Después de que comió el caldo Sacha se quedó dormida, y Jacob trabajó desde casa más específico el sillón junto a la ventana, por la tarde recibió la visita de Azul.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Azul a Sasha.
—Pues mejor....cof, cof... ¿cómo te fue con Orlando? —le preguntó Sasha a Azul y esta se sonrojó—, ¿dime qué lo hiciste sufrir?
Azul miró a un lado y Sasha dio un suspiro:
—Debí de a verte llevado más lejos.
—Gracias por los ánimos, hermanita chula —dijo Orlando entrando caminando hacia la cama.
—Si ella no te puede poner en tu lugar, para eso estoy... atshu, atshu, atshu.
—Salud.
—Salud.
Dijeron ambos y Sasha agradeció después de sonarse la nariz:
—Vamos hermanita, perdóname ¿sí? Mira te traje un pay.
—¿De queso?
—¿De qué más podría ser si no de queso? —dijo Orlando y Sasha miró la rebanada de pay.
—Ok, ok, ven, dame mi rebanada —dijo Sasha calmada y Orlando dudó un momento antes de acercarse a Sasha, Azul lo notó y se preguntaba la razón, ya que Sasha estaba tranquila y le hablaba con amabilidad, en cuando se acercó Orlando, Sasha lo agarró del cabello.
—Auch, agh, suéltame Sasha.
—Mira, Orlando, te salvas de una paliza como la de José sólo porque estoy convaleciente.
—Pero sí sólo estás resfriada.
—Cállate —le gritó y jaló más el cabello—, más te vale que Azul no vuelva a derramar una lágrima por ti, o le diré a Sánchez que me ayude a hacer otra macana con tu nombre.
—No la haré llorar, lo juro, hermanita —prometió Orlando y Sasha le dio un beso en la frente, y después lo soltó para agarrar el plato con el pay, Azul se le quedó mirando sorprendida, porque era la primera vez que vea a Sasha actuar agresiva, Sasha le tocó la mano a Azul:
—Si te hace algo, sólo dime y le damos una paliza... porque no se acuestan junto a mí y me hacen compañía —Sasha hizo pucheros, Azul y Orlando se vieron un poc,o porque de agresiva a niña mimada sólo le había tomado un segundo cambiar su cara a una de lástima, pero en realidad era por el resfriado, Sasha los puso uno en cada lado de ella y miraron un poco de televisión, Sasha sólo comió media rebanada antes de quedarse dormida.
Cuando Jacob entró después de haber hecho una llamada al extranjero, y se encontró con ese cuadro de tres personas en su cama, dos a los lados de su esposa quien dormía con un plato con medio pay.
—Tío Jacob, ella nos obligó —dijo Orlando en voz baja señalando a Sasha.
—Es como una niña —dijo Jacob miró la hora y ya era la hora del medicamento de Sasha—, como buen hermano, la vas a despertar.
Al escucharlo Orlando pensó en que Sasha quizá lo golpearía por despertarla, tragó saliva y movió un poco a Sasha:
—Sasha, hermanita, despierta.
Sasha tomó bastante aire cuando se despertó y abrió sólo un poco los ojos, ya que aún tenía sueño y los iba a cerrar de nuevo.
—Amor, es hora del medicamento —dijo muy cariñoso Jacob.
—Estoy despierta —respondió Sasha con los ojos cerrados, luego los abrió y cerró un par de veces hasta que despertó por completo y dio un bostezo, Orlando se levantó y dejó que Jacob le diera el medicamento.
—No te vayas a dormir, que la cena está casi lista —dijo Jacob y le acarició la mejilla con ternura, ya era mínima la fiebre, y Sasha estornudó y después de sonarse la nariz se abrazó a Jacob, Jacob suspiró y se preguntaba si nunca se había enfermado o si era así, porque Nancy y Berenice no le permitían mimos al estar enferma.
—Nosotros nos vamos —dijo Azul y Orlando asintió—, recupérate, Sasha.
—Gracias cuñis.
Orlando y Azul salieron de la habitación, después Naomi subió con la charola, Sasha cenó poco, pero Jacob no la obligó a terminar la cena, después Sasha volvió a dormirse y Jacob trabajó con ella abrazándolo, cuando terminó miró a Sasha con ternura y amor, en ese momento recordó cuando decía que no podría amarla y ahora ella el motor de su vida, miró que las mejillas de Sasha ya no tenían aquel sonrojo por la fiebre, la señal de que su amada esposa ya no tenía fiebre, dejó la laptop en la mesa de noche y se acomodó para dormir abrazando a Sasha, y no le importaba que ella lo contagiara con el resfriado.
—Ya me confirmaron su relación —dijo Jacob en un susurro y luego mordió el lóbulo de la oreja de Sasha, en lugar de dar un grito Sasha dio un gemido de placer y se sonrojó, lo que le causó gracia a Jacob.
—Descansa —dijo y le estampó un apasionado beso.
—Ten un buen día de trabajo —dijo Sasha y Jacob se puso de pie con todo y charola.
Sasha se acomodó en la cama y encendió la televisión, Jacob salió de la habitación con el portafolio y charola, Naomi le llevó fruta picada a Sasha, Sasha se aburrió y comenzó a mandarle mensajes a todos incluso a Jacob quien de inmediato le contestó, casi a medio día Sasha se quedó dormida y cuando Jacob dejó de recibir mensajes, supo que quizá se había dormido.
Era 30 de diciembre y Sasha estaba en casa, ya estaba recuperada, pero Jacob no quiso correr riesgo de que recayera con el resfriado, así que Sasha ese día se quedó en casa, el día había llegado con espesas nubes que te hacían saber que quizá nevaría y así fue, al medio día Sasha estaba mirando por la ventana cuando miró caer los primeros copos de nieve que le recordaron que en unos días sería el aniversario de la muerte de papá. En la oficina Jacob también miró que estaba nevando y le marcó a Sasha.
—Está nevando amor, qué bueno que no te deje venir conmigo.
—Estoy mirando por la ventana nevar, y el jardín se ve blanco por la nieve.
—No vayas a ir a hacer un mono de nieve.
Sasha se rio:
—No estoy loca como para tener una recaída a nada de año nuevo.
Hablaron un poco más por teléfono y Sasha bajó a la cocina a preparar un champurrado, le gustaba mucho tomarlo y mirar la nieve blanca, aunque estaba segura de que ahora si el jardín se quedaría sin plantas, sólo las resistentes al hielo, justo cuando estaba enfriando una taza de champurrado, alguien la abrazó, y supo por el aroma que era Jacob.
—Llegaste temprano, amor —dijo Sasha recargándose.
—Solo quería asegurarme de que mi pequeña esposa estuviera en casa y no en el jardín —Jacob le besó el cuello y a Sasha se le erizó toda la piel al sentir la fría nariz de Jacob.
—Aun tienes la nariz fría, ve a cambiarte de ropa.
Jacob hizo lo que Sasha le pidió, y Sasha sirvió otra taza de champurrado, se llevó ambas y fue a la sala donde miraba que estaba más fuerte la nevada, lo que le hacía recordar a papá, cuando Jacob bajó, la miró mirando al jardín, pero se le veía un semblante un poco triste.
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