Esposa falsa de Simón romance Capítulo 543

Se quedó callado por un rato con el mensaje, luego apagó el teléfono.

“Con lo que conozco de ella, no es capaz de enviarme la última frase, la cual será definitivamente obra de su hijito, Bernabé, una muñeca pequeña ya es capaz de burlarse de mí.” Pensó Diego, -Lo veremos, Bernabé.-

-Pues…- Naomí miró a Diego pensando hablar algo, pero la interrumpió, -¿Qué pasó?-

-¿Quería preguntar cuántos visitantes quedan por saludar?- bajó la cabeza sintiendo mucha vergüenza por la imprudencia.

-¿También estás cansada?-

-No, no, claro que no,- movió la cabeza negativamente y sonrió, -Tengo buena salud, ¿cómo estaré cansada si por sólo un rato? Pregunto, no más.-

De hecho, estaba muerta de cansancio por los incómodos zapatos de tacón, los cuales fueron combinados especialmente para su vestido de noche.

Parecía que estaba gorda con ellos.

Nunca se sintió tan fatal como ahora con los zapatos incómodos y, además, con ellos caminó ya lo más largo que antes. Naomí no dejó de pensar que iba a caerse en cualquier momento.

Pero lo aguantó todo por él, Diego.

-¿Cómo es tu capacidad de beber?- la preguntó.

-Pues supongo que bien, bien. Puedo aguantar más.- Lo contestó con sonrisa forzada, preocupando por su orden de despedida.

Aun viéndola tan obligada, Diego no era capaz de distinguir el consentimiento real del falso cuando trataba con las mujeres, porque no tenía muchos contactos con ellas, y la única a quien tenía más cerca era Carmen Rubio excepto a Xenia. A pesar de que Carmen lo amaba, Diego no sintió nada.

Para él, un sí era sí de verdad, un no era rechazo en serio.

Como el caso de Naomí, quien le respondió todo afirmativamente aunque con una sonrisa forzosa, lo tomó en serio.

Entonces la consecuencia la tendría que asumir ella misma, por no haberle dicho la verdad de verdad.

“¡Qué pobre de mí! Aun sabiendo cómo es Diego, sigo fingiendo. Si fuera otro hombre, no me humillaría de tal manera.” Pensó Naomí.

-Señor Raúl.-

Tras un brindis, Naomí se bebió la copa de un golpe, y el señor la miró con curiosidad, -¡Bravo! ¿Si podría saber quién es esta señorita?-

Apenas lo contestó, Naomí se inclinó hacia él, desmayándose.

Su rostro se demudó y la abrazó en seguida, sintiendo su ternura y blandura. Pero apenas abrió la boca, un hombre la arrebató de su abrazo.

Era Diego, que la protegió.

Dejándola apoyada en su hombro, le preguntó, -¿Estás bien?-

Pero en este instante, Naomí estaba tan mareada que su visión le falló.

Mirándolo atentamente, pero no pudo distinguirlo. Debería estar bien borracha para que lo observara tan cerca, porque le apartaría cada vez que lo vio, desde que le lanzó dos violentos besos.

Recordando sus promesas, Diego se río forzoso, y dijo, -Si no aguantas más, que no sigas.-

Luego pidió perdón a los invitados, -Mil disculpas. Ella está borracha, la tengo que trasladar a casa para que descanse. ¡Que aprovechen!-

Sin hacerle caso, Naomí volvió a detenerlo, pero la controló Diego, y gritó, -He dicho que no te muevas.-

Escuchando su voz feroz, se quedó totalmente inmóvil.

Le quitó después los zapatos con paciencia.

Con tantos caminos, sus pies y los zapatos habían encajados bien apretados. Fuera cuál manera que fuera, sentiría dolor cuando se los quitó. Diego lo hizo con la mayor paciencia posible para que sufriera menos.

-Lento, por favor, me duelen…- murmuró ella con las lágrimas brotando de los ojos.

Por fin le quitó los zapatos, y levantó la cabeza, mirando sus ojos bien hinchados.

-¿Te duele mucho?-

Naomí movió la cabeza afirmativamente.

“¿Acaso lo hice con mucha fuerza?” pensó Diego.

-Aguanta un poco, ya no te duelen.- La consoló.

-Pero sigo sintiendo mucho dolor.- Lo contestó poco satisfecha.

-¿Qué quieres entonces?-

-Dame un beso. Si me das un beso, puede que no me duelan.- Sus palabras le sorprendieron.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón