Moana
Edrick me llevó corriendo al medico, sentí que recuperaba lentamente la consciencia en la parte trasera de su coche mientras él conducía a toda velocidad por las calles de la ciudad, podia sentír un martilleo en la cabeza, pero afortunadamente ningún otro dolor, aunque no podía explicarme por qué había perdido el conocimiento, seguramente tenía algo que ver con el hecho de que Mina tomara prestado mi poder y el del bebé para protegernos, pero no podía estar exactamente segura, y su propia energía estaba demasiado baja después de la terrible experiencia como para poder comunicarse bien.
En cualquier caso, sólo esperaba que el bebé estuviera bien.
-¿Dónde está Ella?-, murmuré una vez que pude hablar.
Edrick sacudió la cabeza desde el asiento delantero, -Ella está bien-, dijo, -está en casa-.
Mientras hablaba, sentí que me invadía una oleada de Alivio, me alegraba saber que Kelly no le había hecho nada siniestro a Ella, pero al mismo tiempo, pensar en Kelly me recordaba el hecho de que estaba bastante segur de que todo había sido un plan suyo.
-Kelly-.
-Shh-, interrumpió Edrick mientras entraba en el aparcamiento del hospital, -no te preocupes por eso ahora-.
Edrick aparcó, saltó del coche y se acercó a la parte trasera, intenté incorporarme y salir yo misma, pero Edrick me detuvo rápidamente y, en su lugar, me cogió en brazos y me llevó hasta las puertas, el estar en sus brazos me hacía sentir segura y protegida, la sensación de amor que sentí cuando me salvó en aquel callejón oscuro y húmedo nunca se desvaneció.
Todavía estaba inconsciente cuando oí los gritos de las enfermeras, sentí que me bajaban a una silla de ruedas y me llevaban a que me revisaran.
-Edrick-, dije, extendiendo mi mano, -no me dejes-.
-No lo haré-, Edrick extendió la mano y se asió de la mía, trotando junto a la silla de ruedas mientras las enfermeras me empujaban a través de las puertas hasta una sala de exploración, me tomo la mano con fuerza, incluso cuando me tumbaron en una cama de hospital y las enfermeras empezaron a tomarme los signos vitales y a sacarme sangre.
Por fin llegó la doctora, lo primero que hizo fue hacerle una ecografía al bebé para asegurarse de que todo iba bien.
Tanto Edrick como yo contuvimos la respiración mientras la doctora preparaba el ecógrafo.
-¿Qué ha pasado?-, preguntó la doctora, con la preocupación dibujada en el rostro, era la misma doctora de antes, la que me hizo la primera ecografía.
-Es una larga historia-, dijo Edrick, su mano seguía rodeando la mía con fuerza y, mientras hablaba, me miró con preocupación en los ojos, levantó suavemente la mano y me apartó el pelo de la cara mientras me miraba.
En esos momentos, la mirada del multimillonario alfa no se parecía a nada que hubiera visto antes, casi sentí como si el frío e indiferente director general hubiera muerto en aquel oscuro callejón, sustituido por la calidez y el amor, sus ojos me miraron preocupados, y sólo se apartaron cuando la doctora empezó a examinarme el vientre; las manos de Edrick permanecieron entrelazadas con las mías.
-A ver-
La doctora murmuró para sí misma, empujando la sonda sobre mi vientre hasta que por fin se le dibujó una sonrisa en la cara.
-¡Ahí tienes a tu bebé!-, exclamó, girando la pantalla para que pudiéramos ver la cosita que crecía dentro de mí, -Sano como pocos, esperaremos a que lleguen los resultados de los análisis de sangre y podrás irte a casa si quieres, pero si prefieres pasar aquí la noche por si acaso, podemos prepararte una habitación más cómoda-.
Edrick abrió la boca para hablar, pero yo sabía lo que iba a decir; iba a sugerirme que pasara la noche en el hospital, y yo no quería hacerlo, sacudí la cabeza con vehemencia.
-Quiero irme a casa-, dije con severidad.
El multimillonario alfa abrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla, parecía demasiado aturdido aún por toda la prueba como para hablar, pero sabía que era necesario que la doctora supiera lo que había ocurrido en realidad.
-Fueron unos pícaros-, dije, sintiendo que me temblaba la voz y viendo que los ojos de la doctora se abrían de par en par; al recordar la horrible experiencia, -me atacaron unos Pícaros-.
La doctora palideció, se quedó callada un momento, mirando a Edrick y a mí, antes de volver a hablar.
-Bueno, en ese caso, tienes mucha suerte-, dijo, -para alguien que fue atacado por pícaros, apenas tienes un rasguño-.
Asentí, sintiendo un nudo en la garganta, justo entonces, por fin volví a sentir la presencia de Mina por primera vez desde el ataque, se sentía débil después de la terrible experiencia, pero al menos estaba allí.
En realidad, estaba un poco enfadada con ella por haber tomado la energía del bebé para ahuyentar a los pícaros, pero al final todo había salido bien, gracias a ella, los pícaros ni siquiera pudieron acercarse a mí por alguna extraña razón.
Mientras nos dirigíamos a casa con órdenes estrictas del médico de que ambos guardáramos reposo en cama al menos durante el resto del día, la presencia de Mina se fortaleció, por fin pudo explicarme lo sucedido.
-Cuéntame qué pasó-, le dije mentalmente, -¿por qué les repugnaba tanto a los pícaros?-.
-Sólo usé un poco de la energía del bebé para liberar un aroma para que Edrick pudiera encontrarte-, explicó Mina, -más allá de eso, no estoy exactamente segura, en esos momentos, no creo que fuera sólo el olor; creo que el bebé te protegió de que te hicieran daño-.
Mientras Mina me explicaba lo sucedido, sentí que se me formaban mariposas en el estómago, me tapé la barriga con la mano mientras miraba por la ventana.
Pero entonces, sentí que la mano de Edrick se deslizaba hasta mi pierna y la agarraba con fuerza, le miré y le vi conduciendo con la mirada fija en la carretera; mientras lo miraba, sintiendo su mano en mi pierna y sintiendo mi vientre que contenía a mi bebé sano bajo mi propia mano, me sentí increíblemente afortunada de que Edrick me hubiera encontrado.
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