Al escuchar a los dos hablar, Xenia se sintió un poco extraña de por qué podían hablar aunque no se conocieran.
-¿Quién eres?- La tía vecina se quedó mirando a Óliver con curiosidad porque Óliver era guapo y no dejaba de mirar a Xenia.Justo en ese momento, la curiosidad de la tía explotó. Como la actitud de Xenia hacia Simón era diferente a la de la media de las personas, la tía sospechaba que Xenia, una mujer, podía estar en una relación con dos hombres al mismo tiempo, o estaba indecisa entre los dos hombres, sin saber a cuál elegir.
Pero entonces la tía pensó que, por la conversación que acababan de tener, Xenia no era el tipo de mujer frívola. Así que la tía descartó la idea y miró de un lado a otro a Óliver y Xenia.
-¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó Xenia a Óliver, aprovechando la ausencia actual de Simón.
Óliver le dedicó una pequeña sonrisa, -Nos encontramos por casualidad.-
-¿Así?- Era evidente que Xenia no le creía. Las dos veces que se habían visto antes, incluyendo las cosas que Óliver había hecho en la oficina. Al encontrarse hoy con Óliver aquí, Xenia sólo tuvo una sensación: que Óliver la estaba esperando aquí a propósito.
Que Xenia hubiera dejado claro a Óliver antes, no significaba que Xenia pudiera aguantar sus provocaciones una y otra vez.
Como a su lado había personas sin parentesco, Xenia habló en un tono muy educado, pero la tía era una persona muy inteligente y vio fácilmente que había una relación inusual entre las dos.
La tía se rió pero no se fue.
Xenia se lamentaba en su mente de que esta vecina era demasiado dulce, y que si la tía se marchaba en ese momento, dejaba a Óliver y a Xenia solos. Para cuando Simón volviera y viera que sólo estaban Óliver y Xenia, estaría especialmente enfadado.
Xenia lanzó una mirada de agradecimiento a su tía y susurró.
-Tía, ¿necesitas comprar algo más?-
-No, tengo casi todo lo que necesito, aún me faltan algunos pañuelos, podemos volver cuando terminemos.-
Xenia asintió, -Bien, te acompañaré entonces.-
Después, Xenia miró a Óliver, -Señor Óliver, tengo que acompañar a mi vecina a hacer unas compras, así que discúlpeme por ahora.- Después de decir eso, Xenia sonrió ligeramente y tomó el brazo de la tía vecina, y ambas empujaron juntas el carrito de la compra y se fueron.
Después de caminar unos pasos, la tía vecina miró hacia atrás y luego le habló a Xenia, -¡Nos ha estado siguiendo!-
Ante eso, Xenia frunció el ceño, ¿por qué Óliver seguía siguiéndola cuando ella se lo había explicado claramente antes?
-¿Le gustas?- La tía vecina le preguntó de repente al oído, sobresaltando a Xenia. Xenia negó con la cabeza, -De ninguna manera.-
Aunque Óliver le hizo saber sus sentimientos a Xenia en aquel entonces. Pero eso fue hace cinco años, y Xenia aún era la esposa de Simón en ese momento. La decisión de Óliver de confesarse con Xenia a pesar de esa situación siempre le hizo pensar a Xenia que tenía otras intenciones, de lo contrario, ¿cómo podría él, un hombre tan gentil, confesarse con su cuñada?
Pero cuando ocurrió el accidente de coche, Óliver protegió a Xenia, y este incidente hizo que Xenia pensara que a Óliver sí le gustaba.
Pero eso fue hace cinco años.
Aunque a Óliver le gustaba mucho Xenia hacía cinco años, probablemente ya había olvidado ese sentimiento. Así que Xenia nunca pensó así.
-¿Por qué no, has visto cómo te ha mirado?-
Xenia negó con la cabeza, -No.-
-Eres realmente insensible. Ese hombre te miraba con amor en los ojos, de forma similar a como te mira tu marido, ¿y no te diste cuenta?-
Los ojos de Simón.
Xenia estaba un poco confundida y no pudo evitar preguntar, -Acaba de decir mi marido, ¿qué clase de mirada me estaba echando?- Xenia no se sentía del todo cómoda diciendo que Simón era su marido, así que se detuvo un momento al decir la palabra y la arrastró.
Pensando en los dos últimos días de su vida, Xenia se desveló; no debía seguir así. Entonces se detuvo y le dijo a su tía vecina, -Tía, espérame un momento, voy a hablar con él.-
La tía se lo pensó un momento y asintió, -Sí, pero tienes que ser rápida, creo que tu marido volverá pronto.-
-De acuerdo, lo sé.-
Con esto, Xenia se dirigió hacia Óliver.
-¿Qué pasa?- Óliver la vio acercarse y le dirigió una mirada interrogativa, -¿No tienes a alguien más que te haga compañía?-
Xenia simplemente no sabía qué responder.
Al ver que Xenia se quedaba quieta y no decía nada, Óliver se subió las gafas y volvió a sonreír, -¿Qué pasa, crees que te estoy acosando?-
¿No era así?
Xenia tuvo la tentación de devolverle la pregunta. Pero Xenia se contuvo, se limitó a mirar a Óliver y no dijo nada.
Óliver añadió, -Por favor, no te preocupes, ya que no te sientes cómodo hablando conmigo, no seguiré molestándote. Es que resulta que voy a salir al frente a hacer unas compras e ir en una dirección contigo.-
Óliver era muy amable, lo que hizo que Xenia sintiera que sería una grosería por su parte seguir interrogándole.
Pensando en ello, Xenia se le preguntó directamente, -¿Qué vas a comprar?-
-¿Intentas huir de mí?-
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