¡Era Simón!
Xenia estaba un poco sorprendida y miró su coche acercándose lentamente a ella. ¿Por qué vino aquí? ¿Y siguió detrás de ella?
¿Acaso la había seguido por todo el tiempo?
Xenia no dio un paso adelante hasta que se detuvo frente a ella. Vio a Simón que estaba sentado en el asiento del conductor, -¿Por qué estás aquí?
Simón la miró durante un rato. Luego salió del coche y le abrió la puerta.
-Súbete primero.
Después de sentarse, Simón se abrochó el cinturón de seguridad. Xenia miró su hermoso rostro de cerca, frunció los labios por un momento y luego le dijo, -No logré obtener el cuaderno de residencia.
Al escucharlo, los movimientos de Simón aún daban prisa que no parecían verse afectados, como si lo hubiese previsto desde hacía mucho tiempo, por lo tanto, no se sorprendió en absoluto.
Después de un tiempo, Simón retiró su mano y condujo.
Al ver que había estado callado, Xenia también adivinó un poco probablemente y luego se calmó.
-¿Lo has acertado?
Tenía la voz calma y el tono tranquilo.
-Sí -Simón asintió con la cabeza. El coche giró en una curva y cambió de dirección. Los dedos delgados descansaban sobre el volante.
-Ya que lo has adivinado, ¿aún me dejaste venir? -Xenia lo miró con furia, -Sabes que tus acciones en ese entonces provocan a mi hermano, ¿e incluso no planeas reconciliar la relación con él?
Simón frunció los labios, -Si no había venido, ¿cómo podría yo saludar primero? Incluso si quiera que nos reconciliemos, tienes que dar un saludo antes de que pueda continuar. -
-¿Continuar?
-No te preocupes.
Simón de repente dejó vacante una mano y cubrió la mano blanca de Xenia, con una voz rara y suave, -Esta vez, dejaré que te cases conmigo con gracia y gloria y que todos sepan que tú eres la señora Freixa. -
Cuando le dijo eso, giró la cabeza para mirarla. Sus ojos eran cariñosos y gentiles, y las pupilas de color tinta parecían tener fuerza magnética en ese momento, tratando de succionar sus almas y espíritus.
Xenia sintió que se le habían perdido medio latido de su corazón, y de repente reaccionó para separar su mano y le dijo, -¡Conduce bien el coche!
Después de hablar, sintió que algo andaba mal, así que añadió otra frase, -Es como si me diese prisa para casarme contigo. -
Después de que la mano fue separada, no se enojó. Sus delgados labios formaron un bonito arco y sonrió levemente, -Bueno, no es que te des prisa para casarte conmigo, sino que yo tengo prisa para casarme. ¿Está bien? ¿Señora Freixa?
A Xenia se le calentaron las orejas y le maldijo a Simón en voz baja. Luego volvió la cabeza y miró por la ventana del cohe, demasiado perezoso para hablar con él de nuevo.
Al llevar a Xenia de regreso a la Villa HoiKong, Simón aprovechó con una excusa de que tenía un trabajo y luego se fue del chalé. Se comunicó con Diego mientras conducía.
Después de que Diego vio los últimos números del móvil, resopló y respondió la llamada.
-Presidente Leguizamo.
Diego frunció los labios, mirando profundamente lo lejos, sin hablar.
-Soy Simón. ¿Tienes tiempo para salir a tomar algo?
No se supo que la otra parte fue al grano sin nada de cortesía.
Diego se burló fríamente en su corazón. Ese le dijo directamente para conseguir a su hermana.
-¿Dónde?
Al final, quedaron en verse en un bar en la calle Leopoldo Romeo.
La intención fue obvia con el lugar elegido.
Cuando Diego llegó, Simón ya había reservado el palco dorado VIP en la planta baja que estaba esperando a que se subiese.
Después de abrir la puerta, Diego lo vio a Simón sentado en el sofá con las piernas dobladas, perezoso. La luz era un poco tenue.
Entonces, incluso si se tratase de negociar, era dura su actitud en ese momento.
-También recuerdo que dije que, a ella, estaba destinado a ganarla.
-Ella es una adulta y tiene su propia vida. Además, tengo un hijo con ella. ¿Qué derecho tiene presidente Leguizamo para evitar que estemos juntos? ¿Cuánto sabes de las cosas de hace cinco años? ¿Cuánto conoces? ¿Me declara culple una persona ajena que no sabe nada?
Al escucharlo, Diego entrecerró los ojos y lo miró con las cejas fruncidas.
-¿No admites que la dañaste a Xenia en ese entonces?
Simón levantó la cabeza y se encontró con la mirada de Diego.
-Lo admito.
Diego se sorprendió por la palabra admitir que dijo Simón sin vacilación. Habría pensado que el hombre frente a él no lo admitiría, pero no esperaba que admitiese su culpa.
No obstante, ¿cuál era su actitud de lo que acababa de decir?
Diego entrecerró los ojos y lo miró con perplejidad.
-Pero eso fue la cosa entre ella y yo. Nuestra relación era intrínsecamente complicada. También fue debido a que causaron problemas en aquel momento que hubo un malentendido entre nosotros.
Al escucharlo, Diego se burló con frialdad, - Causaron problemas. Si hubiese confiado en ella suficientemente, no la habrías dañado.
-De acuerdo. -Simón frunció sus labios finos, -Esto es cierto. Si hubiese tenido suficiente confianza en ella, no habría sospechado que tuviese una relación impropria con mi hermano mayor, y ella no se habría ido sola ocultándose para investigar mis asuntos.
Cuando Diego escuchó eso, se le encogieron las pupilas.
Hablando de eso, era cierto que los dos no confiaban el uno en el otro y estaban celosos entre sí.
Entre amantes, a pesar de que se amaban mucho, si no había confianza, la relación colapsaría fácilmente.
En realidad, había demasiadas cosas para considerar la confianza.
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