Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 48

Vamos todos directamente para casa de Ian, es la única manera de que podamos hablar sin miradas indiscretas de por medio.

-Tenemos que buscar un buen abogado - dice pasándose los dedos entre el pelo.

-Vaya, gracias - Helena se molesta y con motivo. Podría haber pasado setenta y dos horas en comisaría pero gracias a ella me han dejado salir - por el momento no lo he hecho tan mal ¿No crees?

-No te ofendas. Mi hermano no tiene filtro, todo lo que piensa lo suelta.

Me levanto del sofá y voy hacia la cocina. Necesito una copa de vino. Descorcho una cualquiera de entre el gran montón que tiene Ian y vierto un poco en una copa.

-¿Queréis una? Yo lo necesito.

Todos asienten. Les cuento todo lo que he hablado con el agente Piterson aunque omito los detalles más escabrosos sobre lo seguro que está de que hemos sido nosotros ¿De qué serviría preocuparlos?

-Nuestro padre conoce un abogado ¿Verdad Ian? Dicen que es el mejor, aunque vive lejos.

-Si. Su mujer pasó por algo parecido -Explica.

Si se convierte en algo personal para ese abogado, tal vez se involucre y tengamos una oportunidad.

- ¿...Y quién es si puede saberse? - pregunta Helena molesta.

Le lanzo una mirada triste. Se que es buena abogada y que haría cualquier cosa por mi, pero no pienso contradecirles en lo que ellos decidan.

-No recuerdo su nombre - Willian le sonríe - te llevo a casa, es tarde.

¿Qué me he perdido durante el interrogatorio? Miraditas, atenciones, sonrisas tontas... ¿Qué está pasando entre estos dos? y se que ocurre algo porque Ian ha puesto los ojos en blanco después de que Willian se ofreciera a llevarla.

-Hablamos mañana ¿Vale? - me da un beso en la mejilla antes de irse.

-Gracias por ayudarme hoy. Eres la mejor.

Nos quedamos solos por fin. No es que me moleste, pero ya me apetecía descansar un rato a solas con Ian porque no lo he visto en todo el día.

-¿Cómo estás? - le dedico una media sonrisa.

-Preocupado Emma, preocupado.

Estos días que he estado mal... o fatal ha estado ayudándome y apoyándome en todo momento. No se ha separado ni un segundo de mi lado. Ahora me toca a mi.

-¿Por qué? No hay pruebas, no hay nada. Ese hombre solo tiene humo entre las manos- le doy un beso, tierno y despacio, recreándome en el sabor de sus labios, en la suavidad que los envuelve - deja de preocuparte.

-¿Y tu porque estás tan positiva de repente? - entrecierra los ojos como si me analizara.

Porque no he matado a nadie como creía, pero eso no se lo puedo decir porque estoy totalmente segura de que vendería a su hermano para salvarme a mi. Quizás no se arrepienta hoy, mañana o dentro de un año, pero se arrepentirá.

-Me encuentro mejor, nada más. Dime - cambio de tema para que no siga preguntándome - ¿Mañana vais a llamar a ese abogado tan bueno?

- Si, vamos a tener que ir a casa de mis padres - vuelve a peinarse el pelo hacia atrás ¿Será este su tic cuando está nervioso?

Mañana voy a conocer a los padres de Ian. Me había imaginado este momento un par de veces, pero en mi cabeza era muy distinto. Nos invitaban a cenar y pasábamos una velada entre risas y complicidad, no para que nos ayudara porque quieren acusarnos de asesinato.

Le acaricio la mejilla. Me acerco despacio al lóbulo de su oreja y después de darle un mordisquito, se lo beso.

-Estoy cansado. Me voy a la cama - con cuidado me quita de encima - buenas noches.

Me quedo en el sofá con cara de tonta. Me ha dejado plantada el hombre que se ha tirado a media oficina. ¿Y si ya no le atraigo? ¿Y si se ha dado cuenta de que una pareja solo trae problemas y preocupaciones y quiere volver a su vida de antes? Para ya Emma, está agobiado por visitar mañana a sus padres, deja de pensar tonterías. En el restaurante me di cuenta que la relación con su madre era bastante mala pero quizás esta sea la ocasión para iniciar un acercamiento. Estoy segura de que en el fondo volver a unirse con su familia le haría bien.

Me levanto, voy hacia la habitación pero antes de abrir la puerta vuelvo al sofá. Si quisiera que me acostara con él me habría dicho que nos fuéramos para la cama y como no estoy segura de que mi compañía esta noche le haga bien, me tumbo y en cuestión de segundos me quedo dormida, agotada después del largo día que hemos pasado.

-Despierta - siento la mano de Ian sobre mi brazo meneándome suavemente - ¿Has dormido aquí?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret