Era la primera vez que Simón llegó a un lugar que pertenecía a Xenia.
Según el resultado de investigación de Rafael, este piso estaba bajo del nombre de Xenia, era la propiedad privada suya.
Aunque la capacidad de hacer trabajo de ella hizo a Simón mirar con nuevos ojos en aquel año, incluso había adivinado que poca gente podía igualarse a ella si ella se dedicaba mucho al trabajo.
Le faltaba de confianza antes, pero después de obtener la confianza, a lo mejor ella fuera la persona más brillante.
Por eso, Simón no estaba sorprendido por su éxito de hoy. Parecía que todo fuera como su conjetura.
Él quitó los zapatos en pasillo, vio que no le hizo caso Xenia y él caminó hacia dentro directamente. Apretó los labios y se inclinó a abrir el zapatero para poner sus zapatos dentro.
Echó un vistazo, vio los zapatitos de niño puestos en orden en la capa superior, Simón quedó atónito por un rato.
¿Esto era su niño? Ese... que le llamó Mamá en el móvil.
No sabía era un niño o una niña, ahora después de ver los zapatitos, Simón podía asegurar su sexo.
Parecía que era un niño.
Los párpados de Simón estaban abajo, no esperaba que ella era tan tonta, dio a luz el niño para su cabrón ex-marido por fin.
De repente vio con una ojeada un par de babuchas de tamaño grande para hombres en la capa baja, la cara de Simón se puso oscura, el fundo de los ojos cambiaron en frío instantáneamente.
Estaba callado por un rato, cerró la puerta de zapatero con la mano al revés y entró sin babuchas.
Justo en ese momento, Naomí bajó desde arriba mientras secaba sus pelos.
Ella se duchó cuando salió Xenia, ahora estaba vestida de la pijama de dibujo animado, con los pelos húmedos y desordenados diciendo, -¿Xenia, no es que acabas de entrar? ¿Por qué oí el sonido...? -
Paró las palabras siguientes instantáneamente, Naomí miró atónita a la persona que estaba detrás de Xenia.
La figura alta llevaba un aura presionado, el fundo de sus ojos estaba lleno de frío, cubrió los alrededores de repente.
-¿Me... me... me estoy equivocado, Xenia?-Naomí miró a el Simón guapo que estaba detrás de ella y preguntó balbuceando.
Si no se equivocó, cómo que Xenia llevó a un hombre a casa después de volver del supermercado.
Además este hombre no era cualquier, era Simón, de quien ella se escondía siempre.
Xenia cerró los labios rojos levemente, dijo en voz baja, -No te equivocas. Seca tus pelos primero, no cojas frío. -
Fue recordada por ella, Naomí se dio cuenta de que ella estaba vestida de pijama, se inclinó con subconsciencia y dijo, -Pues subo arriba, os dejo hablar. -
Dicho eso, Naomí se volvió y subió arriba de prisa.
Xenia miraba su figura de espalda precipitada, volvió la cara por un lado diciendo, -¿Qué quieres para beber? -
Una contesta fría vino detrás de ella.
-Me da igual. -
El tono que llevaba mucho frío hizo a Xenia fruncir las cejas. ¿Qué le pasó? El fundo de sus ojos todavía estaban socarrones cuando le dejaba entrar, ¿y había cambiado la cara una vez que entró?
¿O mejor dicho que había vuelto al principio?
Daba igual, no le importaba, sea como sea él tenía la cara fría desde el principio.
Al pensar así, Xenia dijo, -Siéntate como quieras.-y se volvió yendo a la cocina.
Ella abrió la nevera de la cocina, mirando las comidas que fueron puestas por medio. No aguantaba dar una respiración cuando pensó en que estas comidas fueron arregladas por él en la oscuridad y fueron llevadas por él.
Todavía estaba bien cuando ella abrió la puerta y le dejó entrar. Resultó que después de abrir el zapatero, el aura posterior quedó frío de repente. Aquel entonces Xenia todavía estaba desconcertada de lo que pasado, pensaba que cómo era posible que cambiara la cara tan rápido para una persona, quién sabía que...
¿Estaba celoso él por ver ese par de babuchas de hombres?
Se sentía gracioso, y también le parecía que esta persona frente de ella era un poco tonto.
¿No era siempre muy listo? Era muy racional cuando trataba los asuntos y los zorros en los negocios, ¿pero por qué parecía como una persona que fuera muy impulsiva y no tuviera ninguna experiencia cuando estaba antes de ella?
Al pensar así, Xenia dijo sin pensar, -¿Cómo que son llevadas por otros? Esas son las que lleva mi hermano cuando viene. -
Acababa de decir eso, los dos quedaron atónitos al mismo tiempo.
La razón que Xenia quedó atónita era que no esperaba que se explicó por sí misma.
Y la razón que Simón quedó atónito era que él se olvidó que ella tenía un hermano molesto por su propia rabia.
Era cierto, esta era su casa, Diego debía venir aquí, era muy normal que preparaba un par de babuchas de hombres.
Después de pensar así, la melancolía en su corazón se relajaba mucho, pero por su honra, todavía dijo fríamente, -Aunque eran para tu hermano, tampoco me vale. Ya sabes que tengo misofobia. -
Xenia no tenía buen humor, le echó un vistazo y se rio fríamente, -Resulta que presidente Simón tiene misofobia, pues mi casa está llena de polvos, ¿si usted quiera marcharse o no?-
Simón la estaba mirando fijamente, -Sólo tengo misofobia con otros. No la tengo contigo, ya sabes. -
Su mirada se fijó en sus labios, sin ninguna razón, Xenia recordó el beso en la oscuridad de un momento antes.
Su cara se puso en calor sin ninguna razón.
Era cierto, había dicho que tenía misofobia, ¿pero cómo no le parecía sucio cuando la besaba? Además la besaba fuertemente todo el tiempo...
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