La Dama de los Sueños Dorados romance Capítulo 179

El médico, al ver que la atmósfera entre los dos estaba tensa, salió asustado de la habitación y de paso, cerró la puerta tras de sí.

Oliver se acercó sintiendo también que su ánimo no era el mejor, pues solo él sabía cuán nervioso se había sentido al recibir esa llamada y había ido corriendo, pasándose semáforos en rojo por el camino. Era la primera vez que perdía la compostura de tal manera.

En el momento en que Ariana abrió la puerta, su corazón se había elevado de golpe y solo cuando descubrió que ella aún podía hablar, sus tensos músculos empezaron a relajarse poco a poco.

Intentaba analizar racionalmente por qué se sentía así.

Luego pensó en la dopamina, pues cuando esta estaba en reposo, se activaba a una velocidad de tres a cinco veces por segundo, pero cuando se excitaba, su ritmo de activación podía aumentar a veinte o treinta veces por segundo.

Sin embargo, cuando el resultado esperado por las personas no se cumplía, la velocidad de activación de la dopamina podía caer directamente a cero. Esa sensación era muy desagradable y la gente se sentía irritada, justo como él en ese momento.

¿Qué era lo que esperaba? ¿Deseaba que Ariana estuviera sana y salva o algo más?

No lo sabía, pero al verla en ese instante, sentía una paz interior.

Incluso el enojo que hacía que los ojos de Ariana se enrojecieran, le parecía adorable.

Ya fuera la Ariana serena y calmada, la prudente que sabía de pérdidas y ganancias, o la Ariana de carácter fuerte, todas esas facetas la hacían querida hasta el punto de provocar un cosquilleo cálido en su corazón.

¿Qué era esa sensación?

No lo entendía.

La puerta de la habitación fue golpeada, alguien la empujó y entró, trayendo consigo el aroma de la comida.

El hombre vestido de cocinero dejó la bandeja de comida en la mesa, asintió respetuosamente hacia Oliver y se retiró.

Él abrió la bandeja; dentro había varios platillos delicados y ligeros, y una sopa de pollo.

Con la punta de sus dedos tomó una cucharada de la sopa, la revolvió y sopló.

El estómago dolorido de Ariana se llenó de calidez y pronto dejó de dolerle.

Ella no hablaba y Oliver tampoco.

El ambiente parecía volverse cálido, pero esa calidez fue interrumpida rápidamente, durando como si fuera solo unos segundos.

El teléfono de Oliver sonó, él presionó el botón de contestar, activó el altavoz al lado y continuó revolviendo la sopa mientras respondía: "Padre."

Habló y le entregó la sopa a Ariana, la cual se puso tan nerviosa que comenzó a sudar en la frente y no se atrevía a abrir la boca, pero temía que Oliver dijera algo más, por lo que agitó la mano para indicar que ya estaba satisfecha.

Desde el otro lado del teléfono llegó la voz del patriarca: "Oliver, hoy todos están aquí, ¿por qué te fuiste?"

"Tengo un asunto urgente en la empresa, pídele disculpas de mi parte al Señor Johnson."

Santiago miró alrededor a todas las personas sentadas y no pudo evitar sentirse un poco decepcionado cuando dijo: "¿Qué pudo haber sido tan urgente? Acabo de llamar a Nicolás y me dijo que no estabas en la empresa, ¿acaso estás trabajando horas extras en Brentwood?" Lo estaba cuestionando.

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