los abrazos? Te hago un masaje.- Bernabé se acercó a Xenia y agarró su mano para masajear, preguntando, -¿Si te queda mejor?-

Conmovida, Xenia lo miró suavemente, y pensó, “¿quién dijo que la hija era el corazoncito de los padres? Veo que el hijo lo es también. Y mi Bernabé es lo mejor.”

Xenia consintió, -Claro, mi amor, con tu masaje ahora me encuentro súper bien. Gracias.-

Con sus elogias, Bernabé estaba muy contento y se levantó para masajear sus hombros. Siendo un niño, sus fuerzas eran justo controladas, y Xenia se sintió muy cómoda.

Luego cerró los ojos, relajada y contenta.

No tardó mucho en dormirse.

Viéndola dormida, Bernabé caminó hacia el balcón con su teléfono, y llamó a Diego.

Estando muy cansada, con los masajes de Bernabé se sintió muy cómoda, y se durmió naturalmente. Sin darse cuenta del tiempo, olfateó el aroma de la comida.

“¿Pero de dónde sale el aroma? Acaso…” pensándolo, Xenia se levantó de repente.

-¿Estás despierta?-

“Debería cocinar yo, pero ¿por qué me quedé dormida?” pensándolo, escuchó una voz de un hombre, bien familiar.

Levantó la cabeza hacia donde pasó la voz, y vio a Diego, sentado al otro lado del sofá, frente a un computador.

-¿Diego?- No pensó que vendría su hermano, Xenia estaba un poco confusa.

“¿A qué hora es? ¿Por qué viene Diego? Y ¿cuánto tiempo llevo dormida?” pensó Xenia.

Viéndola tan confusa y cansada, Diego le dijo con un tono medio enfadado medio preocupado, -Te dije que no lo hicieras, pero no me hiciste caso. Ahora con tanto cansancio, ¿estás contenta?-

Embarazosa, Xenia quería responderlo pero decidió cambiar de tema, -¿A qué vienes?-

-¿Qué dices?- preguntó Diego fríamente, -¿No puedo venir o qué? Ha sido Bernabé que me llamó para acá, y me dijo que querías pedirme perdón con una suculenta comida, pero cuando vine, estabas durmiendo.-

-¿Vergüenza? ¿Y te importa la mía?-

-Tampoco te importa la mía.-

Las dos se reprocharon mutuamente sin darse cuenta de la existencia de Bernabé, quien se sintió muy feliz a pesar de la ignorancia.

-Por cierto, Mamá, Naomí ya preparó las peces, ¿si las traemos juntos a ese gatito?-

-Vale.-

Pasándole un plato con las peces preparadas, Naomí dijo, -Ya quedan sin espinas. Si eres tan amable, ¿por qué no adoptas a algunos gatitos? Tu casa es suficientemente de sobra para ello.-

Pensando su idea, Xenia dijo, -Para adoptarlos, es necesario llevarlos al hospital para confirmar su estado de salud.- Luego preguntó a Bernabé, -¿Quieres adoptarlos?

-Sí, por supuesto.- Parpadeó.

Cuando bajó, Xenia pensó de repente que alguien en el hospital le estaba esperando.

Recordó que le dijo cuando estaba libre, le traería la cena.

“Ya es tarde, ¿si come o no?” pensándolo, decidió finalmente no traerle la cena, porque era presidente del Grupo Freixa, nadie le haría sufrir el hambre.

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