—Elisa estuvo aquí y fue llevada a su casa —dijo Orlando mirando a José—. Ya que la dejaste libre, podré tener una oportunidad con ella.
Nadie dijo nada del gusto peculiar de Orlando, pero José sintió celos de que Orlando se acercara a Elisa.
—Elisa no es un juguete —dijo José al final.
—Yo lo sé y es una buena chica hasta cierto punto inocente como una colegiala, lo cual es interesante para mí.
—No te atreves ....
Orlando interrumpió a José antes de que terminara la frase:
—¿A qué? ¿lastimarla? ¿jugar con ella? ese trabajo ya lo hiciste tú, yo sólo recoger los pedazos y reconstruir la vida de ella —justo en ese momento le llegó un mensaje a Orlando—, me tengo que ir.
Orlando se despidió y José enseguida quería irse, se estaba despidiendo cuando Sasha le advirtió:
—José, Elisa ya no es de tu incumbencia, no digas a Orlando y mucho menos vayas a la casa de Elisa, recuerda que decidiste dejarla y si la haces llorar de nuevo, te juro que ahora sí no te dejaré ir.
—No lo haré —dijo al final José, se despidió, pero Sasha no estaba convencida de que José cumpliera alguna de las cosas que le dijo, sólo esperaba que no siguiera a Orlando y lo viera con una preparatoriana de 18 años, pero José fue a la casa de Elisa.
Después de que José y Orlando se fueran, Sasha estaba de mejor humor, así que salió al jardín, Jacob miró cómo se quitó los zapatos y caminó por el pasto descalza y luego se sentó para después recostarse en el pasto del jardín.
—Se le ve de mejor ánimo ¡menos mal! —dijo la abuela.
—Creo que necesitaba descargar su tensión, tanto por lo de José como lo de querer volver a ver lo antes posible.
—La próxima trae a uno de tus hombres o le compramos un muñeco jajajaja.
—Mamá Lourdes, tengo que hacerte una pregunta sobre cuando era adolescente —la abuela asintió—, hace unos días encontré una foto mía, pero no recuerdo haber ido a un balneario ¿Por qué fuimos?
La abuela hizo memoria y al recordar le dijo:
—Creo que fue para tu cumpleaños y el de Orlando, pero tuviste que ir sólo, ya que Orlando por travieso se toció el tobillo y tuvimos que llevarlo al hospital, pero ese día llegaste algo feliz y diciendo que irías al campamento sólo por el uniforme.
—Ya veo.... —Jacob se quedó en silencio y la abuela lo miró algo preocupado por lo que ella se preocupó.
—¿Qué hay en esa foto? que te tiene así.
—A Sasha y su padre.... si hubieran podido ir ese día, habrían encontrado a Sasha —Jacob vio la confusión de la abuela y le dijo sobre que él estaba al fondo, pero no recordaba aquel día....
«Te odio, te odio....Eres asqueroso...»
De pronto le llegó el recuerdo de una voz infantil.
—Mamá Lourdes, creo que hice algo malo ese día —dijo Jacob, ya que al principio su mente lo llevó a pensar que hizo algo de lo peor pero al recordar lo que dijo Sasha que un chico mayor la salvó.
—No lo creo, Jacob, tienes un buen corazón desde niño y eso no cambiaría.
Jacob sacó el celular y le mostró la foto a la abuela, ya que Jacob había escaneado la foto para que no se perdiera algún detalle, cuando la abuela la miró, se quedó sorprendida al ver a Jacob de 16 años sonriendo de lado y papá y Sasha abrazados.
—Ya había olvido lo lindo que eras de niño, y lo poco desarrollado que estabas para tu edad, y mírate, ahora nadie pensaría que son la misma persona —dijo casi en burla la abuela.
—Mamá Lourdes, sólo quiero recordar ese día.
—No te fuerces mucho, recordarás cuando sea el momento.
Jacob realmente quería recordar, pero entre más lo intentaba, menos podía, y la cabeza le comenzó a doler, a todos les pareció extraño que Jacob dijera que le dolía la cabeza, después la abuela recordó la razón, Jacob no podía dejar ese asunto sin saber la razón, al final Jacob fue a descansar a la habitación donde aún trataba de recordar aumentado su dolor de cabeza, al final la pastilla que tomó hizo efecto y se quedó dormido.
Viridiana llevó a Sasha a la habitación de ella y Jacob, ya que estaba preocupada por él, cuando abrieron la puerta, la habitación estaba silenciosa.
—¿Está dormido en una buena posición? —le preguntó Sasha a Viridiana.
—Sí, sólo tiene el antebrazo sobre los ojos.
—¿Podrías traer una toalla húmeda para ponérsela en la frente?
