Ex-marido, ahora fabuloso amante romance Capítulo 12

El teléfono sonó, Mario lo desbloqueó y ordenó sin ánimos.

-Recuperen de inmediato la copia del ADN de mi padre.

Sospechaba que los chicos eran los hijos ¡legítimos de su padre.

¡Tap, tap, tap! El sonido de los tacones retumbó con fuerza. Ximena salió corriendo del ascensor con una bolsa de cosméticos en la cabeza.

—Señorita Ancona, el cliente pidió sus servicios específicamente, ¿ha sido su cliente por mucho tiempo? -preguntó con curiosidad Alexis, quien era asistente personal.

-Supongo que no, acabo de volver del extranjero... - Era el primer día de trabajo de Ximena, pero un cliente insistió en pedir sus servicios de maquillaje, ¿quién sería?

-¡He oído que es una figura famosa! -dijo Alexis con emoción—. ¡Creo que es una súper estrella y su apellido también es Ancona!

-¿Qué?

«¿Su apellido es Ancona y es una súper estrella? No puede ser una coincidencia, ¿verdad?» Ximena solo quería hacerse una vida honesta en silencio, sin conexión alguna con la familia Ancona. «¡Espero que no sea ella!»

-Ximena, este es un cliente especial, si no haces bien el trabajo, no pienses en ganarte la vida en esta industria nunca más -le recordó de manera formal el gerente René López al acercarse a ella.

-¡Entendido, haré todo lo posible! -Ximena tenía claro que no debía cometer errores.

-Señorita Ancona, debería ir ya. -Alexis abrió la puerta del vestidor y se fue.

Ximena respiró hondo y movió la muñeca antes de entrar.

-¿Nunca pensaste que era yo? -Rubí tocó la mesa tres veces con el dedo mientras se sentaba con elegancia junto a la mesa. Hoy era cliente de Ximena.

—Señorita Ancona, ¿puedo saber qué estilo le gustaría hoy? —A pesar de sentirse frustrada, Ximena no mostraba sus emociones a los clientes. Esta era la etiqueta básica de un artista de maquillaje.

—Estoy planeando asistir a un prestigioso banquete esta noche, tengo prisa. —Rubí cruzó las piernas y movió su dedo meñique-. Tienes una hora.

—¡Claro! —Ximena bajó la cabeza para inspeccionar los rasgos de Rubí.

Era obvio que se había hecho cirugía plástica, pero podía ocultarse con las técnicas adecuadas. Ximena completó el maquillaje básico para Rubí en menos de media hora. Después, se preparó para aplicar el delineador.

—¡Ah! ¡Mi cara! —De repente un enorme parche rojo apareció en su cara clara y sedosa, Rubí aulló-. Ah... ¡Me duele la cara!

—¿Qué le hiciste a la cara de Rubí con exactitud? —La señora Farfán empujó furiosa a Ximena.

—Yo... no... -Ximena fue sorprendida al ser empujada unos pasos hacia atrás, lo que la hizo golpearse contra la puerta detrás de ella.

Sin embargo, la puerta se abrió de manera abrupta.

Justo cuando Ximena se fue, la señora Farfán empezó a delatarla.

-¡La maquilladora debe haberlo hecho a propósito, sabía que Rubí estaba planeando asistir a un banquete y le

arruinó la cara!

-Está bien, señora Farfán, suficiente, quizás sea un malentendido... -dijo Rubí con benignidad mientras cubría su cara-. Creo que Ximena no lo hizo a propósito...

-¡Rubí, estás siendo demasiado amable, por eso te intimidan! -dijo la señora Farfán resentida-, ¡Don Mario, debes hablar por Rubí esta vez!

-Don Mario, su nombre es Ximena, ella es una nueva maquiladora... -le informó su asistente personal con la cabeza baja.

«¿Su apellido también es Ancona? Ah, claro, es la hermanastra de Rubí.»

-Informe al departamento de Recursos Humanos para despedirla.

-Mmm... ¡Claro! -Aunque la asistente personal se sorprendió, no insistió. A pesar de lo que hizo el presidente, debía tener sus razones.

Ximena recibió una llamada telefónica de la escuela mientras se preparaba para salir del trabajo.

—¿Qué? ¿Mis hijos han desaparecido?

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