Esposa Sustituta, Matrimonio Verdadero romance Capítulo 13

Cuando escuchó eso, Magdalena rápido fingió ser la mediadora en el lugar.

—Bueno, bueno... Calmémonos y hablemos. Somos una familia, después de todo, ¡así que no quebrantemos la paz!

En cuanto terminó de hablar, su mirada se posó en el brazalete verde esmeralda en la muñeca de Sabrina y una llama de celos comenzó a arder con locura dentro de su pecho. El brazalete de jade esmeralda de Ágata era la reliquia de la familia Quiroga y era de público conocimiento que solo se transmitía a la esposa del jede de la familia. Aunque Lorenzo era el actual jefe de la familia, el brazalete de Ágata no se le entregó a Magdalena, en cambio, se lo dieron a la nieta política recién casada.

Ornar aún no se había casado, pero Ágata había organizado la boda de Emiliano y había utilizado la pulsera como muestra de aprobación de la recién casada. Eso indicaba a las claras que a la mujer no le importaban Magdalena y su hijo.

—¡Bah! Ella no es de la familia -dijo Lorenzo con seriedad —. ¡Qué mujer tan desvergonzada, coquetea con el hermano de Emiliano cuando recién se incorpora a la familia! Debes que arrodillarte, aunque no quieras, tienes que disculparte.

Como Sabrina sabía que ella tenía razón, se burló:

-No hice nada malo. Él fue el descarado que intentó aprovecharse de mí. Además, el golpe en la cabeza con una botella de vino fue mi manera de ser suave con él. Si hay una próxima vez, me aseguraré de lisiarlo.

El discurso de Sabrina pareció sobresaltar a Magdalena que se puso rápido delante de Ornar para protegerlo.

-No le hagas daño a Ornar, es un buen muchacho. ¿Por qué iba a aprovecharse de ti? Estoy segura de que todo fue un malentendido. Lo siento...

Sin embargo, Sabrina sabía que todo era una actuación.

—Magdalena, eres demasiado amable. ¿Cómo puede una jovencita como ella amenazar a una mujer adulta como

tú?

Lorenzo miró a su esposa con ojos amables y la consoló. Magdalena intercambió, entonces, una mirada con su marido con ojos enrojecidos. Su mirada sumisa y educada haría que el corazón de cualquiera se compadeciera de ella.

«Esta mujer sí que es algo... ¡Es incluso peor que la tía Clara y Bárbara!»

La mirada de Lorenzo se volvió menos amigable cuando se volvió hacia Sabrina; con rabia, con el brazo, arrasó y rompió todas las tazas de té en la mesa. Todos los presentes guardaron absoluto silencio; solo la expresión de Sabrina era indiferente. Para ella, un anciano que no podía diferenciar entre el bien y el mal no era digno de respeto.

-Arrodíllate. Discúlpate con Magdalena y Ornar ahora, y pasaré por alto este asunto. Si no, ¡puedes empacar tus cosas y volver con la familia Acosta! Nosotros, los Quiroga, no permitiremos que una mujer inculta como tú sea nuestra nuera. Es mejor cancelar el matrimonio.

En cuanto Lorenzo terminó de hablar, la expresión de Sabrina cambió un poco. No podía permitir que se cancelara el matrimonio. Además, no tenía dudas de que la familia Acosta jamás debía saber lo que le había sucedido a ella en la familia Quiroga en ese momento. Sin otra alternativa, apretó los dientes y dobló las rodillas poco a poco.

Cuando vio que Sabrina iba a rendirse, una sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Magdalena. «Muy bien, pequeña mocosa. Espero que sepas cuál es tu lugar en la familia Quiroga. Deberías saber que a nadie le gustan las cosas usadas, de segunda mano, así que será mejor que hagas lo que te digan si quieres quedarte aquí».

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