La niñera y el papá alfa romance Capítulo 90

Moana

Mi cabeza seguía tambaleándose por el repentino cambio de opinión y actitud de Edrick cuando uno de los niños, Clara, habló de repente.

-Moana...-, se quejó, -¿podemos comer helado? ¿Por favor? Hace mucho calor fuera.

La petición de la niña me sacó de mis pensamientos y asentí con la cabeza cuando todos los demás niños empezaron a unirse y a suplicar por algo helado. Hoy hacía calor, y la mención de algo frío y refrescante para comer también me excitó un poco. -De acuerdo-, dije. -Vamos a tomar un helado.

Los niños vitorearon entusiasmados mientras me seguían a la cocina. Edrick iba detrás del grupo, pero sólo porque Ella le agarró de la mano y tiró de él sin miramientos. Sin embargo, cuando llegué a la cocina y abrí el congelador, me decepcionó ver que no había helado ni ningún tipo de golosina congelada.

-Lo siento, chicos-, dije con un suspiro, volviéndome hacia los niños decepcionados. -Parece que no hay-. Todos los niños empezaron a hacer pucheros dramáticos; estaba a punto de mandarlos a jugar para que se olvidaran del tema cuando Sophia apareció de repente en la puerta, con cara de confusión.

-¿Qué pasa?-, preguntó rompiendo el silencio mientras miraba a su alrededor todas las caritas tristes.

-No hay helado-, dijo Clara. La niña tenía el labio inferior estirado en un marcado mohín e incluso, de alguna manera, consiguió reunir unas cuantas lágrimas en sus grandes ojos azules. -Hace tanto calor fuera...

Sophia suspiró. -Sí. Lo siento, necesito hacer algunas compras. He estado tan ocupada...

-Llevaré a todos a tomar helado.

Todos se volvieron hacia Edrick, sorprendidos por la repentina y generosa oferta del multimillonario alfa.

-Oh, no tienes que...- Sophia comenzó, pero Edrick la detuvo.

-De verdad. Será divertido. Yo invito.

Tenía los ojos muy abiertos y miraba a Edrick y a Sophia, igualmente sorprendida. Sin embargo, antes de que ninguno de los dos pudiéramos decir nada, los niños estallaron de repente en un chirriante coro de gritos y vítores excitados, haciendo que me zumbaran los oídos. Sin embargo, no pude evitar sonreír, y Sophia tampoco.

-Está bien, está bien-, dijo mientras Clara y un par de niños más empezaban a suplicarle y a tirarle frenéticamente de la falda. -Id todos al armario y coged los zapatos y las gorras para el sol. Daos prisa.

Con una última ovación, todos los niños salieron en estampida para prepararse para el paseo, dejándonos solos en la cocina a Edrick, Sophia y a mí.

-Eres muy amable, Edrick-, dijo Sophia con una sonrisa cansada. -Te lo devolveré en cuanto pueda....

Mientras tanto, Edrick caminaba en solitario al frente del grupo. Sophia se quedó atrás conmigo y hablamos mientras veíamos al multimillonario alfa caminar delante de nosotros.

-¿Qué pasa con la máscara, si no te importa que pregunte?- preguntó Sophia en voz baja. -Quiero decir, entiendo por qué lleva una, pero tú...

Sacudí la cabeza. -Los tabloides están empezando a hacerse una idea equivocada-, dije, sin mencionarle el embarazo. -Eso es todo.

-Ah...- Sophia asintió, reflexionando sobre mis palabras durante unos minutos antes de volver a hablar. -Sabes, realmente parece muy diferente ahora. Es como si ni siquiera fuera el mismo director ejecutivo de WereCorp que conocí aquel primer día en el orfanato... Ha cambiado mucho a mejor, ¿no crees?.

Me quedé mirando la espalda de Edrick mientras caminaba. Iba cogido de la mano de Ella, que a su vez iba cogida de la mano del niño que llevaba detrás, y así sucesivamente. Ella parloteaba alegremente sobre sabores de helados, y aunque no podía ver la cara de Edrick, sabía que probablemente estaba feliz de estar fuera en un día agradable con su hija... Pero al mismo tiempo, simplemente no podía superar el olor a perfume en su ropa de esa mañana. En ese momento, me molestaba más eso que el hecho de que se hubiera quedado dormido borracho en el sofá, completamente vestido y con una botella de whisky vacía. Si quería salir un rato, era cosa suya, pero ¿salir con otra mujer y utilizarlo como excusa para decepcionar a su hija antes? Incluso si cambiaba de opinión y acababa compensándolo, me seguía pareciendo deplorable.

-Sinceramente-, continuó Sophia, sacándome de mis pensamientos, -creo que has tenido un impacto positivo en él.

Fue entonces cuando sacudí la cabeza, con los ojos aún fijos en la espalda del multimillonario alfa.

-No estoy seguro de cuánto ha cambiado-, dije en voz baja.

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