Esposa falsa de Simón romance Capítulo 512

Cuando los dos alimentaron al gato, éste estaba muy contento y se acercó a ellos, dejándose por acariciar.

Mamá, los gatitos son muy dóciles, ¿podemos adoptarlos?-

Xenia consintió, -Sí los adoptamos. Pero ahora ya es tarde, mañana los llevamos al hospital para hacerles algunas pruebas médicas, luego los colocamos en casa, ¿está bien?-

-Vale.-

Luego los dos volvieron a la casa, y los gatos a la suya.

Cuando entraron a la casa, Naomí ya tenía preparada la cena.

Durante la cena, Naomí se sintió muy embarazosa por los errores que había hecho, ni si quiera se atrevió a mirar a Diego.

Cada vez que levantó la cabeza, vio sus labios, suaves y blandidos. Pero de pronto desvió su mirada para no pensar más.

Y la vergüenza que sintió Xenia con Diego venía de lo de Simón Freixa.

Por lo que tampoco se atrevió a mirarlo.

Pero Diego, probando los platos y muy contento, los compartió con Bernabé. Viéndolo tan disfrutado, Xenia y Naomí se miraron el uno al otro.

Terminada la cena, Xenia pensó que luego ya podría recuperar su relación con Diego.

-Yo hago la limpia.- levantándose Xenia y Naomí la siguió.

Apenas puso los cuencos en la cocina, le llegó un mensaje.

Sacó el teléfono y vio el mensaje de Simón, lo cual escribió, -¿Sigues ocupada?- con un icono de tristeza.

Viéndolo, Xenia se quedó sorprendida por un rato hasta que recordó que le prometió en el hospital que le traería la cena cuando estaba libre.

Pero se olvidó…

“Ahora son las ocho por la tarde, ¿todavía no comió nada?” pensándolo, Xenia le respondió, -Estoy ocupada. ¿Pero no cenas aún?-

Luego le contestó rápido para que Xenia no tuviera tiempo de apagar la pantalla, -No comí nada. ¿Cuándo vienes?-

Viendo su respuesta, Xenia se sintió muy culpable, pensó, “Hemos ya cenado, y él no. Si no le traigo la cena, ¡qué pobre de él!”

Pero no muy poco tiempo pensó que debería ser una trampa, porque durante estos días, siempre se hizo el pobrecito con sus heridas, y le molestaba con cualquier cosita, aunque fuera capaz de hacerlo todo.

“Y me vuelve ahora a molestar. Ya que decidí dejarlo, no debería seguir en contacto con él.” Pensándolo, Xenia le respondió, -Todavía estoy ocupada, vete a comer algo.-

Al final, convirtió el teléfono en modo silencioso y lo puso en el bolsillo para dejar de ver su mensaje.

Escuchando su respuesta, Naomí decidió no burlarse de ella.

Luego las dos ordenaron la cocina y salieron de ella.

Xenia subió a la segunda planta para ducharse, y el resto seguía en la sala.

Cuando el agua cayó a su cabeza hasta todo el cuerpo, apareció de pronto la figura de Simón en su mente, herido y débil, con mirada triste.

“Debería estar loca para pensar en él” pensándolo, Xenia movió la cabeza tratando de abandonar su imagen de la mente y empezó a lavar el cuerpo.

Cuando terminó la ducha, ya eran las nueve y media por la noche.

“¿No estará esperándome?” pensándolo, Xenia empezó a secar su pelo, y delante de ella, estaba el teléfono.

Finalmente decidió no revisar el teléfono porque pensó que comería algo cuando estaba muriendo de hambre.

En este momento entró Bernabé frotándose los ojos, -Mamá, tengo mucho sueño.-

-¿Te has duchado ya? Vete a lavarte los dientes, luego dormimos.-

-Vale, buenas noches, Mamá.-

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