―¿No puedo quedarme con la señora Petrov? Ella ha cuidado de mí desde que era un bebé, para mí es como mi abuela ―preguntó Gema.
Su voz dejó traslucir un dejo de esperanza y puso ojos de cachorro, eso casi siempre funcionaba. La policía la miró con ternura.
―Sí, señora, déjela conmigo, yo la cuidaré ―apoyó la señora Petrov ―. Su madre estará más tranquila, ella continuaría en su misma escuela, es un genio. ¿Sabe? Va a un colegio especial.
―¿Son familia? ―preguntó implacable la trabajadora social.
―No, pero es como si lo fuéramos, porque nos queremos como tal, además yo cuido de Gema e Ivanna cuida de mí.
―No es posible, señora Petrov, si fuesen familia la consideraríamos como una opción, pero por su edad no califica como padre temporal, además de que los trámites tardarían mucho. También hay que considerar que usted es una persona mayor que necesita cuidados. Voy a llamar a servicios al adulto mayor para que venga alguien a ocuparse de sus necesidades. No se preocupe por la niña, me ocuparé personalmente de que vaya a un lugar seguro y cercano a su escuela para que pueda continuar con su programa educativo.
―Es decir, ¿qué la edad no es un impedimento para quedarme si fuésemos familia, pero como no lo somos si importa? ―preguntó Gema con seriedad.
―¡Oh, nena! Son temas complicados para tu edad, cuando seas mayor lo entenderás ―dijo la señora Brown tratándola con condescendencia.
Gema apretó los labios y abordó otra estrategia mientras su mente trabajaba a toda velocidad.
―¿Y mi mamá sabe esto? ―preguntó la chica
―No, querida, aún no lo sabe ―contestó la trabajadora social.
―Mi mamá no estará de acuerdo en que vaya a un hogar de acogida ―afirmó la niña meneando la cabeza.
―No hay alternativa, mientras tu madre no pueda cuidar de ti, el estado se ocupará de que estés bien atendida, vamos a tu apartamento a recoger tus cosas así que despídete de la señora Petrov.
Gema bajó la cabeza fingiendo derrota.
―Señora Brown, ¿qué hago con Sasha? Es mi gato.
―Tienes dos opciones, la primera es que hables con algún vecino para pedirle que lo cuide mientras tu mamá se recupera, o llamamos al refugio de animales para que se lo lleven y alguien lo adopte.
― ¿No puedo llevarlo conmigo? Por favor, señora Brown.
―Lo lamento, querida, es muy probable que tus padres de acogida no quieran un gato, sin embargo, puedes preguntar al llegar allí, ahora debemos irnos.
―Te daremos un poco de privacidad para que te despidas ―intervino la policía.
Ambas mujeres salieron al pasillo a esperar a Gema.
La niña tomó su bolso, le dio un gran abrazo a la señora Petrov y le susurró al oído.
―No se preocupe, señora Petrov, deme hasta mañana para resolver algunos asuntos. No permita que se la lleven a ningún lado, ni tampoco a Sasha y, recuerde darle comida
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