Viridiana sonrió y fue a hacer lo que le pidió Sasha, y Sasha fue donde Jacob y se paró a su lado, cuando Viridiana se acercó, miró a Sasha y le puso la toalla en las manos:
—Como esposa del capitán tienes los honores, despacio no estás muy lejos.
Le decía Viridiana después de colocar las manos de Sasha sobre la cabeza de Jacob y así ella podría ponerle la toalla a Jacob:
—Trabaja tanto últimamente, para poder darme tiempo suficiente, era inevitable que algo así sucediera.
—Lo hace porque te ama, y no te preocupes, el capitán estará como nuevo.
Sasha dejó la toalla húmeda sobre la frente de Jacob y este despertó:
—¿Qué haces aquí?
—Lo siento si te despertamos, vuelve a descansar —dijo Sasha y Jacob se quitó la mano antebrazo de los ojos y miró a Viridiana que estaba a un lado de Sasha.
—Ya me siento bien, gracias por la compresa fría.
—Te dejamos para que sigas descansando —dijo Sasha y Jacob le tomó la mano y le dio un beso.
Viridiana sonrió envidia por lo amorosos que eran el uno con el otro. Sasha a pesar de su discapacidad visual intentaba cuidar de Jacob, y Jacob siempre anteponía a Sasha, las dos salieron de la habitación, y Jacob cerró los ojos, pero no podía dejar de pensar porqué no podía recordar, así que llamó a su última esperanza, Carolina en ese tiempo lo visitaba de vez en cuando.
Le dijo Jacob a la pequeña Sasha a la que ayudaba a ponerse de pie, y esta le puso uno de sus broches que se le habían caído en un lado a Jacob.
—Mi papá dice que las niñas deben de traer accesorios o te confundirán con un niño.
Jacob se rió:
—En realidad soy un niño.
—Eres tan... hermoso como una niña.
—No lo vuelvas a decir o te besaré —dijo Jacob con rudeza, lo que más odiaba en ese entonces era que le dijeran hermoso y más una niña, la pequeña Sasha se cubrió la boca con ambas manos, Jacob se quitó el broche y se lo regresó a la pequeña Sasha.
—Te llevaré donde tus padres.
Cuando Jacob se dio la vuelta, Sasha miró algunas de las cicatrices que sobre salían de la playera que llevaba.
—¿Qué te pasó?
—Me los hizo un monstruo.
—Una bestia salvaje, ¿un oso? te ayudo un oficial, sabías que a muchas niñas y señoras les gustan los chicos con uniforme, mis favoritos son los militares, por eso le pido a papá ver el desfile militar...
Jacob interrumpió a la pequeña Sasha que divagaba con lo que decía.
—Ninguno animal, fue una persona que sólo se le puede decir monstruo.
—Mi madrastra me dio una cachetada el otro día y papi la regañó, debiste decirle a tu papi...
—¿No puedes cerrar la boca?, sólo un momento
Sasha apretó los labios, pero era una niña que decía lo que pensaba.
—Pero papi dice que debes decirle a...
Jacob sólo quería que se callara un momento, ya que no podía pensar donde la vio aparte de que estar mirando tanto a la pequeña Sasha sentía ganas de besarla y lo hizo, besó a la pequeña Sasha, admitámoslo, chicas, nuestro primer beso no se sintió como lo cuentan mariposas y esas cosas, bueno sí, pero por el asco que le dio a uno así, Sasha sonrió que fue lo más asqueroso que le habían hecho y más porque sintió la lengua de Jacob rozarle los labios, Sasha se apartó y pasó su mano por los labios y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—Me quitaste mi virginidad, te odio, te odio, asqueroso ángel hermoso roba virginidades.
Sí, eso le gritó la inocente Sasha y comenzó a correr dejando en el suelo su broche, a Jacob le había fascinado asentir los labios de la niña y por un momento sólo se quedó mirándola irse, pero después fue a buscarla cuando dio con ella, papá ya estaba con ella tratando de consolar a la pequeña niña hasta que le dio un cono de nueve sabor chocolate, y luego él estaba detrás cuando los miró tomarse una foto, Jacob sonrió, porque parecía que la niña era fácil de hacerle dejar de llorar si se sabía su punto débil, y también se sentía feliz que el padre de la pequeña la quisiera tanto, pondría el mundo boca bajo con tal de verla sonreír de nuevo.
La razón por la que Jacob decido olvidar ese día fue porque aunque con los días él pensaba en esa niña, se dio cuenta que era absurdo que él estuviera con una niña de esa edad, después con la visita de Carolina recordó verla llorar cuando su padre la golpeaba, y se sintió como si él fuera como su padre cuando recordó la cara triste de Sasha a punto de llorar y no lo hizo frente a él, cada que recordaba la cara de Sasha era una tortura para él y su corazón, esta era la verdadera razón por la que no podía ver llorar a las mujeres que le importaban, aunque olvidó esto, su subconsciente se lo recordaba.
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