A medianoche
Rafael condujo su coche al aeropuerto para recibir a ellos.
Tenía el pelo un poco desordenado y ojeras bastante profundos. Se veía cansado y desanimado.
No había dormido durante muchos días seguidos.
Desde que Simón había comenzado su viaje para perseguir a su esposa, casi todo el trabajo le había caído en los hombros suyos. ¡Pobre secretario!
Aunque era verdad que su sueldo se había multiplicado por varias veces, Rafael también sentía que había envejecido varios años recientemente.
Si esto continuara, estaba seguro de que se moriría joven.
Esperaba que Simón estuviera con Xenia cuanto antes. De este modo, podría tener menos problemas.
Justo cuando estaba pensando, Rafael vio a dos figuras familiares en la salida.
Era Simón y Xenia.
Los ojos de Rafael se iluminaron mientras se apresuraba a abrir la puerta y se bajaba del coche para darles la bienvenida.
-Simón-
Al ver a Xenia en los brazos de Simón, aturdida por el sueño, Rafael tuvo al instante la ilusión de que estos dos se habían reconciliado.
Después de entrar en el coche, Xenia se quedó adormilada en los brazos de Simón, de repente puso su carné de identidad en el pecho de éste, diciendo, -Mándame al hotel. Ya es muy tarde, y para no molestar a ellos es mejor que no volvamos a mi casa-
Simón levantó inconscientemente la mano, tomó su identificación y la sujetó en su mano. Mirando su identidad, sus finos labios ligeramente se elevaron.
-¿No quieres molestarlos? Entonces te llevaré a otro lugar, ¿vale?-
Xenia, aturdida por el sueño, asintió, -Vale-
Rafael espiaba lo que estaban haciendo a través del retrovisor. Luego de captar esta escena, parpadeó y susurró a Simón para confirmar su suposición.
-Simón, ¿ustedes ya están en paz?-
-Vamos a la comunidad de Xenia-
Rafael tuvo que asentir, y arrancó el coche. En el camino, no podía evitar echar un vistazo a las dos personas que estaban detrás de él, y descubrió que Simón cuidaba bien de Xenia, y que Xenia no se resistía, y seguía durmiendo contra él obedientemente.
Tal vez ... de verdad se habían reconciliado.
-Concéntrate-
Una voz ronca y fría llegó con fuerza, y Rafael recobró el sentido y miró seriamente el camino que tenía delante.
Simón guardó el carné.
No había mucho tráfico en la noche, así que Rafael pudo conducir muy rápido. Cuando llegó a su destino, Rafael abrió la puerta para Simón, y luego Simón salió del coche con Xenia en sus brazos.
Era obvio que habían llegado a la comunidad donde vivía Xenia.
Rafael tosió ligeramente y preguntó en voz baja, -Simón, ¿no dijo antes Xenia que no volviéramos a su comunidad? ¿Por qué ...?-
-¿Qué problema hay?- Simón levantó las cejas y le lanzó una mirada, diciendo, -¿Acaso no tengo lugar donde puedo alojarme en este barrio?-
Rafael instantáneamente se calló. Cierto, Simón había comprado una casa frente a la de Xenia. Entonces,¿cómo es posible que no tuviera un lugar para vivir? Probablemente Simón llevaría a Xenia allí esta noche.
De todos modos, los dos ya se habían reconciliado, así que Rafael no tenía motivos para decir nada más, solo asintió y les adelantó para presionar el botón del ascensor por ellos.
Hasta que Simón la colocó bien, Rafael se dio la vuelta y salió de la couminidad.
Antes de entrar en el ascensor, Rafael no pudo evitar echar un vistazo a la casa de enfrente. Pensando en que esa chica también vivía allí dentro, sacudió la cabeza y luego se fue.
***
-Naomí, ayer dijiste que mamá tomaría un vuelo a las cinco de la tarde, pero he estado esperándola toda la noche. ¿Por qué todavía no he visto a nadie?-
-Está aquí conmigo, no te preocupes-
-De acuerdo, si está bien todo, entonces colgaré primero ...-
Naomí colgó el teléfono con cautela y se cubrió el pecho.
¡Por Dios! Estaba muerta de miedo, porque no había inmaginado que Simón respondiera al teléfono.
Hasta aquel entonces, Naomí todavía le tenía mucho miedo.
Cuando pensó que en el futuro, Xenia estaba con él y podría verlo muy frecuentemente, Naomí se sintió un poco desesperada.
Ese diablo del infierno con expresión indiferente... Qué miedo le daba.
-Naomí, ¿dónde está mi mamá?-
La voz de Bernabé vino de detrás de ella.
Naomí giró la cabeza y vio que Bernabé había llegado detrás de ella en algún momento, se quedó helada por un momento y luego le preguntó, -¿Cuándo has venido? ¿Me has oído hablar por teléfono?-
Bernabé parpadeó por un rato, y luego respondí, -Acabo de llegar. ¿mamá te has contestado el teléfono?-
-Tu mamá está bien, no te preocupes- Naomí se acercó y le frotó la cabeza, -Tu mamá está ocupada buscando un padrastro para ti. No te preocupes por ella. Date prisa y ve a arreglate y desayunar, te llevaré a la escuela-
-Vale- Bernebé asintió pero agregó, -¿Qué quiere decir padrastro?-
-¿No sabes su significado? Pensaba que solías saber mucho-
-Mamá dijo que estaba buscando mi papá, sino un padrastro-
¿Papá? A Naomí se le ocurrió dos caras iguales, luego se encogió de hombros, diciendo, -Más o menos, las dos palabras son iguales... Ambos puede ser tu papá. Anda, date prisa a prepararte. Luego, te recogiré por la tarde temprana. Después de todo, me llevas a la empresa de tu tío, y dile que me has pedido que te llevara a acudirlo porque le has echado de menos. ¿Me entiendes? -
-Pero ... no echo de menos a mi tío, ni un poquito -Bernabé respondió.
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