Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 51

Ian

Me siento como un calzonazos aunque sé que lo ha hecho con buena intención. Caminando detrás de Will. Cargado con el edredón y la almohada me planteo seriamente volver a imponerme como lo hacía antes, era más fácil todo cuando se hacía lo que yo quería.

-Ella tiene razón, así que no te enfades - suelta sin mirarme.

Entramos en su habitación. Por suerte hay una cama pequeña al otro lado.

-¿Tiene razón? - pregunto mordaz - ¿seguro? entonces explícame porque te acostaste con mi mujer, explícame porque me traicionaste.

El color de su cara va cambiando hasta desaparecer por completo. Ha llegado el momento de saber la verdad, esa verdad que llevo tanto tiempo dando de lado.

- Por amor - contesta sin más.

Suelta el aire de los pulmones. Se le ve cansado.

- ¿Por amor?

-¡Si, maldita sea! - grita cerrando la puerta - yo la amaba desde el mismo momento en que la vi - se sienta sobre la cama y se tapa la cara con las manos. Disfruto de su dolor como si fuera el mejor y más caro licor - me dijo que os estabais separando porque te había confesado lo que sentía por mi - se levanta y camina hasta mi con la máscara de un loco pintada en la cara - ¿Sabes lo que eso significaba? ¡Ella me quería! ¡Sentía lo mismo que yo! Lo hice mal y he tenido que vivir con ello todos los días - levanta un dedo delante de mi. No tengo palabras. Esperaba una historia distinta, menos sentimental - todos y cada uno de los días sabiendo que yo era el culpable de romper la familia.

-No quiero saber más.

Comienzo a comprender que tal vez no he sido todo lo justo que debería haber sido. Ni con mi hermano, ni con mis padres, ni con todas las mujeres a las que he utilizado desde el engaño de Sarah. La verdad duele ¿Cómo no iba a ser así?

-¡Deja de huir, Ian! querías que te lo contara y eso estoy haciendo. Esa fue la primera y última vez que me acosté con ella. Cuando te vi en la puerta - se frota los ojos. Me impacta demasiado ver a mi hermano mayor llorando - tu cara era la de la traición... ahí lo comprendí... no puedo cambiar el pasado Ian, pero ¿Puedes perdonarme?

No lo se. Ahora que se lo que ocurrió. No fueron meses de engaño como creía. Una única vez porque esa guarra lo engañó... como a mi. La mente ve a mil, es demasiada información para asimilar.

-Hablaremos mañana. Déjame pensar esta noche.

- Supongo que es justo - espero unos segundos sin saber que hacer o decir, después, me dirijo a mi cama - ¿Ian? espero que me perdones, piénsalo bien, por favor.

¿Por qué tiene que ser Emma tan testaruda? si hubiera dormido con ella la noche sería muy diferente y divertida. Recordar nuestros encuentros siempre consigue sacarme una sonrisa, pero no, tengo que dormir en una cama de ochenta en el cuarto de mi hermano con el que no me hablo desde hace muchísimo tiempo ¿En qué momento se volvieron las mujeres tan mandonas?

El sol comienza a despuntar por el horizonte y todavía no he podido dormir. Le he dado muchas vueltas al asunto. Demasiado tiempo guardando rencor como para hacer que desaparezca de un plumazo, pero volver a tener una familia...

-Buenos días - saluda Will estirándose.

-Buenos días - contesto - he estado pensando.

-...¿Y? - pregunta levantándose de la cama.

-Creo que puedo perdonarte, Pero ten clara una cosa, como sospeche que miras más de la cuenta a Emma, que te acercas demasiado a ella o que eres demasiado atento, vas a tener serios problemas conmigo.

Salgo de la habitación porque su cara de alegría me molesta. Aunque es pronto para compartir una relación de hermanos, por lo menos es un comienzo.

Estoy decidido a iniciar una proximidad hacia mi familia, pero todo a su tiempo.

Entro en mi habitación, la misma de la que me echaron anoche, subo las persianas y descorro las cortinas. Al momento Emma se tapa la cabeza con el cojín mientras refunfuña algo que no entiendo.

- Señorita Connor, se ha portado usted muy mal - acuso en broma.

- Yo creo que he sido muy buena - se defiende bajo el cojín.

- Sabes que vas a tener que compensarme por privarme de tu compañía ¿Verdad?

Consigo llamar su atención. Se destapa la cabeza y me mira con un gesto pícaro que es ya tan típico en ella ¿Por qué eres tan distinta a las demás?

-Tu castigo era obligarte a estar con tu hermano, tenía la esperanza de que arreglarais un poco las cosas - admite - pero también me gusta que hayas sufrido por no dormir conmigo.

-¿Te gusta? - me acerco a ella hasta que nuestros labios quedan separados por unos milímetros. Cierra los ojos acortando la distancia - prepárate para bajar a desayunar, es la hora - susurro.

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