Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 49

Ian

He estado sin hablar con mis padres desde hace casi ocho años y ahora vengo para pecirles un favor. Si fuera para mi preferiría ir la cárcel sin dudarlo pero por Emma, iría al mismísimo infierno si hiciera falta.

-Padre - saludo guardando las manos en los bolsillos.

-Chicos, que alegría veros ¿Qué hacéis aquí?

Will se acerca hasta él y lo abraza con cariño. Normal, cuando sucedió todo lo de Sarah se pusieron de su parte...

-Necesitamos el teléfono de ese abogado amigo tuyo.

-¿Hugo? ¿Ocurre algo?

- Siéntate, por favor.

Will le cuenta todo lo que ha pasado. No la versión edulcorada para menores. Le cuenta como se deshizo del cadáver, como ayudó a Emma y como intentó que el rastro de la desaparición de Peter no fuera hasta la oficina. Me quedo sorprendido al escucharle. Mientras yo calmaba a una chica histérica, él se ocupaba de todo.

La cara de mi padre va cambiando conforme entiende la gravedad de lo que está sucediendo. Podemos ir los tres a la cárcel con una facilidad increíble.

- No vamos a decirle nada a tu madre, ya sabéis que no está muy bien del corazón - se pasa las manos por la cara y acto seguido se levanta de la silla - Id bajando mientras yo llamo a Hugo. Ian, ven un momento.

Mi hermano sale del despacho. Al volverme, me siento como cuando era niño y esperaba una regañina de mi padre por algo que había hecho. Ya no soy un niño. Me esfuerzo por quitarme esa sensación de encima.

-Dime.

-Ian... hijo... haz un esfuerzo, por favor - veo sus ojos tristes a través de las gafas.

No quiero decirle que no, ni tampoco que si. Le miro durante lo que parece una eternidad pero no se que decir. Salgo, cierro la puerta a mi espalda con un extraño sentimiento nuevo. Me siento mal por no poder ser ese hijo amoroso, por no poder ser más como Will. No me sale.

Bajo en busca de Emma para irnos rápido. No veo a nadie por ningún lado. Que extraño. Salgo por la cocina al jardín ¿En qué momento han organizado una fiesta? están mis primos con sus mujeres y sus hijos. Paseo la mirada entre todos ellos, buscándola. Está sentada sobre la hierba charlando con mi prima.

Conforme voy acercándome, me doy cuenta de que tiene algo entre los brazos. Un bebé duerme tranquilo mientras ella lo mece.

Cuando Sarah me engañó juré no volver a ser el mismo, no confiaría en nadie nunca más, no tendría familia ni compartiría tiernos momentos con nadie, y al llegar junto a Emma veo nuestro retrato de familia. Me sorprendo echando de menos algo que nunca he conocido.

-Ya hemos terminado - digo - Hola prima ¿Cómo estás?

-Ya me ves - bromea señalando al bebé - no me da ni un respiro, ahora que lo tiene Emma voy a aprovechar y comer algo - le guiño un ojo.

-Claro que si, mujer. Yo te lo cuido, no te preocupes.

Lo mira con adoración ¿Habría pensado ella también en algún momento en formar una familia con Toni? ¿...Y conmigo?

Se que no soy el típico hombre en el que una mujer se fijaría para tener una relación o tener un hijo, no me acerco tanto a ellas como para que se lo planteen, pero con Emma es distinto.

-Que chiquito es - me tiende la mano para que me acerque a ella - tu familia es encantadora.

-Supongo que si - contesto cortante con la esperanza de que no siga por ese camino.

-¿Supones? Tu familia te adora, Ian. No lo ves, pero es así - me sonríe en son de paz.

- Ya, bueno. Hemos hablado con el abogado, nos ha dicho que iba a salir de inmediato - según me han dicho nunca ha perdido ningún juicio. Respiro algo más tranquilo que hace unas horas.

La observo mientras le hace carantoñas al bebé. Sería una madraza sin duda. Aprieta los labios y suelta una pedorreta, escucho la risa del niño y todo desaparece de mi mente. Se convierte en un folio en blanco, absorbiendo cada detalle de este momento.

-Es precioso ¿Verdad? - pregunta Emma con los ojos vidriosos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret