-¿Y entonces?
-Soñé que me explicaba que no me había dejado, que era un malentendido -susurró Naomí con la cabeza gacha.
-¿Y?
-¡Lo perdoné!
Xenia no podía creer que Naomí pensara que todo lo que había pasado anoche era un sueño, y que incluso perdonara a Diego.
-No te burles de mí, por favor, era tan real como la realidad. En ese momento habría dado cualquier cosa por que Diego fuera más amable conmigo.
Xenia no sabía si debía decirle la verdad.
Pero Naomí deliraba anoche a causa de la fiebre y del vino.
De repente, a Xenia se le encogió el corazón por Naomí.
-Xenia, fue ridículo, ¿no?
-No -Xenia negó con la cabeza.
Querer a alguien es algo serio y precioso.
-Está bien, ya sabes, no me importa lo que piensen los demás.
Xenia se sorprendió de lo importante que era para Naomí, que de repente dijo, -Al fin y al cabo, eres su hermana.
-¿Es por eso que te importa mi oponión? -Xenia estaba un poco decepcionada.
Naomí sonrió y puso su brazo alrededor de Xenia y se inclinó hacia ella.
-Claro que no, aunque no lo seas, sigues siendo mi mejor amiga.
-¿Y si quiero que dejes a Diego? -Xenia dijo en broma.
Naomí no respondió.
-¿Qué te parece?
Naomí miró a Xenia y tartamudeó, -¿En serio?
Xenia no dijo nada, así que Naomí le agarró la mano y sacudió la cabeza.
-Estoy bromeando, somos buenas amigas, siempre te respetaré -al ver que Naomí estaba a punto de llorar, Xenia explicó con una sonrisa.
-¿De verdad? ¿Así que puedo seguir persiguiendo a Diego?
-Haz lo que quieras.
-Buenos días, ¿por qué no está Simón contigo?
-El Sr. Simón me indicó que llevara a Bernabé a casa esta mañana, no quiero perturbar su sueño.
Fue muy convincente, Rafael siempre había sido muy considerado con Simón.
Entonces Xenia no lo dudó, sonríó y le dijo a Rafael, -Gracias, aprecio lo que haces.
-Es mi trabajo como asistente. Por cierto, ¿cómo está Naomí? -había estado pensando en Naomí desde la noche anterior.
Si no fuera por el miedo a que Simón corriera peligro, Rafael se habría ocupado de Naomí.
-Despierta, ¿quieres ir a verla? -dijo Xenia, mirando a los ojos de Rafael.
-Claro.
Rafael asintió y entró a cambiarse los zapatos.
-Mamá, ¿al tío Rafael le gusta la tía Naomí? -preguntó Bernabé a Xenia en voz baja.
-No sé -dijo Xenia, negando con la cabeza.
-Pero, si la tía Naomí está con el tío Rafael, ¿qué pasará con el tío Diego?
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