-¿Dormido?
Rafael se sorprendió un poco, acababan de hablar de cómo evitar que Bernabé se enterara de lo de Simón.
Rafael miró a Simón, que asintió después de pensarlo un momento, y Rafael le dijo a la criada, -Bien, cuídalo, mañana vamos a llevarlo.
-Bien, señor Simón.
El coche arrancó y Simón llamó a Xenia para contárselo.
Era tarde y Xenia estaba en la cama, preocupada por Bernabé, cuando se disponía a enviar un mensaje a Simón y recibió una llamada suya.
-Dime.
Simón, que casi podía imaginar su ansiedad, sonrió y dijo, -¿Estás bien?
-Llévalo al hotel primero y luego ven y quedarte conmigo...
-¿Lo quieres tanto? Pero no puedo.
-¿Qué?
-Bernabé se había dormido antes de que yo llegara.
Xenia no podía creerlo.
Pero sabía que Jorge quería a Bernabé y que cuidaría del pequeño.
-Bien, entonces...
-O...volveré a dormir contigo y Rafael se irá al hotel -dijo Simón mirando a Rafael.
Tanto Rafael como Xenia no sabían qué decir.
Ella no había esperado que Simón fuera tan directo.
-Hemos tenido muy poco tiempo a solas estos días -añadió Simón.
Xenia recordó entonces aquella noche en la cocina cuando Simón no paraba de besarla.
Pensó: "Hará algo más si vuelve, lo cero, pero estoy embarazada".
Y lo rechazó.
Desapareció la energía de Simón al escuchar la voz de Xenia.
Lo dijo a propósito porque sabía que Xenia estaba preocupada por él.
El coche iba más rápido.
Xenia no durmió mucho durante la noche y fue varias veces a la habitación de Naomí porque estaba preocupada por ella.
Naomí dormía profundamente, tenía su respiración y sus latidos normales y estaba muy tranquila.
Probablemente fue por el alcohol.
Cuando decidió ir a la cama y averiguar por última vez cómo estaba Naomí, Xenia se encontró con Diego en la puerta.
-Me ocuparé de ella.
-¿En serio? Pues, no sois ni novios ni familiares -dijo Xenia, todavía un poco enfadada.
-Pero está enferma, y tú estás embarazada, soy el único para cuidarla -dijo Diego frunciendo el ceño.
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