La cara de Zoe se puso pálido, no esperaba que Simón le hablara con tanta franqueza, haciéndola sentir avergonzada.
-Simón,lo siento, no pretendía utilizar esto para pedirte que te comprometieras conmigo -ella habló-. El compromiso lo decidieron los mayores, y pensé que lo querrías al principio.
-Así que ya sabes, no me molestes en el futuro -la voz de Simón era fría, sin ningún atisbo de emoción o calidez.
Al oír estas palabras, Zoe se mordió el labio inferior hasta morir, pero sus ojos seguían sonrojos, pensó que al menos Simón tendría un poco de piedad, pero no esperaba que él tuviera ninguna emoción.
Al pensarlo, Zoe levantó la vista hacia él.
La luz y las sombras del pasillo se entremezclaban, la alta figura del hombre bañada por la luz, su apuesto rostro cada vez más profundo por el momento, y no sabía si era lujuria, pero incluso después de rechazarla tan fríamente, Zoe seguía sintiendo cada palabra y acción de Simón tirando de su corazón.
-Simón. Lo sé, sé todo lo que dices, así que he venido a tu familia hoy para dejar las cosas claras contigo también, pero aquí la gente va y viene, ¿puedes entrar a hablar?
Ella bajó los ojos y apretó los dientes, deciendo, -No quiero que nadie lo vea.
Simón frunció los labios y miró a la habitación detrás de ella, recordando la escena del día en el despacho cuando ella se había abrazado tan violentamente, y dijo con desprecio, -Creo que me he explicado bien.
-Simón, pero todavía quiero explicarte algo -Zoe levantó la vista y vio cómo se formaba una fina capa de sudor en la frente de Simón, que se quitó el cuello de la camisa sin dejar rastro, revelando un hombro blanco como la nieve.
Por su aspecto, la droga debería haber empezado a hacer efecto lentamente, ¿no?
Un destello de triunfo apareció en los ojos de Zoe al pensar en ello.
En cuanto le hiciera efecto la medicación, lo único que tendría que hacer es seducirle un poco, y entonces las cosas serían mucho más fáciles. Cuando los dos se acostaran juntos, ella haría fotos y se las enviaría a Xenia en persona.
Una vez que Xenia desesperara, Simón estaría naturalmente en su propia mano.
Cuanto más pensaba en ello, más crecía y se expandía la satisfacción de Zoe, llenando sus ojos y su expresión.
El sudor que había caído de la frente de Simón se estaba acumulando, y con esto sentía realmente un calor inquieto que salía de su cuerpo, y tan rápido que al principio pensó que era enojo porque sentía mucho calor por dentro al ver a Zoe.
Pero poco a poco, Simón se dio cuenta de que algo iba mal.
Este calor sin nombre pareció surgir de la parte baja y se precipitó hacia la cabeza, ardiendo pronto en el entrecejo, cuando de repente la mujer que tenía delante reveló un hombro blanco como la nieve.
Zoe dio un paso más hacia él.
-Simón, mírame...
Simón desvió rápidamente la mirada, se dio la vuelta y se alejó, y Zoe, ansiosa, se abalanzó sobre él y le abrazó.
-No te vayas, Simón, ¿puedes mirarme? Sólo una mirada, sólo una mirada, no soy peor que ella. También tengo todo lo que ella tiene, ¿quieres mirarme?
Sus manos rodeaban con fuerza la cintura de él y su suave cuerpo seguía empujando contra el de Simón.
Aunque Simón era consciente de lo que le pasaba a su cuerpo en ese momento, sus sentidos seguían siendo nítidos y en lugar de calmarse por la presión de Zoe contra él, se sintió asqueado.
-¡Fuera!
Él regañó a ella con furia, y la frialdad que emanaba de su cuerpo hizo que Zoe se estremeciera, pero pronto recuperó el agarre a la cintura de Simón.
Ella sólo tenía esta oportunidad de golpear, y sólo podía tener éxito, no fallar.
Así que puso una fuerte dosis a él, sabiendo que si no tenía éxito esta noche, ella no tendría ninguna oportunidad más tarde.
A medida que se acercaba, Anthony se dio cuenta de que algo iba mal en los ojos y en el rostro del hombre que tenía delante, el sudor frío que caía por su frente y los labios finos y apretados mostraban que estaba sufriendo un gran dolor con la contención.
-¿Qué, qué pasa? -Anthony lo miró de arriba abajo, pero no vio ninguna herida ni sangre en él, pero... ¿qué pasaba con esa mirada tan estoica?
Los labios pálidos de Simón se crisparon y habló con frialdad, -Sácame de aquí.
Anthony asintió inconscientemente, -Sube.
Por otro lado, Xenia llevaba medio día dando vueltas en la cama, pero no tenía noticias de Anthony.
Pensando en ello, Xenia simplemente se levantó, con la intención de cambiarse de ropa y salir a comprobarlo, pero antes de que pudiera echar mano de su abrigo, sonó el timbre de la puerta.
Lo primero que pensó Xenia fue que Simón había vuelto.
Estaba tan ansiosa después de esperar toda la noche que ni siquiera se molestó en coger su abrigo y abrió la puerta de su habitación con los pies descalzos y salió corriendo.
El piso tenía una puerta de seguridad y cuando Xenia vio que los que estaban en la puerta eran Anthony y Simón, se apresuró a abrir la puerta y dejarlos entrar.
-¡Cuñada!
Anthony ayudó a Simón a entrar y nada más hacerlo le dijo, -¿Dónde está el baño?
Xenia se congeló un momento, ¿por qué buscaba el baño nada más entrar? Pero al mirar a Simón, el corazón de Xenia se quedó nerviosa mientras cerraba la puerta y se daba la vuelta.
-Sígueme.
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