La Fuga de su Esposa Prisionera romance Capítulo 108

Eloy quedó desconcertado: "¿Prestártelo?".

"Sí, después de todo, yo diseñé este anillo. Me gustaría estudiarlo un poco más, además es la primera vez que tengo contacto con joyería de alta gama a medida", Zulema sonrió. "¿Te parece?".

Eloy lo pensó un momento y accedió: "Claro que sí".

Zulema añadió: "Ah, y señor Baylón, para evitar problemas innecesarios, te agradecería que no le dijeras nada a Roque. No vaya a pensar que si tengo el anillo es porque tengo alguna mala intención".

"Entendido, le diré que aún no he recibido el anillo".

"Gracias, señor Baylón".

"No hay de qué", respondió Eloy. "Llévatelo, y cuando hayas terminado de examinarlo, me lo devuelves".

Zulema guardó con cuidado el anillo en su estuche, bromeando: "Tengo que cuidarlo bien, porque si se pierde no podría pagarlo".

Al salir de la oficina, Sania no pudo contenerse: "Zulema, ¿estás bien?".

"¿Eh?".

"¿Para qué quieres el anillo?", le preguntó Sania, señalándola. "Es algo de Reyna, ¿no te quema tenerlo?".

Zulema respondió: "Lo necesito para algo".

"¿En serio vas a estudiarlo?".

Zulema la atrajo hacia sí y, asegurándose de que nadie estuviera cerca, le susurró: "Sania, realmente necesito tu ayuda en esto".

"Dime".

Zulema, sosteniendo la caja de terciopelo dijo: "Reyna perdió a su bebé, y Roque quiere que me disculpe hasta que ella me perdone. Pero ahora, ella rechaza mis disculpas y dice que solo lo hará si también pierdo a mi bebé, ojo por ojo".

"¡Carajo, qué zorra tan manipuladora!".

"Para resolver esta crisis, solo hay una manera. Y es probar que su perdida no tiene nada que ver conmigo".

"¿Cómo lo probarás?", le preguntó Sania. "¿Tiene que ver con el anillo?".

Zulema bajó la mirada: "No hay pruebas en todo el asunto, es muy complicado. La única oportunidad es la propia Reyna. Así que...", se acercó al oído de Sania y le dijo en voz baja: "Acabo de revisar este anillo, es lo suficientemente grande como para esconder algo pequeño".

"¿Algo como qué?".

"Un micrófono oculto".

Los ojos de Sania se iluminaron: "¡Zulema, así que esta será tu jugada! ¡Eres muy astuta!".

"Por eso necesito el anillo, para instalarlo rápidamente en estos días", explicó Zulema. "Cuando Reyna reciba el anillo, seguramente lo usará para presumir, y si no, lo llevará consigo, entonces todo lo que diga será grabado por el micrófono, ¡y eso servirá como la mejor evidencia!". La desesperación podía sacar lo mejor de las personas, y Zulema ya estaba acorralada. Si Reyna seguía acosándola, tenía que encontrar una forma de protegerse y contraatacar. ¡Si Reyna no caía, ella nunca tendría paz!

Zulema abrió la caja de terciopelo, mirando el anillo brillante: "Si Reyna perdió a su bebé a propósito para incriminarme, seguro que en algún momento hablará de ello con alguien cercano".

"El bolso es mío, ¿qué tiene que ver contigo?".

"El bolso será tuyo, pero ¿quién dice que lo que hay dentro también lo es?".

Zulema no esperaba que Lluvia fuera a ser tan insistente y frunció el ceño: "¿Qué es lo que quieres, al final?".

"Solo quiero revisarlo", Lluvia la miró fijamente. "Imagina que si has robado alguna joya del Departamento de Joyería, ¿qué haríamos con el daño causado?".

"¡Habla con propiedad y respeto!".

"Te estás poniendo tan nerviosa y alterada, ¿será que acerté?". Lluvia era toda una veterana en el ambiente laboral, con un talento para leer a las personas, y notó que algo andaba mal con Zulema. Y esta, de hecho, estaba nerviosa. No tuvo ninguna intención de robar algo, pero en ese momento, el anillo de bodas estaba en su bolso. Si Lluvia lo viera, ¡seguro que armaría un escándalo que todo el edificio se enteraría!

"Tengo que encontrarme con el Sr. Baylón, Sra. Lluvia. Con permiso", Zulema no quería más conflictos y se dio la vuelta para irse.

Lluvia la agarró de un brazo: "¡Pero antes voy a revisar tu bolso!".

"¡No tienes derecho!".

"¡Pero lo haré cueste lo que cueste!". Lluvia tenía fuerza y en el forcejeo intentó arrebatarle su bolso a Zulema, pero esta se aferró con todas sus fuerzas. Ambas querían tomar posesión del bolso, cuando de repente se oyó un "¡crack!", la correa se había roto.

Todos el contenido del bolso es esparció, incluida la llamativa caja de terciopelo. Zulema se apresuró a recogerlo, pero Lluvia fue más rápida, se agachó y lo recogió antes que ella.

"¡Resulta que tenía razón! ¡De verdad robaste joyas de la empresa!", Lluvia estaba triunfante. "Veamos qué has tomado". Ahora sí, ¡Zulema estaba en problemas! Llena de entusiasmo, Lluvia abrió la cajita y al ver el anillo de bodas dentro, se quedó boquiabierta, por un momento se asustó y tartamudeó: "Tú, Zulema, tú... ¿cómo te atreves a robar el anillo de bodas que el Sr. Malavé mandó a hacer especialmente para la Sra. Malavé?". Ese anillo de bodas era conocido por todos los empleados del Grupo Malavé. Especialmente por los del Departamento de Joyería, que habían visto los diseños y hasta habían preparado el plan de marketing y los borradores. Ese anillo de bodas había costado una gran cantidad de dinero, ¡era extremadamente valioso!

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Fuga de su Esposa Prisionera