—Ada, estoy muriendo —
Aquellas palabras habían logrado que Adalet Williams se quedara completamente helada, y que sus lagrimas salieran descontroladas para derramarse de sus ojos zafiro.
—¿Q-que? — cuestiono con voz trémula la pelirroja esperando haberse equivocado con lo que acaba de escuchar.
Adrienne negó. — Ada, el cáncer volvió, mucho más agresivo que antes…ya no hay nada que pueda hacerse — dijo la mujer con fatal sinceridad.
Adalet sintió como su corazón se partía en mil pedazos. Estaba destrozada. Abrazándose a su madre en un doloroso impulso, se aferro a ella sin el deseo de dejarla irse; jamás estaría lista para verla partir, ella junto a Dante, era todo cuanto realmente tenía.
—Tiene que poder hacerse algo, aquí en New York están los mejores doctores, ellos te darán otra opinión, ya lo veras mamá, todo va a estar bien, será como la última vez y ese maldito cáncer entrará en recesión, tengamos fe, mamita, tengamos fe — dijo Adalet sabiendo muy dentro de ella que no había más para hacerse, pero negándose a admitirlo.
Adrienne, abrazando a su hija y acariciando sus cabellos rojizos, se sintió reconfortada. Ya no había nada más, ya tenia todas las mejores opiniones medicas que el dinero podía pagar, y su único deseo era pasar aquellos, sus últimos días, junto a su hija y nieto.
—Tienes razón cariño, seguramente será igual que la última vez, todo estará bien, te lo prometo — dijo la mujer sin dejar de abrazar a su hija, y guardando por dentro aquello que deseaba decirle más que nada.
Ambas mujeres se quedaron allí, sin decir nada, solo abrazándose, esperando que con eso un milagro ocurriese y pudieran permanecer así por siempre.
En su mansión, Enzo nuevamente bebía ansiosamente de una de sus muchas botellas, no lograba dejar de pensar en Adalet, nada lograba sacar a esa mujer de su mente. Necesitaba verla, hablarle de todo lo que estaba sintiendo y saber de quien era el hijo de ella. Se estaba volviendo loco de rabia, de celos y de incertidumbre, y nada lograba calmarlo, ni siquiera el beber desmesuradamente alcohol hacia algo por él.
—Me vas a explicar que demonios significa esto — decía Sara realmente furiosa, al dejar la vieja laptop de Enzo frente a él, haciendo a un lado las botellas de alcohol.
Enzo miro aquella fotografía, una de las muchas que conservaba de Adalet. Sintió un nudo lastimarle la garganta al ver la radiante e inocente sonrisa que su ex esposa le mostraba a la cámara esa tarde, cuando recién cumplían una semana de casados, y el sentía que podría adorarla el resto de la vida.
—No hare esto Sara, no tengo nada que explicarte así que será mejor que te largues a gastar mi dinero como haces siempre, y dejes de joderme — dijo Enzo levantándose de la silla con la intención de ignorar a su esposa.
Sara, furiosa, arrojó aquella vieja laptop al suelo. —¿Quién demonios te crees que eres? ¡Soy tu m*****a esposa y me vas a explicar ¿Quién es esa perra? ¿Es otra de tus amantes? ¿Ahora te estas revolcando con esa zorra? — decía la mujer realmente enfurecida.
Furioso, Enzo empujo con violencia a la mujer y se apresuro a levantar la vieja laptop del suelo.
—¿Qué estás loca? ¡no rompas mis cosas o te juro que lo siguiente que se romperá en esta casa será tu cara de puta contra el suelo! — grito Enzo esperando que la vieja maquina siguiera funcionando, y aquellos recuerdos que tenia de su ex esposa no se perdieran.
—Ah ese Enzo, ¿Quién diría que terminaría casándose con Sara Lestrange? Claro que recuerdo como era el entonces, no se separaba ni un momento de esa chica…Jones, si, recuerdo que se apellidaba Jones, era muy bonita y muy inocente, tenía el cabello muy rojo, la recuerdo, y era muy amable, realmente casi como un dulce, y Enzo, wow, igual que muchos chicos de la universidad se enamoro de ella, pero realmente nadie se atrevía a estar con ella debido…a su posición — dijo la mujer para luego beber más de lo que Bastián le estaba sirviendo.
—¿Su posición? — cuestiono Bastián alzando una ceja.
—Si, su posición, la chica era muy pobre, estaba estudiando solo por una beca completa que se había ganado y habían muchos rumores, algunos decían que venia de una familia de los suburbios mas bajos y otros que en realidad venia de un orfanato y que había entrado allí gracias a un programa de caridad, realmente nunca supimos cual era la verdadera historia, pero esa chica, como ya imaginaras, no le gustaba nada al padre de Enzo, y le prohibió acercarse a ella, un día ella dejo de verse por el campus, y Enzo ya estaba saliendo con esa estirada Lestrange, nadie supo que paso con esa chica — dijo la joven con tranquilidad.
Bastián se sintió sumamente sorprendido, aquello sonaba como algo que Ernest Stone haría, pero aun parecían haber muchas piezas que hacían falta para completar toda la historia.
—¿Y Enzo no les dijo lo que pasó? — cuestionó.
Simone negó. —No, el no nos quiso decir nada salvo que ella se había marchado para siempre y nunca más tocó el tema, tambien, a nosotros se nos prohibió mencionarla, el señor Stone realmente está loco, pero ya conoces a ese hombre, es mejor no meterse en su camino — dijo como si fuera cualquier cosa.
Bastián frunció en ceño, estaba seguro de que esa chica era Adalet, la descripción coincidía, sin embargo, su apellido no era Jones, si no Williams. Algo le decía que, en esa historia, había mucho más para contarse y que lo que hacía falta podría ser realmente desgarrador. Algo no se sentía bien, pues Ernest Stone parecía estar directamente involucrado, además, la Adalet que el conocía distaba mucho de la chica Jones de esa historia, pues aquella era descrita como “casi un dulce”, mientras que su Adalet se mostraba tan fría como el hielo.
Sea como sea, Adalet Williams parecía estar envuelta en misterio, y ¿Qué era ese apellido Jones? ¿Quién era Adalet en realidad? No podía evitar preguntarse todo ello.
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