La venganza de la ex esposa romance Capítulo 26

Las juntas matutinas solían ser un fastidio, pero en aquel momento, eran más una angustia. Escuchaba a esos hombres parlotear sin realmente prestar la atención de vida, pero Adalet no se preocupada por eso, ya que Charles, su asistente, estaba tomando nota de todo lo que en esa reunión estaba aconteciendo.

Había tenido que asistir para hablar con esos importantes clientes, pero su mente estaba en casa, con su madre, contando cada minuto con verdadera ansiedad y soportando las ganas que tenia de salir corriendo e ir directo a su departamento para estar junto a ella. Por supuesto, había dado el aviso dejando claro que en esos días no asistiría, pues tenia asuntos familiares que le eran más urgentes, sin embargo, los poco racionales y comprensivos clientes, habían solicitado encarecidamente su presencia en aquella reunión o de lo contrario se rehusarían a cerrar el trato.

Su madre le había insistido diciéndole que ella estaría bien, que no se preocupara, pero Adalet sabía que aquello era mentira, y solo contaba impacientemente los minutos para poder regresar a casa.

—Señora Williams, agradecemos mucho su presencia, sabemos que esta atravesando dificultades personales, pero consideramos necesaria su presencia en esta reunión — dijo uno de los elegantes hombres seriamente.

Adalet asintió, sabia que aquello era tambien muy importante, cada hombre que estaba reunido en esa mesa, era un cliente de los Stone, uno que estaba ya muy dispuesto a romper contratos.

—Como ya debe saberlo, se han estado esparciendo los rumores sobre Stone Corp., mucha gente afirma que sus construcciones se han visto severamente afectadas y todos concuerdan con el uso de materiales de baja calidad de parte de esta compañía aunque en los contratos esta estipulado que solo se usaran materiales de primera, como sabe, esto equivale a un fraude, pero teniendo en cuenta de la cantidad de millones de dólares que podríamos perder si alguien resulta herido o muerto debido a estas fallas, nos es mucho más rentable el cancelar los contratos que teníamos con ellos y pagar esa multa, y conseguir una nueva constructora que llene nuestras expectativas, y su compañía es la única que cumple con todos los requerimientos necesarios, pero necesitamos que sea usted quien nos asegure que el trabajo se hará tal cual y lo estipula su contrato — decía otro de los hombres.

Adalet asintió comprendiendo la situación y las comprensibles dudas que estos hombres podían tener al respecto.

—Caballeros, antes que nada, permítanme agradecerles por elegirnos como una opción, yo les doy mi palabra de que todo en mi empresa se cumple tal cual lo dicta el contrato, ustedes mismos tienen la libertad de acudir personalmente a cualquiera de nuestras construcciones que están actualmente en proceso, para comprobar por ustedes mismo la calidad de los materiales que estamos usando. En Triade Corp nos tomamos muy enserio la inversión que nuestros clientes hacen para su futuro, así como tambien nos comprometemos con la seguridad y el bienestar de las personas en general. Con la firma del contrato, les doy a mis clientes una garantía, comprometiéndome a devolver cada activo invertido en caso de que algo vaya mal. Tienen frente a ustedes una muestra de mi contrato, tómense el tiempo de leerla con detenimiento y verán que en ningún momento buscamos perjudicarlos, somos la mejor opción en construcciones y nos respalda la calidad de nuestro trabajo, así como todos nuestros clientes satisfechos — dijo Adalet con seriedad y firmeza.

Todos los hombres habían comenzado a hablar entre sí, mientras ella miraba las fotografías que estos hombres habían traído en donde mostraban los daños que las construcciones de los Stone estaban sufriendo debido a la mala calidad de sus materiales. Ernest y Enzo se habían puesto la soga al cuello, y ella solamente tendría que apretar para asfixiarlos.

Después de hora y media transcurrida, todos los hombres habían llegado a un veredicto; habían aprovechado la oportunidad y estudiado el contrato, ya no cabían ninguna duda en ellos, habían firmado.

Adalet los despedía y les agradecer por su elección, cinco hombres más de la agenda personal de Ernest y Enzo habían decidido renunciar a sus contratos con ellos, ella, nuevamente estaba a la delantera, y solo era cuestión de tiempo para que la torre de naipes de los Stone se les viniera abajo.

