V E I N T I C I N C O
—Amor ¿sabes que días es hoy?... pues estoy embarazada... ¡No! Sería fatal.
Venecia concéntrate.
—A que no sabes... ¡estoy embarazada...!
—Llegó la cigüeña...
—Domingo siete... ¡sí...!
—Estoyembarazada...
Creo que tomaré en cuenta la proposición de mi cuñada.
Concéntrate...
No no no... es terrible. ¿Como le digo a un hombre que es casi cien porciento estéril que probablemente será padre?.
Es frustrante.
Estoy encerrada en el baño de la casa pensando. ¡¿Tan desesperada estoy?!.
Otros saltarian en una pata de felicidad.
Es una criatura que crece dentro de mí, un pequeño asiático.
¡Ahh va ser chinito! Tendrá los ojos rasgados.
No pensé ese hecho.
Es... extraordinariamente increíble.
No probé la cena. Me sentía mal. Prácticamente estaban felices todos en la mesa menos yo y Aaron que ignoraba la existencia del embarazo.
Necesito una intervención divina.
Salgo del baño temblando. Aaron está en la cama esperándome con caras de impaciencia.
Me coloqué la pijama: un camisón de Aaron.
—¿Te cayó mal la cena? Apenas la has probado...
Me siento a su lado.
—¡Me cayó mal fue otra cosa...!
—¿Que tienes?
¡Un chinito creciendo en mi vientre...!
—Tenemos que hablar... escúchame atentamente. ¡No me interrumpas...!
—Ok...
—Te he dicho que no me interrumpas...
Asintió.
—Sabes que luego de la agresión de Stephen, me dieron a tomar unos abortivos, la ginecóloga me revisó para descartar cualquier consecuencia... —tragué saliva— estos días me he sentido extraña, necesitaba hablar con alguien que no seas tú...
—Por q...
—¡No hables...! te quería preguntar algo... —no dice nada y se que se está formando una película en su cabeza— aquí es la parte que me dices: ¿Que deseas preguntar?
—Ok. Amor... ¿Que deseas preguntar? —se ríe y me contagia con su estruendosa risa.
—Ponte serio Aaron Prince... ¿Tu crees en los milagros?
—Si... es algo divino. Que sucede más allá de nuestra fuerza, algo que el ser humano tiene por imposible, es extraordinario... soy creyente sí es que me lo preguntas.
—¡Crees en la sanación...! en un cáncer desaparecer o algo imposible hecho posible. Algo loco a la vista, algo que avergüenza a la ciencia ¡A la credibilidad...!
—Exacto... ¿de que viene eso?
—Es que pues tu eres mi marido, soy tu mujer, tenemos sexo a cada rato como conejos. Y yo no me cuido porqué me dijiste que eras estéril...
—Ajá...
—Estoy embarazada... —me liberé, fue la sensación más libertadora.
No dijo nada. Me vio en busca de alguna pizca de mentira, me levanto y vuelvo a sentarme en la cama, su silencio hizo a un lado el sentimiento de tranquilidad que me había albergado por segundos.
—¿Puedes explicarme eso...? o sea, embarazada de bendiciones, de riquezas, amor ...¿de qué?
—Embarazada de tí... yo tomé los abortivos, es imposible que luego de una citología, tomar abortivos, limpieza, estudios y semanas después estoy embarazada... ¡la única opción sería tu nueve porciento de probabilidad...!
—Es difícil...
—¡No imposible...!
—Sería un milagro... —dijo con sorna, había un destello como el tamaño de una estrella de dudas.
—¡Dijiste que creías en milagros...!
—¿Como Dios me hará un milagro sí tengo meses que no voy a la iglesia con mi madre?
Me levanté de la cama y el conmigo.
—Dios trabaja por caminos misteriosos...
—¡Es un error...! —alzó la voz.
—¿Cual es el error?
—El embarazo... ¡es de él! no puede ser mío.
—No puede ser de él... —susurré. No quiero ni pensar esa opción.
—¡Tampoco mío...!
—Entonces dices que me acosté con otro hombre y por eso estoy embarazada... —casi grité.
—Duerme... te quiero a mi lado. ¡Shhh! Duerme por favor...
No respondí solo me quedé dormida en sus brazos.
Me levanté de estre sus brazos. Me remuevo y noto que está despierto.
—¿Llevas rato despierto?
—No he podido dormir... creo en los milagros pero, no sé ¿que sucede si es de él? No se como proceder... Saber que llevas en tu vientre un ser que no proviene de mí me desequilibra porque quiero ser padre y no podré darte eso.
El aún no cree... Su duda me molesta y lo entiendo pero siento que esto tiene tiempo de terminación.
—Me dejarás si saliera que es de él... yo entiendo te dije anoche.
—¡No lo sé...! te amo demasiado...
—El amor se prueba... no creo que el nuestro sea fuerte. Creo que me mudare al apartamento de Ariel y Ethan... ellos me lo ofrecieron.
—¿Por qué?
—Porque no te veré todo los días en tu casa sabiendo que dudas de lo que cargo en mi vientre... ¡no lo soportaría!.
—Vamos alistarnos te pedí una cita con un ginecólogo. Hoy sabremos todo y aclararemos nuestras dudas.
—¡Tus dudas! —enfaticé— querrás decir... yo se lo que tengo en mi vientre.
—¡Como sea...! levántate y alístate.
—Hoy amaneciste gruñón... el mismo gruñón que conocí hace unos meses atrás.
—¿Yo? Gruñón... eres irritante, Venecia anda ve al baño, duchate y nos vamos a la clínica y punto.
—Sabes algo... hoy no me apetece verte la cara... voy sola a la clínica.
—No... dije que vas conmigo soy el padre de tu hijo y por lo tanto tengo derecho a estar presente.
—¿Ahora eres el padre?... ¿desde cuando?
—Soy tu marido, tu mi mujer y cojemos como conejos y punto. Ya estoy molesto por el simple hecho de que no me quieras en tu vida y pongas excusas para irte de mi lado, no te irás de la casa, no de mi habitación ni de mi lado. Y punto. Ahora báñate o te llevo a la clínica con la pijama tu decides.
Me cruce de brazos y empecé a hacer respiraciones controladas para no matar al hombre que duerme conmigo.
—¿Y ahora por que lloras? —no me dí cuenta que estaba llorando. Es injusto me trata mal.
—Me gritaste... eres mi novio no mi papá... —sollocé.
—¿Tan rápido actúa las hormonas? —se ríe, se qué trata de cambiar mi ánimo y se que está haciendo un esfuerzo monumental.
—No tengo un ataque hormonal y deja de estupideces... mira que no me detendré a sentarte un lamparazo en la cabeza.
—¡Perdón amor...! es que todo me tiene de los nervios... ¿quieres bañarte conmigo?
—¿Solo bañarme? —dije con inocencia.
—Lo que quieras... ¡soy tuyo!.
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