La niñera y el papá alfa romance Capítulo 92

Moana

Los niños olvidaron rápidamente el emotivo momento entre Edrick y yo para cuando terminaron su helado, y salimos de la heladería para emprender el camino de vuelta al orfanato.

Cuando volvimos al orfanato, el sol ya empezaba a ponerse. Ella tendría su entrenamiento con hombres lobo por la mañana, así que teníamos que llegar a casa a tiempo para cenar y acostarnos. Mientras Ella se despedía de sus amigos en el vestíbulo, Edrick y yo permanecimos pacientemente junto a la puerta.

Finalmente, cuando Ella hubo abrazado a todos sus nuevos amigos como si no fuera a volver a verlos, le di a Sophia mi último adiós y empezamos a salir.

-¡Espera! ¡Moana! ¡Sr. Morgan!- La vocecita de Clara gritó, haciendo que nos detuviéramos en seco. -¡Tengo una pregunta!

-¿Qué pasa, Clara?- pregunté, sintiendo que una sonrisa de satisfacción se dibujaba en mi rostro ante la actitud urgente de la niña.

-Um... Bueno, en realidad...- Se giró para mirar a sus amigos. Todas susurraron un momento antes de que Joshua alargara la mano y girara a Clara para que nos mirara. Tenía la cara roja de vergüenza. -Queremos saber... ¿Cuándo os vais a casar tú y el señor Morgan?.

Me quedé helada, al igual que Edrick a mi lado.

-Clara, no hagamos preguntas tan personales-, dijo Sophia, lanzándome una mirada de disculpa mientras se acercaba a Clara.

-Oh... Lo siento, Moana y el Sr. Morgan-, dijo Clara.

-No pasa nada-, respondí, agachándome y plantando un beso en la mejilla de la niña. Me sentía mal por no poder explicar nada más, pero no era del todo mi decisión. El silencio de Edrick me decía que aún no estaba preparado para hablar con extraños sobre nuestra situación, y yo quería respetarlo. -Los veré más tarde, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.

Edrick, Ella y yo volvimos al coche, donde nos esperaba el conductor. Edrick nos abrió la puerta a Ella y a mí, y mientras yo le ponía el cinturón a Ella en su sillita, Edrick subía por el otro lado.

Me sorprendió su pregunta, pero supuse que sabía que acabaría saliendo a la luz. Entre mi silencio y el de Edrick en respuesta a la pregunta de Clara y la forma en que Sophia la apartó de mí, seguro que a Ella le llamó la atención. No sólo eso, sino que la forma en que su padre guardó silencio y desapareció en su estudio durante el resto de la noche también tuvo que incomodarla. Fue ahora cuando me di cuenta de que probablemente ella también estaba dándole vueltas al asunto, y por eso había estado tan callada toda la noche.

Ella no dejaba de mirarme curiosa con sus grandes ojos de cierva, y finalmente solté un suspiro y me senté en el borde de su cama. Le aparté un mechón de pelo de los ojos antes de hablar. -A veces las cosas no salen así-, dije con suavidad.

-Bueno... ¿Por qué no?-, preguntó ella. -En todos mis cuentos de hadas y películas de princesas, el chico y la chica siempre se enamoran y se casan y viven felices para siempre.

Hice una pausa, mordiéndome el labio. -La vida real no siempre es como los cuentos de hadas o las películas de princesas-, dije al fin tras meditarlo. -Pero no pasa nada. Te prometo que todos seguiremos teniendo nuestro 'felices para siempre'... Sólo que será un poco diferente.

Ella no contestó durante un minuto. Observé cómo arrugaba la nariz, masticando y digiriendo lo que acababa de decirle. Por supuesto, me partía un poco el corazón tener que decirle a una niña que los felices para siempre no siempre eran como los cuentos de hadas o las películas de princesas; a veces, en lugar de un príncipe, el chico era un frío director general que no podía comprometerse debido a su estatus social. Y a veces, en lugar de una princesa, la niña era una niñera humana que se metía en una situación bastante complicada.

Pero eso no significaba que no pudiéramos tener nuestro propio final feliz de una forma u otra.

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