Esposa falsa de Simón romance Capítulo 958

-No pasará nada.

Xenia sabía que aunque Naomí sedujera a Diego, éste no respondería.

Así que no tenía nada de qué preocuparse.

Pero sintió pena por Naomí al pensar en su relación implícita con Diego.

-Pero Diego...

-No te preocupes, yo me encargaré de esto y te prometo que seguiréis siendo amigas -el hombre la interrumpió y le dijo en voz baja.

Diego conocía bien a Xenia. Ella asintió y se dio la vuelta para irse.

Al llegar a la puerta, se volvió y dijo, -Diego, una pregunta.

-¿Por qué no quieres casarte?

Creía que fue porque Naomí era poco atractiva que a Diego no le gustaba.

Pero a un hombre como Diego le da igual quedarse soltero hasta que conozca a una mujer a quien ame.

Pero, a tenor de la conversación que mantuvieron ese día, estaba claro que Diego estaba un poco prendado de Naomí.

Por eso Xenia decidió preguntar.

Diego, que siempre había respondido a sus preguntas, permaneció en silencio durante mucho tiempo.

-¿Pasa algo? -Xenia lo miraba fijamente.

Diego volvió a mirar a ella, que no estaba muy lejos. A la luz brumosa, parecía ser la misma mujer noble y hermosa que él había adorado.

-Diego, protege y cuida bien a tu hermana, por favor -dijo la mamá de los hermanos.

-Por supuesto, no se preocupe -asintió el joven Diego.

-¿Diego? -dijo Xenia.

-No. Vete a la cama o te vas a resfriar - dijo con una sonrisa.

Xenia se quedó donde estaba, notando la mirada diferente de Diego al pasar.

Sabiendo que no necesariamente respondería a más preguntas, Xenia asintió con la cabeza.

-Diego, soy la única familia que tienes en el mundo, así que si ocurre algo importante, dímelo.

-Ahora no eres la única.

-¿Qué?

-Bernabé.

-Xenia, ¡por fin te has despertado! Llevo mucho tiempo esperando aquí - dijo Naomí.

Xenia se quedó sin palabras y respiró profundamente.

-¿Qué pasa?

-¿Estaba borracha anoche? -preguntó Naomí.

Xenia asintió.

-¿Y estaba delirando?

Xenia dijo que sí.

-¿A Diego? -los ojos de Naomí se abrieron de par en par.

Xenia se lo pensó y siguió asintiendo, y Naomí palideció de inmediato.

-!No¡ Mierda, ¿qué voy a hacer? -gritó Naomí, tapándose la cara.

-Estabas muy triste cuando volviste ayer, como si ya no te gustaba -dijo Xenia con los ojos entrecerrados.

Naomí hizo una pausa al oír esto y dijo con cierta vergüenza, -Había decidido olvidarme de él, pero anoche soñé con él.

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