Esposa falsa de Simón romance Capítulo 776

A Xenia se le detuvieron los pasos y, después de quedarse atónita durante dos segundos, de repente bajó el traje que cubría su cabeza y se dio la vuelta.

El giro de cabeza hizo que se encontrase con los ojos fríos como el agua pero profundos de Simón.

Abrió los labios, que quiso decir algo ... pero primero se le agrió la nariz.

Simón frunció el ceño, -Entra.

Xenia se mordió el labio inferior, miró la puerta oscura detrás, apretó los dientes y le dijo, -La luz está rota y tenía oscuridad por dentro. No me atrevo a entrar sola.

De hecho, fue una mentira que forjó. Para ahorrar dinero, el propietario apagaba las luces después de quedarse dormido por lo general. No podían dar luz las farolas. Si Xenia no trabajaba horas extras, no saldría a medianoche.

Fue la primera vez que se encontró con esa situación.

Si la dejase caminar sola en realidad, podría encender completamente la iluminación del móvil.

Sin embargo, ella no lo quería.

Con una oportunidad tan buena justo frente a ella, tuvo que aprovecharla para dejar que Simón se quedase más tiempo con ella.

Luego, lo miró con atención.

La vista...

Una leve sonrisa apareció de repente en los ojos de él.

Aunque la vista de ella era cautelosa, también se veía muy clara y decisiva.

Pareció desear que la llevase.

Sin otro remedio, Simón no sabía cómo iba a tener tales emociones por la mujer, pero los movimientos ya habían comenzado rápidamente. Antes de que pudiese reaccionar, se le habían abierto la boca.

-Anda primero.

Al escucharlo, Xenia se llenó de alegría. Sabiendo que le apeteció acompañarla, dio un paso adelante contentamente. Simón cerró la puerta del coche y entró detrás de ella.

Xenia caminó muy lentamente a cada paso pequeño en el camino.

Le costó a ella un largo periodo de tiempo para un viaje corto.

Simón caminaba a su lado en el camino por delante oscuro.

En la oscuridad, la voz baja de Simón sonó de repente.

-¿A propósito?

¿Qué?

Xenia se sorprendió y le dijo reflexivamente, -No lo hizo a propósito. Es que el camino está demasiado oscuro y no puedo andar rápido.

Pronto, la burla de Simón vino del lado izquierdo.

-¿Lo pregunté sobre esto?

Xenia se encontró sin palabras.

Extendió la mano para cubrirse la boca.

Bueno. Ella había hecho una confesión sin coacción.

¡Dios! ¿Por qué estaba tan nerviosa frente a Simón?

Entonces Xenia no habló más y dio pasos un poco más rápidos. Pronto llegó al frente de su casa. Bajó la cabeza buscando la llave en su bolso para abrir la puerta.

Se oyó el sonido de la colisión de llaves en la noche oscura. Xenia abrió la puerta y luego se volvió para mirar a Simón, que estaba de pie a su lado.

-Gracias por acompañarme de vuelta. Tú ...

Ella vaciló, pero le preguntó por fin.

-¿Quieres ... entrar a mi casa y beber un vaso de agua antes de despedirte?

El pasillo estaba iluminado solamente por la luz de la luna. Después de decirlo, la persona de enfrente no le respondió, pero Xenia pudo sentir que su aura era diferente de la de antes.

Ella se encontraba muy feliz con alegría sorprendida.

Habría pensado que iba a luchar sola contra el extranjero, pero no esperaba que Simón viniese y la ayudase.

“¿Acaso ... a pesar de que Simón no me reconoció a mí misma, en su subconsciente, todavía me ayudaría?” ella meditó.

Xenia incluso sintió que no estaría lejos de la victoria.

Incluso reflexionó que incluso si Simón no podía recordar quién era ella verdaderamente, no le importaba. No le importaría si olvidase el pasado que les pertenecía.

Siempre que pudiese volver a enamorarse de sí misma y estar con ella.

Al día siguiente, Xenia se despertó abrazando el abrigo de Simón. Tal vez pasase la noche en vela hasta muy tarde. Cuando se levantó, sentía que le dolían los ojos. Tampoco se encontraba católica.

Sin embargo, era muy buena la emoción.

Xenia se levantó rápidamente, se cepilló los dientes, se lavó la cara y se cambió de ropa. Luego colgó el abrigo y lo puso a un lado de la cama.

No se supo si estaría ocupada en la empresa o no. El día siguiente sería domingo. Ella lo llevaría a la tintorería hasta ese día.

Xenia fue directamente a la empresa. Primero limpió la oficina de Simón y luego regresó a la sala de la secretaria.

Los ojos le dolían todavía un poco en el proceso. Xenia extendió la mano y se los frotó. Giuliana lo vio y le preguntó en voz ligera, -Se ven los ojos tan rojos. ¿No dormiste bien anoche?

Al escucharlo, Xenia negó con la cabeza, -No. Tal vez sea solo un problema con mis propios ojos.

Giuliana la vio trabajar duro. En ese momento, se enrojecían los ojos. Se sintió angustiada, diciendo, -Si no tienes trabajo al mediodía, toma un descanso.

-Gracias, Giuliana. Lo haré.

Posteriormente, Simón vino a trabajar por fin. Xenia preparó café y Giuliana lo envió directamente en su lugar. No obstante, Xenia nunca tuvo otra oportunidad de volver a verlo después, lo cual fue un poco decepcionado.

Tras lo sucedido de anoche, ella todavía quería encontrarse con él. Tenía ganas de saber lo que pensaba en su corazón y de decirle ... que limpiaría su abrigo y se lo devolvería.

Al mediodía, hora de almorzar, Xenia ni siquiera lo vio, pero llegó un invitado inesperado.

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