Edrick
-Ahí están mis chicas favoritas-, dije con una sonrisa.
Ni siquiera lo pensé antes de decirlo, pero en cuanto salió de mi boca supe que había cometido un error. Ella no pareció darse cuenta, pero Moana sí. Sus ojos verdes, que parecían aún más bonitos con la pequeña cantidad de sombra dorada que los rodeaba, se abrieron de par en par.
-Ja-, dije, fingiendo sorpresa ante mí mismo con la débil esperanza de poder salirme con la mía sin que Moana insistiera demasiado en esto, -lapsus linguae. ¿Estáis listos?
...
Cuando llegamos al banquete, la fiesta ya había empezado. El banquete de fin de verano era una antigua tradición de la familia Morgan. El banquete al que había llevado a Moana y Ella a principios de ese verano era únicamente para la familia más cercana y los amigos íntimos, pero este banquete era diferente. Todos los veranos, prácticamente todos los miembros del clan Morgan, desde la familia más cercana hasta los primos más lejanos y todos los amigos y familiares por matrimonio, venían de todas partes del mundo a visitar la mansión de mis padres. Ni que decir tiene que estas fiestas eran enormes y a menudo duraban dos o tres días. Por eso pagué a mi viejo amigo Tyrus para que viniera a peinar y maquillar a Moana; claro, era necesario para la niñera, pero yo quería causar una buena impresión. Además, tenía que admitir que quería hacer algo bonito por Moana para que se sintiera mejor, aunque nunca se lo diría.
El conductor paró en la entrada principal y nos bajamos. Moana cogió a Ella de la mano mientras subíamos por el ancho camino de piedra, bordeado de fuentes y esculturas, pero en cuanto Ella vio a sus otros primitos echó a correr al instante.
-¡Ella!- Moana llamó, tomada por sorpresa por la repentina carrera loca de Ella.
-No pasa nada-, dije riéndome. -Sólo ve a estos niños una vez al año. Estará bien, aunque ese vestido probablemente acabará en la basura cuando termine de revolcarse con ellos como un animal.
Moana soltó una carcajada irónica y me siguió por los escalones hasta la puerta principal, donde los criados esperaban para llevarnos las chaquetas. Nos ofrecieron copas de champán casi nada más entrar en la gran sala de banquetes, pero Moana las rechazó.
-Cariño-, me llamó la conocida voz de mi madre al entrar. Nos saludó desde el otro lado de la multitud y Moana y yo nos dirigimos hacia ella. Por supuesto, con tanta gente aquí, solo le dedicó a Moana las cortesías básicas, aunque yo sabía que mi madre deseaba en secreto adular a la madre de mi segundo hijo toda la noche. Cuando estaba con Olivia, ocurría lo mismo. No tenía que ocultar mi relación con Olivia tanto como con Moana, así que mi madre se pasaba horas en esos eventos efusiva con ella a pesar de la hosquedad de mi padre porque no estaba casado con ella. Sin embargo, en cuanto se quedó embarazada, Olivia dejó de acudir a los eventos; yo no me di cuenta en ese momento, pues pensaba que solo se trataba de náuseas matutinas durante todo el embarazo, pero en realidad estaba saliendo a escondidas con otros hombres y solo utilizaba el embarazo para mantenerme fiel.
-¿Cómo estás, mamá?- pregunté, plantándole un beso en la mejilla mientras Moana permanecía cerca, con aspecto un poco fuera de lugar a pesar de su lujoso atuendo.
-Estoy espléndida-, dijo mi madre, y luego se volvió hacia Moana. -Y tú estás absolutamente impresionante, querida. Estás radiante.
Moana se sonrojó. -Gracias.
Entonces, mi madre se volvió hacia mí y bajó la voz. -Te aconsejo que te mantengas alejado de tu padre, al menos hasta que se haya tomado un par de copas-, dijo, dándome una palmadita en la mano. -No está muy contento con lo del tabloide.
Mis ojos se abrieron de par en par: después de todo, mi padre había visto el tabloide. Como no me llamó para regañarme, pensé que no lo había visto.
-¿Sabe él...?- Pregunté, indicando el embarazo de Moana.
-Creo que podría tener una idea-, respondió mi madre. -Pero le dije que sólo estábamos almorzando y que no habías mencionado nada de un embarazo. Eso podría haber disipado sus sospechas por el momento.
Fruncí el ceño. -¿Qué pasa?
-Bueno... Todo el mundo vio ese tabloide, ya sabes. Ahora, no estoy diciendo que lo que estaba en la portada de ese tabloide es necesariamente cierto - aunque creo que el peso añadido de la niñera lo dice todo de todos modos - pero usted sabe que la gente está obligada a empezar a hacer preguntas. Y, bueno, digamos que el tabloide tenía razón y tú tenías algo que ocultar... yo podría ayudarte a ocultarlo.
-¿Ah, sí?- pregunté, enarcando una ceja mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.
Kelly sonrió. -Sí. Creo que necesitas una 'esposa' pública, por así decirlo. Preferiblemente una Alfa de buena familia.
No pude evitar poner los ojos en blanco. -Y supongo que esperas que seas tú-, repliqué. Kelly no pareció inmutarse.
-Podría ser cualquiera-, dijo. -No es que fuera real. Sólo real para el público. Esta 'esposa' también podría reclamar a Ella como su hija, así que no sólo podrías librarte de especulaciones, sino que además ya no tendrías que esconder tanto a Ella. Creo que todos saldríamos ganando.
No supe qué decir. Me sorprendió completamente esta absurda idea de Kelly, y me hizo preguntarme en el fondo si ella lo había orquestado de alguna manera; estaba tan encaprichada de mí que no me extrañaría que fuera el donante anónimo que intentó pagar al tabloide para que mantuviera la foto, sólo para causar un alboroto y no darme otra opción que seguir adelante con esta relación -falsa.
Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, Kelly volvió a hablar. Se acercó más a mí y sus ojos se entrecerraron seductoramente.
-Piénsalo de esta manera-, dijo. -Si saliera del armario como tu esposa alfa y madre alfa de Ella, entonces ya nadie te molestaría por lo de la niñera; porque nadie acusaría jamás al director general de WereCorp de ser infiel a su esposa con una humilde sirvienta humana... ¿Verdad?.
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