Esposa falsa de Simón romance Capítulo 730

-¿No acabas de decir eso? -Diego enarcó una ceja y su mirada se clavó en el rostro de ella, como una hoja afilada.

Naomí retrocedió inconscientemente dos pasos.

-Soy yo quien lo ha dicho, pero, ¿no lo sospechabas tú mismo? Tú también debiste sentirte mal, por eso dejaste que yo llamara al joven. Sinceramente, con un cuerpo así, ¿quién la reconocería? Pero no creo que sea muy probable que Simón se vea así.

Ante estas palabras, Diego frunció sus finos labios y su mirada se volvió algo distante.

A él tampoco le pareció del todo bien, pero el otro hombre estaba envuelto en una gasa y era posible que estuviera equivocado en su propio pensamiento.

-No le cuentes nada a Xenia por ahora, vuelve y finge que no ha pasado nada y confirma su identidad después.

Naomí asintió con seriedad.

-Lo haré.

***

Xenia fue al baño y al salir se encontró con que Carmen no estaba en la sala. Desde el balcón llegaban conversaciones ocasionales y tras escuchar dos o tres frases pudo oír que Carmen hablaba de trabajo.

Era cierto que había estado muy ocupada estos últimos días.

Xenia eligió una silla al azar y se sentó, con la mirada perdida en la ventana.

Cuando Carmen volvió de su llamada telefónica, vio a Xeinia sentado en una silla. Ahora era invierno, pero Xenia sólo llevaba una fina prenda de vestir.

Carmen se quedó helada y se dio la vuelta a toda prisa, cogió una chaqueta y la colocó sobre el cuerpo de Xenia.

-Hace frío, ten cuidado de no resfriarte, cuídate.

Le tendió el abrigo a Xenia como una hermana mayor y ésta la miró.

Carmen sonrió levemente y alargó la mano para pellizcarle la cara, diciéndole suavemente, -Todavía eres muy joven, no lo pienses mucho, agua que no has de beber déjala correr.

-¿Agua que no has de beber déjala correr?-

Xenia recitó estas palabras, y su corazón se sintió un poco triste.

-Así es como me dije a mí misma durante los últimos cinco años que muchas cosas estarían bien si dejaba que las cosas fueran, pero no esperaba que después de cinco años, mi corazón aún no haya cambiado en absoluto, y muchas cosas se mantengan en su forma original y más inicial.

-¿No es eso algo bueno? Todo ha cambiado con los años. Es raro que tu relación con Simón siga siendo la misma que cuando empezó.

-Pero ahora ni siquiera sabemos dónde está este hombre.

-Esto podría ser una prueba de los dioses para ti -Carmen lo pensó y decidió que sería mejor hablar con Xenia de otra manera.

Efectivamente, la palabra prueba atrajo a Xenia y levantó la vista con una expresión ligeramente aturdida.

-¡¿Prueba?!

-Sí, es una prueba. De hecho, no sé mucho de vosotros, pero probablemente entienda algo. Te envidio, después de todo puedes estar con alguien que te gusta, aunque no dure tanto pero al menos lo has tenido, entonces ha valido la pena tu viaje a la tierra en esta vida.

Hablando de eso, Xenia pensó de nuevo, cuando a Carmen le gustaba su hermano.

Más tarde, ella vio a Carmen casarse. Y lo que pasó, Xenia no estaba realmente claro. Ahora, por su cara y su aspecto, parecía que seguía enamorada de su hermano...

-Son sólo algunas cositas, no tiene nada de malo.

-Si fuera un asunto menor, no habría necesidad de llamar a ti personalmente. Es agotador acompañar a mi hermano de un lado a otro todo el día, ¿no?

-Este es mi trabajo, y en cuanto a Diego, no creo que importe lo mucho que tenga que trabajar mientras pueda estar contigo.

-Carmen, después de volver esta vez, deberías persuadir a mi hermano para que no vuelva a venir. No quiero haceros correr y sufrir por mí por mis razones personales. Si tú y mi hermano estáis agotados, nada de lo que pueda hacer ayudará en ese momento.

-Bueno, me temo que no puedo convencer a Diego, así que si realmente no quieres que Diego venga, entonces es mejor ir a persuadirlo personalmente.

-Toc, toc.

Llamaron a la puerta de la sala y ambas giraron la cabeza al unísono, justo a tiempo para ver cómo Naomí empujaba silenciosamente la puerta de la sala y luego asomaba la cabeza, con aspecto de ladrón.

Cuando Naomí entró, se encontró con los ojos de Xenia y al instante se encogió, como si hubiera hecho algo malo.

-¿Naomí? ¿Dónde has estado? -Carmen se levantó, -He intentado buscarte hace un momento y no he podido ver a nadie.

Naomí, que había sido nombrada, tuvo que entrar, sonrió un poco torpemente a los dos hombres y susurró, -No he ido a ninguna parte, sólo estaba aburrida y salí a dar un paseo casual.

Desde luego no diría nada de salir con Diego y luego encontrar a Simón por allí.

Además, ¡ni siquiera era seguro que el hombre fuera Simón!

Sin embargo, Xenia notó que había algo inusual en los movimientos de Naomí.

-¿Qué te pasa?

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