Esposa falsa de Simón romance Capítulo 544

Al principio, Diego pensó que la escuchó mal, porque nunca se le ocurrió que la mujer seria y responsable como ella, podría plantearle un requisito tan imprudente.

Además, nadie se atrevió a hablar con él de tal manera.

Luego pensó que ella era capaz de hacerlo porque en comparación con los besos violentos que le había hecho, un requisito este no era nada.

-¿Ya me vas a besar?- lo apresuró.

No le hizo caso y dijo, -¿Caminamos o no?-

-Pero dame un beso.-

Escuchando sus palabras ridículas, decidió ignorarla, y la levantó directo del suelo agarrando sus abrazos, con sus zapatos en la otra mano.

-¡Uy!-

Arrastrada por él, gritó fuerte.

-¿Qué te pasó?-

-Me duelen los pies.- Volvió a indicar sus pies, con las heridas bien rojas.

Pensó un rato, se inclinó Diego y le mostró la espalda diciendo, -Súbete.-

Dudando, Naomí subió a su espalda con mucha fuerza.

Apenas se levantó Diego, lo abrazó por el cuello, y gritó feliz, -Vamos a casa.-

Con sus violentos actos en la espalda, los dos se habría caído si Diego no hubiera tenido un buen sentido de balance.

Con un rostro lívido, por fin llegó a casa. Y se acercó en seguida una sirvienta, -¿Qué le pasó?-

-Está borracha,- explicó, -Llévela a la habitación.-

-Vale.- Dos sirvientas se le acercaron para llevarla a la habitación.

-¡No te vayas!- de repente gritó Naomí con las manos sacudiendo.

Apenas se marchó Diego, escuchó sus gritos, -¡Me debes un beso!-

Escuchándolo, las dos sirvientas se quedaron totalmente sorprendidas, inmóvil, mirando el uno al otro.

-Venga.- Le lanzó una mirada bien encantadora.

Se detuvieron las sirvientas allí, y decidieron no moverse hasta que su amo Diego les ordenara.

-¡Dense prisa! Que la lleven a la habitación.- Por fin ordenó, fríamente.

En seguida las dos sirvientas la levantaron y dijeron, -Sí, señor. Ahora mismo la llevamos a la habitación.-

-¡Duérmete! Si sigues así, descansa en el suelo esta noche.- La amenazó.

Si no hubiera sido por el alcohol, Naomí nunca le habría dicho esta locura, -Entonces duermo contigo en tu habitación.-

“¿Qué tiene ella?” pensó Diego, “Además de haberme besado tres veces, me lanzó ahora estas tonterías.”

Luego pensó que no serviría nada discutir con una borracha, porque más la provocaba, más locura haría. Le dijo, -Hazme caso. Si descansas ahora, te daré un regalo.-

-¿Un regalo?- murmuró y preguntó, -¿Qué regalo?-

-Cuando te despiertes, te lo daré.-

Escuchándolo, se echó en la cama en seguida, y repitió, -Mañana no te olvides del regalo.-

-De acuerdo.-

Por fin funcionó lo del regalo, con lo cual ella se quedó dormida en seguida.

No salió hasta que confirmó que no volvería a despertarse.

Siendo el encargado que presidió el evento, Diego tendría que estar allí todo el tiempo.

Luego volvió a aparecer en el evento.

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