Regresando a sus pensamientos, Adalet guardaba todas sus cosas en su maletín y se preparaba para volver a casa; quería pasar todo el tiempo posible acompañando a su madre, pero también, pensaba en Bastián Myers, en lo mucho que su extraña relación estaba avanzando, y en el hecho de que aquello no estaba planeado dentro de su venganza, Bastián era una distracción y ella tenia que terminar con el antes de que las cosas avanzaran mucho más de lo que habían hecho, aunque ya estaba consciente de que habían rebasado el punto sin retorno desde esa noche que compartieron juntos.

Bastián era casi el hombre perfecto, y Dante en realidad parecía conectar de manera genuina con él, sin embargo, los Stone siempre serian un obstáculo, y ella no podía simplemente dejar su venganza de lado solo por lo que comenzaba a sentir por ese hermoso hombre. Además, siempre se corría el riesgo de despertar del sueño.

Alguna vez ella creyó que Enzo Stone seria su esposo para siempre, alguna vez fue una chica ingenua y dulce que se enamoro y terminó siendo herida de la peor manera. Tenía miedo, en verdad tenía miedo de que le ocurriera lo mismo con Bastián, que ella lo creyera el hombre perfecto y al final terminara lastimándola…ya no podría volver a soportar eso.

Sara buscaba cualquier indicio que le dijera que Adalet Jones había escapado de alguna manera de la cárcel, sin embargo, no había reportes de fugas de internas en aquella prisión en donde la habían condenado. Estaba esperando el reporte que había solicitado sobre ella, había pagado una considerable suma por esa información. ¿Seria posible que ella estuviera libre y en la ciudad? Aquello no era posible, la mujer no era más que una muerta de hambre que nunca había tenido ni en que caerse muerta, ni siquiera tenía padres que velaran por ella pues sus padres adoptivos la habían repudiado desde de que fue declarada culpable.

El sonido del correo entrando en su bandeja, la distrajo de las dudas que estaba cuestionándose. Le habían enviado lo que había pedido, en el internet libre no había información alguna sobre Adalet jones y su condena por robo y asesinato en primer grado, parecía como si todo aquello hubiese sido borrado de la red para evitar que alguien accediera a esa información.

Sin perder tiempo, Sara abría el documento y lo leía con atención sin perder ningún detalle. Conforme avanzaba, sus ojos se abrían más y más con asombro, horror e indignación. Cuando había terminado de leer, la mujer camino hasta la cocina buscando una copa de vino. Simplemente no podía creer y le resultaba inconcebible aquello. Tenía que hablar con su hermana, con Ernest, y con todo aquel que hubiera estado implicado, ahora estaba completamente segura de que Enzo había caído en ese irremediable alcoholismo por culpa de esa m*****a.

Sentándose, volvió a leer aquel párrafo. Adalet Jones había sido liberada apenas un año y cuatro meses después de que fue arrestada y condenada; la habían declarado inocente por falta de pruebas en un juicio que se llevo a cabo a puerta cerrada, y su defensa fue llevaba por un muy reconocido abogado londinense. ¿Cómo es que esa m*****a perra había conseguido salir libre? ¿Por qué alguien querría ayudarla? ¿O de donde había sacado el dinero para pagar tal defensa?

No era difícil suponer que su suegro no estaba enterado, de lo contrario, ella habría sabido esto desde antes. También, estaba el hecho de que no había información alguna de Adalet Jones, lo que hacía pensar que esa mujer se había cambiado el apellido…y estaba en esa ciudad.

Fuera del edificio de Triade Corp., Enzo esperaba a Adalet, necesitaba hablar con ella, saber de sus labios que ese niño pelirrojo era tambien hijo suyo. Todas aquellas dudas lo llenaban de ansiedad, y necesitaba tener una respuesta de inmediato. Una vez que los empleados comenzaban a salir del edificio, Enzo pudo ver saliendo tambien Adalet, sin embargo, ella no estaba sola.

La sangre le hirvió de celos y de rabia, sentía que la cabeza le iba a estallar. Bastián salía junto a ella, tomados de las manos, y ahora, se estaban besando. ¿Bastián y Adalet estaban juntos? Su amigo se había atrevido a traicionarlo aun cuando le había pedido alejarse de ella. Quería correr hacia ellos, quería golpear en el rostro a ese maldito traidor, Adalet, su Adalet, no podía estar con Bastián, ella, le pertenecía y aquello, no iba a permitirlo.

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