Heredero de un multimillonario romance Capítulo 85

Pensé que Regina dormiría con Damir, en su habitación... Hace tiempo que me lo pregunto. Me quedé despierto toda la noche por lo que había pasado y lo que me había contado. Sin embargo, a primera hora de la mañana vi que Damir había salido de la otra habitación y Regina de la de invitados.

Dormían por separado. ¿Es una tradición que la novia deba permanecer inocente hasta la boda? He oído hablar de ello. ¡Ojalá fuera cierto! O tal vez sea porque tienen un matrimonio concertado en el que la cama no es necesaria.

¿Por qué estoy pensando en ello? Probablemente no sea de mi incumbencia. ¿Pero por qué mi corazón se siente tan pesado?

Al menos descubrir que dormían separados me hizo sentir un poco mejor.

- Buenos días", oigo que se abren las cortinas. Abro los ojos y veo a Oksana.

- ¿Qué hora es ahora?

- Once", sonríe débilmente.

- ¡Dios! Me he quedado dormido en todo el mundo. - Salto de la cama, preguntándome. - ¿Cómo era la casa?

Sí, sufría de insomnio. No podía dormir porque pensaba en Regina y Damir.

- Todo está tranquilo. El amo está de viaje de negocios, y su... prometida está tomando el sol en el patio trasero.

- ¿Y el hermano?

- Está jugando con la niñera. No queríamos despertarte. Te he visto varias veces. Sabía que estabas cansado.

- Gracias. Luego desayunaré y me iré a casa de mi hermano.

No tengo mucho apetito, pero voy a comer porque tengo que hacerlo.

Me ordeno, voy a casa de mi hermano, luego a la cocina y vuelvo a casa de mi hermano. Decido pasar el día con él, sobre todo en su habitación, porque no quiero encontrarme con Regina. Todavía no la he visto hoy. ¿Y por qué la serpiente no vuelve a su casa? ¿Va a vivir aquí ahora?

Después de jugar con Denis y acostarlo, me di cuenta de que quería descansar yo misma: la falta de sueño, la noche en vela, me había pasado factura. Me voy a mi habitación. Me acerqué a la ventana para cerrarla, ya que podía oler la pintura y empezaba a darme asco, vi un brillante sedán negro atravesando suavemente la puerta. Damir ha vuelto. Hay un revoloteo en mi interior, pero me ordeno a mí mismo que me calme.

¡No es tuyo, hombre, no es tuyo, Jana!

Cómo no puedes entender eso...

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