La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 94

Orlando están tan feliz de que Azul le correspondiera que había olvidado que dejó la puerta abierta, se escuchó un carraspeo de garganta, y Orlando se apartó de los labios de Azul quien se sonrojó al ver al chico de servicio a la habitación.

—Servicio a la habitación —dijo y metió el carrito con comida, Orlando le dio un billete y el chico salió cerrando la puerta.

—¿Apenas vas a desayunar? —preguntó Orlando un poco confundido.

—Sí, no había tenido apetito —dijo apenada Azul.

—Ok, entonces a desayunar, preciosa.

—Está bien.

Azul se puso a desayunar, se sentía extraña desayunar mientras Orlando la miraba como si ella fuera un sueño, aunque para ella, él era el sueño una aparición muy hermosa que si estuviera dormida le encantaría no despertar.

—Azul, ¿serás mi novia? —al preguntar Orlando, Azul casi se ahoga con lo que estaba comiendo, Orlando se asustó y le dio de palmaditas en la espalda—, lo siento, preciosa, es sólo que no quería quedarme con esa pregunta.

—Orlando....

—No, no digas nada, soy muy imprudente, es sólo que me gusta saber qué tipo de relación tenemos, si amigos con derecho o novios, pero puedo estar un tiempo sin ponerle título a esto.

Azul lo miró, sonrió, ya que le parecía muy tierno cuando se ponía nervioso, al parecer así eran estos mellizos, ambos tenían esto en común.

—Ahora veo el parecido entre los mellizos —dijo Azul, Orlando se le quedó mirando y luego sonrió, porque Azul estaba bromeando.

—Tenemos muchas cosas en común, aunque no lo creas, pero no pienses en mi hermana mientras estás conmigo, o pensaré que es ella quien te gusta —Orlando se escuchaba tan inseguro que Azul sólo se rio.

—Nunca podría pasar algo así, porque a mí me gustan los chicos y no las chicas.

Orlando no pudo contenerse y le robó un beso a Azul:

—Los chicos no, sólo yo, mi bella Azul.

Azul se sonrojó y empezó a comer, mientras comía pensaba si había hecho bien en darle esta oportunidad a Orlando, pero el pensar en verlo con otra mujer simplemente le decía que no podría soportar eso.

Por otro lado Sasha miraba un maratón de un anime con Jacob, y se preguntaba cómo les iba, si Azul le dio una oportunidad o si lo mandó a volar.

—¿Piensas en ellos dos? —preguntó Jacob.

—Sí, ¿crees que lo mandó a volar en cuanto lo vio?

—No lo creo —dijo Jacob muy seguro.

—Yo lo habría hecho —dijo Sasha sin apartar la mirada de la pantalla.

—¿De verdad lo harías?

—Claro que sí y hasta me iría a otro..... Jajajaja, no, Jacob, jajajaja, deja de hacerme cosquillas —dijo mientras se retorcía entre los brazos de Jacob quien le hacía cosquillas.

—Te mereces el castigo, por pensar en abandonarme.

—Jajajaja no, lo pienso, ya jajajaja déjame Jacob, ya sabes que te amo.

Jacob dejó de hacerle cosquillas, la sentó a horcajadas sobre sus piernas y la besó:

—Te amo, pequeña.

—También te amo, hermoso —dijo Sasha y besó a Jacob, este le empezó a acariciar las piernas, tenía deseo de hacer suya a Sasha en esa sala de cine en casa de mis padres, así que su miembro no tardó en ponerse erecto, tomó los glúteos de Sasha, la empezó a mover haciéndole saber a su intimidad y a ella lo que quería en estos momentos, Sasha dejó los labios de Jacob.

—Dime que si traes preservativos —dijo y besó los labios de Jacob con pasión.

—Uno —dijo Jacob y mordió el labio inferior de Sasha.

—Qué poquito —se quejó Sasha.

—Quizá no deberíamos....

—No, sí quiero —lo besó—, y después subimos y seguimos con más.

En respuesta Jacob hizo a un lado la panty, comenzó a estimular el clítoris de Sasha y esta empezó a besar el cuello de Jacob, Jacob adoraba que Sasha fuera tan caliente y más aún que justo ahora llevara puesto un vestido, no había un estorboso pantalón, sólo esa delicada prenda íntima que él podía fácilmente hacer a un lado, metió un dedo en la cavidad de Sasha y esta gimió despacio y susurró el nombre de Jacob, Jacob la masturbó sin clemencia haciendo que Sasha se corriera en sus dedos, después se desabrochó el pantalón y sacó su miembro erecto, Sasha se lo acomodó y despacio se sentó sobre ese duro y grande miembro, Jacob le besó el cuello y acarició sus glúteos.

En lo que Sasha subía y bajaba, Jacob dejó sus glúteos y llevó sus manos a la espalda de Sasha, desabrochó el vestido y bajó la blusa junto con el brasier, metió el seno de Sasha en su boca, mordió y succionó el pezón, con la mano acarició y jalaba el pezón, entre gemidos se decían lo mucho que se amaban y se deseaban, hasta que llegaron al orgasmo, Sasha recargó su frente en el hombro de Jacob, este sacó su miembro y retiró el preservativo.

Sasha se preguntaba hasta cuándo dejarían de usarlos, extrañaba sentir al desnudo miembro de Jacob hundirse en ella, sentir sus calientes fluidos llenarla, pero tenía que aguantar hasta ese momento que parecía eterno. Ambos se acomodaron la ropa, Jacob metió el preservativo en una bolsa de golosinas que tiraron a la basura, Sasha había caminado a las escaleras pero Jacob la jaló.

—Vamos a casa, en una media hora vendrán todos y ya no podremos hacer nada —dijo Jacob y Sasha lo siguió, salieron de la casa de mis padres y fueron a la suya, en cuanto abrió la puerta, Jacob metió a Sasha entre besos, la temperatura de ambos subió y no subieron las escaleras a la habitación, sino que Jacob recargó a Sasha en la pared, sacó otro preservativo y sin previo aviso la penetró, después rompió la panty, Jacob chupó los labios de Sasha, Sasha sentía más con ese preservativo, era casi como hacerlo sin él, a Sasha le gustó mucho sentir más y no se contuvo, gimió con fuerza mientras era penetrada por Jacob sin compasión, pero Jacob mantenía sus manos en la espalda de Sasha, siempre temía hacerle daño a su espalda. Después de un tiempo ambos llegaron al orgasmo.

—No dijiste que sólo tenías uno... —dijo Sasha con la voz entrecortada por la falta de aire.

—No podíamos usar dos en el cine de la familia —dijo Jacob y se llevó a Sasha cargando, subieron las escaleras, cuando llegaron a la habitación, de nuevo hicieron el amor, Sasha y Jacob pasaron la mayor parte de la tarde habiendo el amor y la otra parte Sasha se la pasó dormida, Jacob se encargó de la cena y la llevó a la habitación, cuando Sasha despertó, Jacob ya entraba con la charola.

—¿Aun quieres más, pequeña? —le preguntó Jacob al ver cómo Sasha lo miraba de arriba abajo.

—Sí.... que diga no... —Sasha se sonrojó y Jacob se rio.

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