Óliver, sin embargo, agarró la mano de Xenia y, a pesar de su expresión de dolor, se aferró y dijo, -No, no voy al hospital.-
-¿Estás en este estado y no vas a ir al hospital?- Xenia no podía ver lo que le pasaba a Óliver, pero por el sudor frío que le brotaba en la frente y la palidez de su rostro pudo comprobar que le dolía.
En cambio, Óliver la miró y esbozó una débil sonrisa.
-Cuando me lleven en la ambulancia, no te preocuparás por mí tanto como ahora, así que prefiero morir aquí con dolor que ir al hospital.-
Xenia dijo, -¿Estás loco? Ya tienes demasiado dolor para ponerte de pie.-
-No estoy loco.- Óliver agarró con fuerza la mano de Xenia, la emoción que recorría sus ojos era más dolorosa que su expresión, -Sólo quiero una oportunidad para mí, ¿por qué no compartes tu atención conmigo? Si quieres pensar que estoy loco, entonces considérame loco.-
Ver a Óliver en ese estado hizo que Xenia se sintiera culpable. Después de todo, Óliver había recibido una paliza de Simón por su culpa. Aunque Xenia consideró que Simón había sido un poco impulsivo en ese momento, pero…
De todos modos, los pensamientos de Xenia estaban ahora revueltos.
Intentó retirar la mano, pero Óliver la agarró con firmeza. Al ver el estado de debilidad de Óliver, Xenia no podía ser tan despiadada como para apartarlo con fuerza, eso la haría sentir como una mala mujer, así que tuvo que consolarlo.
-No digas nada ahora, la ambulancia llegará pronto.-
Xenia miró a su alrededor, luego sacó su teléfono y abrió Google Maps para localizarlos y dijo, -Recuerdo un hospital no muy lejos de aquí, la ambulancia debería llegar en unos ocho minutos.-
Miró a Óliver mientras decía, -¿Dónde te sientes incómodo ahora mismo? Descríbemelo primero y se lo transmitiré al médico después.-
Pero Óliver se limitó a mirarla y no dijo nada. Parecía completamente despreocupado por el dolor que sentía en ese momento, aunque ya se sonrojaba por el dolor.
¿Por qué Óliver era tan testarudo? Xenia acaba de sentir un dolor de cabeza, -Óliver, si no te sientes bien, tienes que ir al hospital. Si te desmayas después, no soy responsable de recogerte.-
Óliver parecía un poco agitado, miró a Xenia y de repente sonrió, -¿Quieres ir al hospital conmigo?-
Xenia dijo, -Bernabé saldrá pronto del colegio y tengo que llevarlo a casa, tú…-
Óliver puso una mirada desesperada y cerró los ojos, sonriendo amargamente.
-Seguro que la gente como yo no se enteraría si muriera en el hospital.-
Al escuchar a Óliver decir algo así, Xenia no pudo evitar apretar los dientes, -La ambulancia te llevará al hospital primero, Bernabé debe salir pronto del colegio, te veré en el hospital en cuanto lo lleve a casa, o llamaré ahora al personal de tu empresa y les pediré que… -
-De acuerdo, te esperaré en el hospital entonces.-
Al ver que Óliver había prometido ir al hospital, Xenia no terminó la frase y tuvo que esperar nerviosa a la ambulancia, que no había llegado cuando Bernabé salió por la puerta del colegio. Pero había visto a su madre, así que Bernabé corrió rápidamente hacia Xenia.
-Mamá.-
-Bernabé-, le saludó Xenia, y Bernabé se acercó a ella y la abrazó, luego miró al frágil Óliver sentado contra la pared.
-¿Qué le pasa al tío Óliver?-
-El tío Óliver no se encuentra bien y estoy esperando una ambulancia, ¿puedes esperar conmigo?-
Bernabé asintió muy comprensivo, -Claro, esperaré con mamá.-
-Bien, gracias Bernabé.-
Xenia se alegró de que Bernabé fuera tan obediente y comprensivo.
Óliver estaba apoyado en la pared, sentado expresivamente, pero se notaba que estaba cansado. Oyó la voz de Bernabé y abrió lentamente los ojos. Óliver se encontró con los ojos inocentes y tranquilos de Bernabé y consiguió arrancarles una sonrisa.
-Bernabé, estás aquí…-
Aunque Bernabé no odiaba a Óliver, tampoco quería que éste arruinara el vínculo entre su padre y su madre.
Óliver abrió los ojos y miró al niño que tenía enfrente, Bernabé también le miraba, un niño de cinco años con ojos claros y sin adulterar.
Pero, de alguna manera, esta pureza de mirada asustó a Óliver por dentro.
Óliver sintió como si Bernabé le hubiera leído la mente.
¿Podría ser una ilusión?
Antes de que Óliver pudiera dar una respuesta, oyó el sonido de una ambulancia que se acercaba a lo lejos.
-La ambulancia está aquí.-
Pronto la ambulancia se detuvo a un lado de la carretera y Óliver fue llevado al coche por los camilleros. Óliver miró a Xenia hasta que entró en el coche y sus labios se movieron.
-No olvides lo que me prometiste, Xenia.-
-¿No va a estar tu familia junta?- La enfermera miró a Xenia y a Bernabé antes de cerrar la puerta de la ambulancia, con algo extraño en sus ojos.
Xenia estaba a punto de responder cuando Bernabé, a su lado, habló primero.
-Hermana enfermera, nosotros no somos la familia de este tío, fue mi madre la que se dio cuenta de que no se encontraba bien y llamó a la ambulancia por él.-
-¿Sí?- La enfermera se avergonzó un poco al instante, -Así que gracias entonces.-
-De nada, ya nos vamos.-
Xenia quiso decir más, pero Bernabé la arrastró. La enfermera miró la espalda de Bernabé y suspiró, -¿Son todos los niños tan guapos hoy en día?-
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