Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 44

Ian

Siempre ha sido una persona fuerte. Cuando se perdió en el bosque era la primera que quiso quitarle importancia incluso cuando Torres nos contó durante la cena lo mal que lo había pasado en ese momento. El día que fui a su casa después de que faltara al trabajo y vi el hematoma en su cara que le había provocado su pareja, la persona que se supone que te quiere y te cuida... también le quitó importancia aunque lo que realmente yo quería era matarlo por atreverse a tocarla. Te han engañado ¿y qué? te jodes y lo asumes o no.

Verla en la cama en ese estado de nervios me parte el alma. Si pudiera cambiarme por ella lo haría sin dudarlo ni un segundo pero no puedo, solo puedo intentar apoyarla y darle fuerzas pero para eso tengo que saber que ha ocurrido.

-Con esto vas a descansar unas cuantas horas - explica el doctor acercándose a ella.

-No voy a moverme de tu lado ¿Vale?- sujeto su mano y voy besando la yema de sus dedos uno a uno.

Poco después de que el doctor le ponga la inyección cae en un profundo sueño. Se acerca hasta ella y se centra en las marcas de la garganta. Le dejo hacer su trabajo y me siento en la silla, abatido por tantas emociones en tan poco tiempo.

-No parece que tenga daños internos - explica - las cuerdas vocales están inflamadas por la presión pero en unos días se le pasará - saca un recetario mientras escribe algo en él - que se tome ibuprofeno cada seis u ocho horas, y si se pone muy nerviosa dele esto.

- Muchas gracias, me quedo más tranquilo.

Siento lo que le ha ocurrido a ese chico, pero entre Emma y él por mi puede morirse cien veces que no me importa.

-Si acepta un consejo - con dos dedos se aparta un poco las gafas de los ojos - debería ir a la policía. No puede permitir que su ex pareja haga estas cosas.

No sabía como explicar lo que había sucedido así que me inventé que su pareja le había pegado. Tampoco es que pudiera dar muchas explicaciones. Llegué a su despacho y su compañero estaba en el suelo, muerto.

- Se lo diré. Muchas gracias por venir tan rápido.

Lo acompaño hasta la puerta y lo despido. Vuelvo a la habitación, aunque Emma no se va a despertar en unas cuantas horas, no quiero separarme de ella.

Parece que fue ayer cuando aprendí a no mostrar mis emociones y en pocos días Emma consiguió que volviera a sentir, a vivir y que volviera a preocuparme por alguien sin contarme a mi mismo.

¿Dónde estará Will? ¿Qué estará haciendo? Hacía muchos años que no veía a mi hermano mayor. Si me ayuda con todo este estropicio le deberé una, como odio tener que agradecerle algo.

Si piensa que todo esto cambia en algo nuestra relación está muy equivocado, no pienso perdonarle ni en cien años, para mi hasta hoy estaba muerto y cuando pase todo, volverá a ser igual, sigo odiándolo igual que el primer día.

-¡NOOOO! - grita levantándose de golpe.

Salto de la silla.

-Tranquila, solo ha sido un mal sueño - le acaricio el pelo en un vano intento de calmarla. Estas cosas siempre se me han dado mal.

-No...no ha sido solo una pesadilla - susurra con la mirada perdida en sus pensamientos. Odio no poder hacer nada para que vuelva a ser mi Emma.

-Por favor ¿Qué ha pasado?

-Supongo que tienes derecho a saberlo - ha llegado el momento. Respira profundamente y espera unos segundos hasta que vuelve a soltar el aire - todo ha sido por las monedas de mi padre. Hay una que dice...decía... que vale mucho dinero... que llevaba mucho tiempo buscando y que no había podido encontrarla - ahora todo encaja. Él quería la de Emma y la mejor manera de conseguirla era matándola - quería que se la diera ¡La mía! La de mi padre, Ian... no podía hacerlo.

-Claro que no cariño - la consuelo y la mezo entre mis brazos.

Ese hijo de puta tiene lo que se merece. Emma es una buena persona y por eso está así, pero si no lo hubiera matado, ahora mismo estaría mucho más preocupado por su seguridad. De haber estado allí, yo lo habría matado con mis propias manos sin dudarlo ni por un momento.

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