Tras recuperar el teléfono, lo examinó atentamente.
-¿Qué estás preocupado? Solo puse mi contacto en tu celular, escucha.- Luego sonó su teléfono y en la pantalla apareció un número desconocido.
-No tienes por qué estar tan preocupado por mi contacto.- Le contestó Zoe Espinar.
Pero en poco tiempo Simón puso su contacto en la lista negra, y ella se quedó enojada, -¿Por qué me tratas así? Un contacto no te molestará…-
Se le acercó, pero Simón se volvió y le gritó fríamente, -Lárgate.-
Avergonzada, se detuvo allí con una sonrisa forzosa, -No me trates así. Entrar en tu cuarto me ha costado mucho.-
-Dame la tarjeta de entrada.-
-No, a menos que me saques de la lista negra.-
Escuchando su amenaza, de sus ojos oscuros brotaron furia y odio, sonrió fríamente, -Parece que la familia Espinar no quiere seguir la colaboración.-
-Esto no tiene nada que ver con mi hermano, es asunto entre tú y yo. La colaboración sigue como igual.-
Apenas terminó su discurso, Simón la envolvió con una manta y la empujó directo para afuera.
Con sus actos violentos, chocó con la pared y le dolía gritando.
Viéndola salir, sus dos sirvientas se le acercaron para sacarla de la manta, -Señorita Zoe, ¿está bien?-
Cuando se liberó de la manta, Simón ya cerró la puerta por dentro.
-Señorita Zoe, ¿está bien?- le preguntó una de las sirvientas y le indicó el codo, -Aquí tiene una herida.-
Hasta entonces se dio cuenta de lo hinchado que era su codo.
Acarició la herida para aliviar el dolor, con un rostro lívido diciendo, -¡Qué bárbaro!-
-Él es muy duro, le parece si…- una de las sirvientas quería plantear algo.
Apenas terminó su discurso, la interrumpió Zoe descontenta, -¿Qué quieres? No vuelvas a plantarme la infame idea, además, no se lo digas a mi hermano lo que ocurrió en su habitación ni tampoco lo de la tarjeta de entrada. Si se entera, me mataría.-
-Como quiera, señorita. Ahora ¿qué hacemos?-
-Ya tenemos su número de contacto,- arregló su estado, y dijo -Vámonos ahora, luego nos volveremos a ver.-
“Una llamada y una mujer ya te dejaron tan inquieta,” pensó Xenia, “Ten cuidado, esto significa que empiezas a tenerlo en tu corazón.”
Pensando su comportamiento anormal, se sintió fatal desordenando el cabello, procurando volverse tranquila.
Toda la mañana, estaba distraída.
“No debería seguir pensando en él, si no me faltan pretendientes.” pensó Xenia, “Si no le importo ya, ¿para qué tengo que estar soltera?”
Bajó al primer piso para llevar a Bernabé al colegio.
Pero lo vio con miradas fijadas en el sofá.
-Mamá, ¿por qué duerme aquí Naomí?-
Sorprendida, se acercó al sofá y la vio dormida en ella, con la ropa de ayer.
-Naomí, despiértate.- La empujó, pero ella se volvió, murmurando, -Tengo mucho sueño, déjame descansar.-
Luego se cayó al suelo, con tanto dolor se despertó, y encontró que le clavaron Xenia y Bernabé los ojos con mucha curiosidad.
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