Diego había ordenado que todos los que vinieron esta noche debían ser revisados especialmente. No se podía dejar entrar a nadie sin invitación, e incluso si la tenían, había que comprobar su identidad.
Por lo general, estas cosas eran normales en un banquete, pero para Simón, lo hicieron a propósito.
De todos modos, a Diego no le agradaba Simón.
Rafael había preguntado por esta información con antelación, así que lo había organizado todo para Simón.
La máscara se utilizaba como señal. Alguien ya había estado esperando en la entrada, así que en cuanto Simón bajara del autobús, la llevaría adentro.
La gente y el dinero siempre se usaban para ampliar relaciones interpersonales.
- Simón, pues no le acompañaré abajo-. Después de echar un vistazo al exterior, la mirada de Rafael se fijó en cierta persona, dijo unas palabras halagadoras, -Esta noche, espero que Joven Noche obtenga una buena victoria y tengas pronto a la tu mujer.-
Al escuchar el nombre de la Segunda Joven Abuela, Simón tuvo la ilusión que le faltaba por mucho tiempo.
Tan pronto como Simón salió del coche, sin saber si por su propia aura u otras cosas, una multitud miró hacia él. Y esa máscara en su cara realmente fluyó con una luz deslumbrante y colorida bajo la iluminación de las luces.
-Ese, ¿quién es ese? ¿Cómo es que vino al banquete llevando una máscara?-
-Eh, ¿no he oído que hoy es un baile de máscaras? ¿O nos falta alguna información?-
-No importa si es un baile de máscara o no, es tan guapo... Ya sea por su altura o por las proporciones de su cuerpo, tiene una condición privilegiada. Aunque lleve una máscara, me parece... me hace estar enamorada el suave movimiento de los finos labios.
-¿Quién es él? ¿Alguno de ustedes lo conoce? Me gustaría saber si tiene novia-.
-De todos modos, viene aquí para el banquete, así que vamos a entrar más tarde y encontrar una oportunidad para conocerlo-.
Después de una buena discusión entre las chicas, tomaron felizmente una decisión.
La máscara sirvió como señal. Tan pronto como Simón salió del coche, fue inmediatamente saludado por alguien. Como Rafael no explicó su identidad a la otra parte, ésta se encontraba en una postura frívola en ese momento.
-Tío, estás aquí, te he estado esperando por mucho tiempo, vamos-.
Después de decir eso, quiso adelantarse y poner una mano en la espalda de Simón.
Pero justo cuando su mano puso en el aire, se asustó por la frialdad de Simón, y entonces se retrajo inconscientemente.
Aunque llevaba una máscara, los ojos de Simón eran tan profundos como la noche, como una fiera feroz dormida en la noche, todo su cuerpo exudaba frialdad y fuerza.
Tal persona...
El hombre que iba a recoger a Simón se sintió un poco inquieto. Mirando la figura y el aura del hombre que tenía delante, se sentía algo similar al Simón que había visto de lejos.
Pero si era el Simón. ¿Y cómo tendría que depender de la compra de una invitación para entrar en el banquete?
-¿Aún no te vas?-
Justo cuando estaba pensando, la gélida voz de Simón le golpeó sin piedad. El hombre reaccionó con una sacudida e inmediatamente asintió, -Vamos, vamos, venga conmigo-.
Llevó a Simón a la entrada, y luego entregó la invitación a los guardias para que la probaran.
Los pocos que custodiaban la entrada eran extra estrictos en la inspección de hoy porque se lo había dicho Diego, pero no sabían la razón. Sólo pensaban que era porque el señor Leguizamo temía que algunos extraños aprovecharan el caos para entrar, así que aunque la inspección era estricta, no podían conocer a todos.
Así que cuando vieron a Simón sólo tenían curiosidad de que llevaba una máscara.
El hombre le explicó, -A mi amigo le gusta hacerse el misterioso, suele hacerlo para las fiestas. Daos prisa. Le espero aquí por mucho tiempo, ya lo habéis visto-.
-Y tenemos una invitación. Si no nos dejáis entrar, tendré que decírselo a tu señor Leguizamo-.
El hombre era elocuente. Con sus trucos rápidamente hizo pasar a Simón.
Simón tiró de la corbata adornada en su traje, y sus finos labios se levantaron ligeramente de forma inconsciente.
No esperaba que el gusto de este Diego fuera único.
Todavía faltaba tiempo para que comenzara el banquete, así que Simón eligió una silla y se sentó.
Había bastantes personas que venían al banquete, y había otras en el patio, pero Simón estaba lejos de ellas. Y de vez en cuando oía hablando con una voz de niño, y Simón la escuchaba inconscientemente.
-Mi mamá me dijo que no pudiera dejar que la gente tome fotos, o si no, pueden ser demandados por violar mis derechos de retrato-.
El pequeño estaba rodeado por la multitud, con una sonrisa en los labios, sus ojos eran como cristal negro, parecía muy inocente e inofensivo, también era especialmente amable cuando hablaba, parecía un buen chico.
Sin embargo, las palabras que dijo tenían un gran poder.
Entre los que sacaron sus teléfonos para hacer fotos al oírle decir esto, todos retiraron sus teléfonos.
Pero hubo alguien que no le hizo caso y le sacó una foto con su teléfono.
Una vez tomada la foto, esa persona miró al pequeño con regocijo, -¿Puedes cambiar de pose y hacerte otra foto?-.
La sonrisa en la cara de Bernabé se fue poco a poco y dijo en voz baja, -Por favor, borra la foto-.
-Oh, son sólo un par de fotos, ¿qué derechos de retrato tienes, niño? Además, es un honor para ti que quiera hacerte fotos, ¿vale?- La persona que le hizo la foto era una chica de unos veinte años, y hablaba con poca educación.
-Una foto más, date prisa-.
Cuando la gente que la rodeaba la vio así, también sacaron sus teléfonos para tomar fotos de Bernabé.
-¿No os ha dicho ya que borréis las fotos?-
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