Esposa falsa de Simón romance Capítulo 762

-Mi amor, ¿te has comportado bien con los compañeros?

-¡Claro que sí! -dijo Bernabé.

-Muy bien, mi amor -sonrió Xenia.

Viendo lo dulce y lo blando que era su rostro, Xenia quería acariciarlo y abrazarlo fuerte.

“¡Qué pobre de mí!” pensó Xenia, triste, “Los dos hombres importantes en mi vida se encuentran ahora todos separados de mí.”

-¡Mamá te echo de menos!

Sonrió Xenia.

Luego Bernabé le suplicó con los ojos inocentes, -Mamá, ¿puedo estar a tu lado? Naomí dijo que has encontrado a papá, yo quisiera…

De momento, Xenia no quiso decirle que Simón había perdido la memoria para que no sufriera más.

Entonces le explicó, -Por ahora no, estoy ocupadísima, cuando termino todo, te visitaremos papá y yo, ¿de acuerdo?

Resopló Bernabé y le contestó enfadado, -Mamá, ¿por qué siempre sobrellevas todo? Yo quería ayudarte.

-Un niño como tú no eres capaz de ayudarme aún, además -detuvo Xenia con tristeza, -Hay cosas que no son tan fáciles como te imaginas.

Dándose cuenta de su bajo ánimo, Xenia le respondió con sonrisa, -Mi amor, si te comportas bien, papá y yo ya te visitamos, ¿vale?

-Vale.

-Si te comportas bien, te haré un regalo -dijo Xenia.

-Vale, mamá, prométemelo.

No terminó la charla Bernabé hasta que Naomí le arrebató el teléfono y lo empujó para la ducha.

-Xenia, ¿cómo ha marchado todo? -preguntó Naomí.

Con lo cansada que estaba hoy, Xenia no consiguió verle a Simón en persona. Si seguían así los siguientes días, no habría ningún avance.

-¿No me digas que no lo has visto todo el día? -Naomí le preguntó.

-Lo he visto una vez, pero… -detuvo Xenia porque le pareció que el encuentro era un poco decepcionado.

-Pero ¿qué? Dime de una vez -Naomí le apresuró.

-¿Por qué tienes tanta prisa? -echó a reír Xenia.

-¡Ay! -gritó Naomí desalentada, -Así soy yo, al mismísimo emperador no le daba ninguna prisa, pero a su cortesano, sí, y bastante.

Siguió sonriendo Xenia, pensando que así sería su mejor amiga, que le prestaba importancia y siempre estaba preocupada por lo suyo mucho más que ella misma.

-Señor Simón llegará a la empresa en menos de una hora. Limpia su oficina antes de que llegue. Recuerda que no deja ni un rastro de polvo. Si lo haces mal, se quedará enfadado.

-Vale -Xenia se fue directo a su oficina.

Ella era consciente de su extrema exigencia sobre la limpieza.

En cuanto llegó a su oficina, descubrió que estaba muy limpia, casi no quedaba nada sucio.

Así cuando Xenia volvió a la oficia en menos de veinte minutos, Giuliana la preguntó sorprendida, -¿Segura que has limpiado todo?

-Sí.

-¿Todo? -repitió Giuliana.

-Claro -asintió Xenia con firmeza-, Nada sucio.

Viendo sus ojos inocentes y sinceros, Giuliana no siguió interrogándola pensando que quizás ella trabajaba con eficiencia.

Cuando Simón llegó, le llamó a Giuliana gritando, -¿Quién hizo la limpia hoy?

Se quedó Giuliana aturdida y preguntó, -¿No lo hizo bien?

-Antes de que me ponga enfadado, que lo haga otra vez -ordenó Simón.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón