Esposa falsa de Simón romance Capítulo 656

Esta inesperada pregunta congeló a todos los participantes en la reunión.

Incluso Rafael, que estaba a su lado, dirigió a Simón una mirada ligeramente alarmada y advirtió en un susurro, -Señor Simón…-

Uno de los hombres mayores de la sala miró a Simón, -Señor Simón, ¿qué acaba de decir? Por favor, dilo otra vez, no te he oído claramente hace un momento.-

La mente de Simón no pensaba en otra cosa que en comprar un regalo para su hijo, así que, naturalmente, repitió lo que acababa de decir.

-¿Qué juguetes les gustan a los niños?-

La mayoría de los participantes en la reunión eran de mediana edad y tenían hijos propios. Algunos de los un poco más mayores incluso ya tenían nietos, sólo que aún no tenían edad para jubilarse.

Definitivamente, sabían lo que les gustaba a los niños pequeños.

Estas personas de mediana edad y las que estaban a su alrededor se miraron con incredulidad en los ojos.

¿El señor Simón estaba preguntando a los niños qué les gustaba en medio de una reunión?

¿Por qué iba a hacer Simón una pregunta así, que no tenía nada que ver con su trabajo?

Aunque estaban desconcertados, los asistentes a la reunión habían pasado por muchas cosas, y ya habían experimentado cosas aún más extrañas.

Varias personas se miraron entre sí y recuperaron rápidamente la compostura.

Uno de ellos preguntó, -Sr. Simón, ¿está comprando un regalo para un niño pequeño?-

-Sí.- Simón asintió con la cabeza, de manera seria y sincera.

-Señor Simón, a los niños generalmente les gustan los peluches, podría comprar algunos de ese tipo.-

-¿Peluches?- Confundido, Simón entrecerró los ojos y preguntó, -¿Puedes darme un ejemplo?-

-Como los peluches o las muñecas, o puedes comprar bloques de Lego, hoy en día hay muchos modelos de Lego y pueden ser de bricolaje, mi mujer siempre se los compra a mi hija.-

Hija.

De repente, Simón deseó tener también una hija, desgraciadamente Xenia y su primer bebé fue un hijo.

-Un momento, ni siquiera le hemos preguntado al señor Simón qué es lo que quiere exactamente, ¿por qué empiezan la presentación?-

Al ver el interés de Simón, todos se apresuraron a intentar responder, por lo que la sala se animó como un supermercado.

-Señor Simón, ¿puedo preguntarle si quiere comprar un regalo para un niño o una niña? A los niños y a las niñas les gustan juguetes muy diferentes y deberíamos averiguar primero qué es lo que quieres.-

-De acuerdo.- Simón asintió con aprobación, -Es un niño.-

-Puedes conseguir algunas figuras de juegos para niños como regalo.-

¿Modelos de juego?

Simón no era ajeno a la palabra, pero ¿los niños también jugaban con esas cosas?

-Me refiero al tipo de juguetes modelo que están diseñados especialmente para niños pequeños, los niños son más traviesos y les gustan cosas diferentes a las niñas, también puedes comprarle consolas de juegos y aviones a control remoto.-

- Señor Simón, señor Simón, nuestros hijos siempre compran… -

El grupo siguió hablando de las cosas que les gustaban a sus hijos y Simón escuchó un momento y frunció el ceño.

Después de un momento, gritó.

-¡Rafael!-

-¿Sí?-

Rafael, cuyo nombre fue llamado, respondió casi por reflejo.

Rápidamente, se levantó y se acercó a Simón.

- ¿Señor Simón? ¿Qué puedo hacer por usted?-

Simón le lanzó una mirada y le ordenó, -Apunta todo lo que te digan.-

-Asistente Rafael, lo que acabo de decir…-

-¿Tiene un hijo ilegítimo?-

Nada salió de la discusión del grupo y cuando vieron pasar a Rafael, se precipitaron tras él, -Rafael, ¿qué le ha pasado al señor Simón estos últimos días? Ha estado mucho tiempo fuera de la oficina estos días y sin sus decisiones no podemos seguir con nuestras reuniones a medias.-

-Sí, el Grupo Freixa ha perdido al señor Simón, ¿qué debemos hacer ahora?-

Al oír esto, Rafael se detuvo y los miró con una expresión de impotencia.

-Como has dicho, el Grupo Freixa es un negocio muy grande, ¿cómo no le va a importar al señor Simón? Y que yo sepa, no ha habido problemas con las operaciones del Grupo Freixa recientemente.-

La multitud asintió inconscientemente.

-No hay ningún problema.-

-Asistente Rafael, no es que pongamos en duda la capacidad del Sr. Simón, sólo queremos preguntar, ¿el Sr. Simón va a tener un hijo?-

Rafael suspiró y miró al hombre que había hecho la pregunta, sin querer responder realmente. -Si tanto quieres saber, ¿por qué no se lo preguntas tú mismo?-

El hombre se frotó la cabeza avergonzado, porque no se atrevió a preguntarle al Sr. Simón en absoluto. Era una pregunta que, de hacerse, haría que le despidieran.

-Ya que no os atrevéis a pedirlo vosotros, tampoco me pidáis que lo haga por vosotros. Lo que tú temes, yo también lo temo.- dijo Rafael y entró en el ascensor sin mirar atrás.

Tras la marcha de Rafael, los asistentes a la reunión no habían reaccionado.

Rafael estaba solo en el ascensor, miró las paredes del mismo y murmuró, -¿Por qué me preguntan a mí? No sé mucho, y aunque supiera la verdad, ¿cómo podría decírtelo? No puedo creer que un grupo de ancianos sea tan curioso.-

Rafael compró todos los regalos que Simón le había pedido, tal y como le habían indicado. Y, después de hacerlo, se dio cuenta de que en el maletero del coche que conducía no cabían todos.

Así que tuvo que pedir al servicio de reparto de la tienda que se lo llevara todo a casa de Simón.

Obviamente, Simón se dio por aludido cuando vio el cargamento de cosas.

-¿Eso es todo?- Preguntó.

Rafael asintió y contestó, -Está todo aquí, señor Simón, ¿qué cree que se debe hacer con estos regalos?-

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón