La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 60

Jacob había estado perdido en sus recuerdos y no se percató del tiempo que estuvo dentro del estudio y pensó que había sido un pervertido por fijarse en una niña de 7 años cuando él tenía dieciséis años, y también se puso a pensar que sólo tenía vagos recuerdos de ese año, sólo cosas relevantes recordaba y nada que hubiera que ver con Sasha, ya que para él era como una mancha oscura que jamás podría quitar.

—¿Hijo, qué sucedió? —preguntó la abuela muy angustiada—, ya cenamos y tú aún estás aquí.

—Recordé porqué había dejado olvidado ese día... después de todo si saque algo de Jaime, no soy tan buena persona.

—No lo creo, Jacob.

—No soy peor.... o dime ¿cómo explicas que desde que regresé de ese balneario, sólo tenía en la mente llevarme a la cama a una niña de siete años?.

—¡Jacob!

—Es la verdad, mamá —Jacob se puso de pie y caminó a la ventana donde sólo se veía oscuridad y algunas luciérnagas, la abuela miró el broche de cabello de niña.

—Solo fue una etapa, tenías todas las hormonas a flor de piel... no eres ni eras un depredador de niñas pequeñas... —la abuela dio un suspiro—, siempre fuiste muy callado y no nos decías nada, si me hubieras dicho, o a Carolina no estarías así ahora... como te digo, sólo fueron tus hormonas y te hubiera dicho que la buscaras cuando ella fuera mayor de edad, lo demás lo hiciste sólo, te conseguiste chicas de tu edad.

La abuela le dio unas palmadas en la espalda:

—Pero no puedes ir a buscarla ahora que estás casado o tus sentimientos cambiaron por Sasha.

Jacob se rió con ironía por lo irónico que era la vida y el mismísimo destino:

—No.... me vas a golpear, mamá, la niña es Sasha y le robé su primer beso ese día.

La abuela se rió en tono de burla:

—No, de eso se encargará tu esposa cuando se lo digas, por mí, díselo ahora mismo, no te podrá dar una paliza como es debido.

—No, esperaré a que recupere la vista.

—Entonces ve a cena y ve con tu esposa que debe de estar preocupada.

Y así lo hizo Jacob, guardó la caja y la llevó consigo, después de cenar subió a la habitación, Sasha estaba boca arriba, Jacob pensó que se había quedado dormida, así que se fue a dar una ducha y cuando regresó.

—¿Hay problemas? —le preguntó Sasha con preocupación.

—No sólo.... todo está bien, deberías de estar dormida ya.

—No puedo sin ti, soy codependiente de ti para dormir últimamente —Sasha movió sus dedos entre sí, se veía tan linda y tan inocente a los ojos de Jacob y él sonrió.

—Aquí el codependiente soy yo, no sé porqué presiento que tu pijama de invierno me va a reemplazar —dijo abrazando a Sasha y esta se acomodó entre su pecho, en las noches que no podía dormir sin Jacob, solo así podía dormir tranquila.

—Nadie ni nada podrá reemplazarte mi amado Jacob.

—Te amo Sasha.

Quince días pasaron volando, José no pudo soportar ver a Orlando y Elisa juntos, aunque Orlando y Elisa solo eran buenos amigos. Era lunes por la mañana cuando Elisa iba de salida al trabajo cuando se topó a José con un ramo de rosas.

—Elisa, yo... sé que estuve mal...

No lo dejó terminar cuando le cerró la puerta en la cara, Elisa pidió permiso urgente para llegar tarde, José se quedó en la puerta por un rato, al ver que Elisa no saldría decidió retirarse, Elisa era la última en salir a trabajar en su casa, sólo su madre estaba en casa, cuando la miró, preguntó porqué aún no se iba, Elisa le inventó que le había dolido el estómago y no quería correr el riesgo de un incidente en el tráfico.

Cuando llegó a la recepción, la recepcionista le entregó un ramo de rosas, y Elisa le dijo que si le gustaban que se las regalaba sólo tomó la nota. Sasha y Jacob ya habían llegado y cuando llevó, fue con Sasha, ya que ella se preocupaba mucho desde lo que le hizo José.

—Dime que no te fue a buscar.

—No lo hizo —dijo de inmediato Elisa y Sasha torció la boca, porque la cachó en la mentira aunque aún no podía verla.

—Has un archivo por mí y vas a ir poniendo fecha y hora en que te molestó, y hablo en serio, tira las flores y guarda las notas, dame la nota de hoy.

Elisa volteó a mirar a Jacob, pero él estaba mirando el monitor, Jacob no la iba a ayudar, y en cuanto a José, como tenía tiempo de molestar, le daría más trabajo. A Elisa no le quedó otra que darle la nota a Sasha y salió.

—¿Te regañaron?

—No, sólo fue por el amigo de la señora.

—Has lo que te diga aunque para ti sea personal, también lo es para ella porque es su amigo, y tú también.

Dentro de la oficina Jacob dejó de escribir.

—Sabes que quizá lo perdone.

—Lo sé, sólo quiero que lo haga sufrir y no olvide lo que le espera si hace las cosas mal.

—Ok, le mandaré más trabajo, ya que tiene tanto tiempo libre.

A Sasha le preocupaba José, pero debía de tener una buena lección, los días siguientes Elisa recibía flores y al principio las regaló a todo el que elogiara el ramo, sólo tomó la tarjeta, en realidad José no se había parecido recientemente, sólo las flores enviadas, así fue hasta que ya vas a oficina de sus conocidos, tenían flores y como no podía volver a darles, se tuvo que dar con las flores, y Sasha se dio cuenta por el olor aunque Jacob no le dijera, ella preguntó porqué olió a flores específico rosas, Elisa tuvo la mala fortuna de que ahora que no podía regalarlas más adelante habían sido puras rosas, y Sasha conocí a bastante bien ese aroma, José fue una o dos veces a ver a Sasha, pero ninguno mencionó a Elisa o lo que sucedía, sólo se quejó que tenía demasiado trabajo, por eso no la visitaba.

Pasaron más de quince días, Sasha se había sentido mareada en el ascensor, pero no dijo nada, y el lugar de Elisa parecía una florería, ya también le había puesto uno a sus compañeros y los escritorios de Sánchez y Benítez. Sasha iba del brazo de Jacob cuando se detuvo el mareo de Sasha, ya era insoportable, apenas dijo la primera sílaba del nombre de Jacob cuando se desplomó inconsciente, Jacob alcanzó a agarrarla, por lo que no sufrió algún golpe, Elisa se levantó súbitamente y dio dos pasos cuando se le nubló la vista perdiendo el conocimiento, para desfortuna de Elisa no había nadie cerca, así que cayó al piso, Benítez que era el más cercano a Elisa fue en su ayuda, las dos mujeres se habían desmayado al mismo tiempo, Jacob sostuvo a Sasha en brazos.

—Teo, llama a José, dile que vamos con ambas mujeres al hospital, y que tengan un auto listo para Benjamin y Elisa —Ordenó Jacob aunque se podía notar la preocupación en la cara pese a su tono autoritario y despreocupado.

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