La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 44

Después de regresar a casa Sasha esperó a Jacob, pero llegó cuando ella ya estaba dormida, recibió un informe del día de Sasha por parte de Sánchez, después subió a la habitación, se dio un baño, cuando iba a acostarse, miró una caja sobre la almohada, la abrió y miró la corbata, Jacob sonrió y dejó la caja en la mesa de noche, se metió en la cama y abrazó a Sasha, esta de inmediato lo abrazó.

Por la mañana Jacob despertó como siempre primero que Sasha, y la abrazó más lo que hizo que Sasha despertara.

—Ya ya desperté —dijo aún con los ojos cerrados y adormilada.

—Sigue durmiendo, yo sólo quiero abrazarte —Jacob se dio vuelta quedando boca arriba y Sasha sobre él, lo que hizo que Sasha abriera los ojos.

—¿Quieres que duerma sobre ti? eres cómodo, así que quizá sí lo haga —Jacob escuchó cómo la voz de Sasha iba dejando lo adormilado.

—Quiero mi beso antes de que te duermas —dijo Jacob y Sasha volteó a verlo, le sonrió, se acercó a el dándole un suave beso, el cual se fue haciendo más pasional y apasionado. Jacob metió las manos debajo de la blusa de seda acariciando con sus pulgares la piel de Sasha, luego subió más las manos hasta llegar en medio de las escapulas, el beso se acortó—, ¿nunca llevas brasier con la pijama?

Sasha negó con la cabeza y luego dijo:

—Sólo cuando me duelen porque llegará mi periodo.

—Interesante.

—¿Y resolviste el problema? o ¿aún debes de ir a la base? —le preguntó Sasha mientras desabotonaba la camisa de pijama de Jacob.

—Sí, por eso llegué tarde anoche —Jacob le quitó la blusa de Sasha dejando sus senos al descubierto, pasó su dedo índice por en medio y Sasha sonrió.

—Qué bien... ¿y se puede saber qué ocurrió? o ¿es secreto?

Jacob se sentó dejando a Sasha sentada sobre sus piernas.

—Una falla humana, confundió la Granada de humo con la explosiva, lo bueno que las de entrenamiento son menos potentes —dijo. Se acercó a los senos de Sasha para besarlos cuando timbró el celular de Jacob, lo que frustró a ambos. Jacob contestó y era del cuartel, Sasha lo dejó hablando y se fue a dar una ducha, Jacob la alcanzó y hicieron el amor en la ducha, Jacob llevó cargando a Sasha hasta la habitación, y comenzó su rutina de vestirse para desayunar e ir a la empresa.

Los días pasaban hasta llegar a los quince días el día de hoy. Sasha estaba mirando de nuevo el jardín, Jacob había visto a Sasha quedarse mirando el jardín y tenía curiosidad, porque yo alguna vez le dije que en el jardín podía casi mirar a nuestros hijos, pero al final fue sólo un sueño.

—¿Por qué miras el jardín tanto? ¿acaso piensas en que algún día podrían jugar niños en él?

Sasha se sorprendió al escuchar a Jacob. Luego la abrazó por la espalda y también miró el jardín. Sasha entendió que esos niños serían sus hijos, y como Jacob no lo dijo abiertamente, Sasha entendió que él no quería tener hijos con ella, aunque nunca se había puesto a pensar en eso.

—No, sólo pensaba que se ve muy vacío, jamás he pensado en hijos.

Jacob se sintió aliviado por una parte, pero por alguna razón le molestaba escuchar que Sasha no ha pensado en tener hijos, sus hijos, pero también pensó que es mejor que ningún niño naciera.

—Es tu casa, también puedes hacer lo que quieras —Jacob le besó la mejilla.

Sasha llevó algunas plantas, pero solo decoró la vista, pues aun sentía que esa no era su casa a pesar de lo que Jacob dijera.

Los días transcurrieron y el detective enviaba el informe, este decía que sólo iba con dos mujeres o Jacob no llevaba toda la escolta de guardaespaldas, pero nunca se sabía cuándo saldría con ellas, por lo demás siempre iba acompañada por la escolta, y pasó muy rápido un mes y una semana, esa mañana Sasha despertó de golpe por náuseas y rápidamente se deshizo del agarre de Jacob, lo que lo despertó y escuchó a Sasha vomitar, y en el baño justo igual que el la noche anterior, se levantó y fue donde Sasha que aún tenía la cabeza en el inodoro y le detuvo el cabello.

—No debimos de comer fuera de casa mariscos —dijo Jacob mientras le frotaba la espalda.

—Tienes razón, o quizá teníamos el estómago algo delicado —Sasha le bajó a la taza y fue a cepillarse los dientes. Jacob observó que estaba muy pálida.

—Descansa un poco, si sigue tu malestar, iremos al médico ¿sí?

—Está bien —apenas dijo Sasha cuando Jacob la cargó en brazos hasta la cama. Sasha se quedó dormida, Jacob avisó a su mano derecha Benjamin que hoy iría tarde que reacomodará su día, después se dio una ducha y bajó, miró a la señora Naomi.

—Haga un desayuno ligero para la señora, amaneció con el estómago revuelto.

—Sí, señor —Naomi ya había hecho sus posiciones equivocadas antes, así que hoy no quiso hacer suposiciones.

Después de desayunar Jacob, subió y trabajó en la habitación sentado en el sillón, ya que quería estar al pendiente de Sasha. Sasha despertó una hora después, pensó que Jacob se había marchado a la empresa, pero cuando se incorporó, miró a Jacob muy concentrado.

—¿Ya te sientes mejor? —le preguntó Jacob subiendo la vista, y Sasha supo que la había estado cuidando.

—Sí, iré a ducharme —Sasha se levantó, fue al baño, pero Jacob miró que aún estaba un poco pálida.

Sasha sólo desayunó fruta, lo demás no quería ni verlo, se fueron a la empresa. Jacob se puso a trabajar, Sasha le ayudó a archivar y después empezó a trabajar con el bordado, ya llevaba más de tres tercios del bordado, pero al medio día empezó a sentir sueño, hacía días que se quedaba dormida durante la tarde.

Jacob no la desvelaba por lo mismo aunque ninguna noche habían dejado de hacer el amor hasta anoche que Jacob se sentía mal. Sasha terminó quedándose dormida cinco minutos, sólo cinco minutos, y despertó como si hubiera dormido más tiempo, y también al mirar a Jacob quería hacer el amor en la oficina, ese pensamiento de verse sentada en el escritorio y Jacob penetrándola la hizo pensar que se estaba volviendo ninfómana, así que siguió con el bordado a la una. Sasha se puso de pie y fue donde Jacob, lo abrazó por detrás y le besó el cuello.

—Jacob, ¿quiero hacerlo aquí?

Esta declaración tomó por sorpresa a Jacob, ya que desde que habían empezado a tener relaciones jamás lo habían hecho en la oficina.

—Sabes que afuera están mis asistentes y tus guardaespaldas.

—Ya es la hora de la comida, y puedes mandar a comer a Sánchez y Benítez.

Jacob se rió entre dientes:

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