La venganza de la ex esposa romance Capítulo 11

Mientras disfrutaba de su taza matutina de café, Adalet escuchaba con atención lo que Nick tenía para decir.

—Ellos están usando materiales de baja calidad cuando en su contrato prometen usar de primera, esto es fraude Adalet por donde quiera que se mire, los tenemos en las manos, con todo lo que esta saliendo en las reparaciones del Nazaret tenemos más que suficiente evidencia para exponer a los Stone, con eso puedes derribar su imperio de un solo movimiento con la mano en la cintura — aseguraba Nick.

Adalet bebió un sorbo de su café. Realmente, aquella información era invaluable, una bomba perfecta para sus planes, sin embargo, aún no era el momento de usar aquello, no cuando los Stone aun gozaban de gran reputación e influencias.

—Es cierto Nick, con esto, podemos hacerles mucho daño, pero no, aún no es el momento — respondió.

Niklaus la miró incrédulo.

—¿Qué aún no es el momento? ¿Entonces cuando será eso? ¿Los tienes en las manos y aún no actuarás? — cuestiono el rubio.

Adalet negó. — Piensa más allá Nick, esto por supuesto que es exactamente lo que necesitamos para dejarlos fuera del camino, pero esos malnacidos Stone aún gozan de demasiado poder, de demasiada influencia, debemos ser pacientes y usar esto en el momento preciso, no puedo darme el lujo de ser imprudente, no con esa familia — respondió Adalet.

Niklaus suspiró. — Muy bien, y dime, ¿Cuándo será ese momento? — volvió a cuestionar.

Adalet sonrió. — Confía en mí, aún no es el mejor momento, pero te aseguro que cuando llegue, será mucho más devastador para ellos de lo que puede ser ahora — respondió.

Nick se sentó en una de las sillas que había en la oficina de Adalet.

—Bien, confió en ti nena, se que lo que sea que estes planeando, será realmente un cataclismo sin tregua para los Stone, y bridare por ello contigo cuando eso pasé — dijo el rubio.

En su auto, Bastián se dirigía a la mansión de sus padres; esa mañana había tomado la decisión de no acudir a ver a Adalet, después de todo, le había prometido a ella que no la molestaría más y planeaba cumplirlo, aunque por dentro, realmente sentía el deseo y el impulso de tomar el próximo retorno y conducir directamente hacia el edificio de Triade Corp., no sin antes pasar a comprar un latte y pastel de queso para aquella hermosa mujer con cabellos de fuego, sin embargo, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, se resistió a hacerlo.

Entrando por aquellos elegantes portones, Bastián ya se sentía harto de su padre, realmente era cansado tener que lidiar con ese hombre que no sabía hablar de nada más que no fuera “los deberes familiares”, pero su madre le había llamado más temprano para pedirle encarecidamente que fuese al viejo hogar porque tenían que hablar, así que tendría que soportar a su progenitor durante una hora o dos. Al bajar de su auto, sin embargo, solo alcanzo a ver a su madre.

—Hijo, que alegría verte, no vienes muy a menudo por tu propia voluntad, a veces siento que incluso te olvidas de que tienes una madre — se quejo la elegante mujer de cabellos castaños que no parecía tener 56 años.

—Lo lamento madre, pero he estado ocupado con algunos de los más importantes proyectos de los Stone, ya lo sabes, Enzo realmente necesita mi ayuda, a parte tengo casos individuales, todo eso me consume demasiado tiempo — respondió Bastián.

La mujer frunció el ceño en clara señal de molestia.

—Lo se hijo, pero eres el único hijito que tengo y a veces me siento muy sola, tu padre viaja mucho, ya lo sabes, y esta mansión es demasiado grande para mi sola desde que te fuiste — aseguro la mujer.

Bastián beso a su madre en la frente. — Bien, me tienes, vendré a visitarte más seguido siempre y cuando el señor Myers no ande rondando por aquí, pero tienes que avisarme — respondió.

—Es tu padre Bastián, no puedes llamarlo señor Myers toda la vida, sabes que el te ama y que solo quiere lo mejor para ti — dijo la mujer con un deje de tristeza.

Bastián giro los ojos. —Bien, fijamos que eso es verdad, ahora, dime madre, ¿Para que me llamaste? ¿Qué es tan importante que no podía esperar a mañana? — cuestiono.

La mujer miro seriamente a su hijo. — Tu matrimonio con la señorita Lestrange se llevará a cabo el último mes de este año, la boda a comenzado a planearse — respondió.

Bastián había enmudecido.

En su oficina, Adalet sentía que había demasiado silencio. Negando en silencio, sonrió brevemente con un deje de tristeza; se había acostumbrado a la ruidosa presencia de Bastián Myers, esa era una aburrida mañana.

—Quizás fui muy dura y grosera con él — se dijo así misma mientras seguía repasando sus informes.

El ruido de su puerta abriéndose, sin embargo, capturo toda su atención, y alzando la vista, esperaba ver al pintoresco señor Myers con un café y un pastel en sus manos, en cambio, su semblante se torno sombrío al ver en su lugar al indeseable Enzo.

—Enzo… ¿Qué es lo que se te ofrece? Tengo que admitir que no esperaba gozar de tu presencia esta mañana — dijo Adalet volviendo su vista a los documentos.

Enzo se sintió molesto ante aquel tan indiferente comentario.

—No me digas, ¿Esperabas a tu novio? ¿Tal vez a Bastián? — cuestiono Enzo intentando guardar la ira que estaba sintiendo.

Girando su vista hacia el área de juegos en el parque, pudo ver, para su gran asombro, a la misma Adalet Williams jugando con su pequeño hijo. Mirándolos de lejos, pudo notar como la mirada de la mujer se centraba únicamente en su pequeño, ella era una buena madre.

Adalet aún se sentía angustiada por el desagradable momento que Enzo le había hecho pasar, sin embargo, el estar con su pequeño Dante le ayudaba a olvidarlo. Dante era todo para ella, su mundo, su amor…su todo; y gran parte de su venganza era también por él, para tener la libertad de tener una vida tranquila sin esa familia detrás haciéndoles pasar mil infiernos, pues, para su desgracia sabia que en cuanto supieran que ella estaba fuera de prisión y teniendo un hijo, no descansarían hasta desaparecerlos.

—Mamita, mira como pateo la pelota, mi amigo John me lo enseñó — dijo Dante pateando su pelota de futbol algo lejos, logrando sorprender a Adalet.

—Wow, eres todo un futbolista — dijo la madre pelirroja con orgullo.

El balón, sin embargo, había rodado hasta los pies de un hombre que no dudo ni un momento en recogerlo del suelo y caminar hacia la madre y su hijo para devolverlo.

—Hola campeón, creo que esto es tuyo, tienes una buena patada, creo que si podrías ser un buen futbolista —

Adalet se sorprendió al mirar a Bastián allí, él había visto a su hijo, y de inmediato, sus alarmas se encendieron.

—¿De veras lo cree señor? A mi me gusta mucho el futbol, aunque mi mami casi nunca me puede traer a jugar al parque — dijo Dante con un deje de timidez.

Bastián sonrió, y agachándose a la altura del pequeño, dejo el balón en sus manos.

—Es una pena, pero eres talentoso ¿pequeño? —

—Dante, me llamo Dante — dijo el pequeño al tiempo que Adalet miró con severidad a Bastián y colocaba a su hijo tras de ella.

Bastián, sonriendo, miro a ambos.

—Yo soy Bastián, Bastián Myers, y es un placer conocerte Dante —

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