Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 56

Camino sin rumbo fijo. Con el enfado y las prisas me he olvidado el bolso. No tengo dinero ni llaves para ir a mi piso, el teléfono también me lo he olvidado. Menuda mierda.

¿Cómo ha podido pensar que me acostaría con su hermano? Mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados por él.

Comienza a refrescar. Sigo teniendo la sensación de que alguien me sigue. Noto los ojos de algún desconocido clavados en mi nuca. El miedo puede más que el orgullo.

Empiezo a caminar a paso ligero, cada vez más rápido hasta que termino corriendo. Solo paro de correr cuando llego a la casa de Ian, abro la puerta y la cierro tras de mi. Ahora me siento segura. El pecho sube y baja sin control. Debería hacer más ejercicio.

-¿Ves? Tiene un metro de margen de error - la voz de Hugo resuena en el salón.

Estoy segura de que la explicación a esa frase no me va a gustar y aun así pregunto.

-¿Qué tiene un metro de margen de error?

- El dispositivo de rastreo que instale en vuestros teléfonos.

Es increíble. Ha llamado a Hugo para que le dijera donde estaba. Me espiaban a través del móvil. No se si es por Piterson o estos dos.

-¡Oh qué bien! Ahora tengo espía las 24 horas del día.

-No es para eso Emma, es para protegernos - explica Ian cansado.

-Pues no me gusta.

-Yo... tengo que irme - Dice Hugo abochornado - hablamos mañana.

Espero donde estoy hasta que escucho cerrarse la puerta de la calle.

- Lo siento - simple y conciso se disculpa.

Se que lo siente. Todas y cada una de las veces que ha desconfiado lo ha sentido y llegados a este punto ya no sirve.

-Siempre lo sientes.

-Emma - suelta repentinamente frío - lo estoy intentando con todas mis fuerzas, por ti.

Lo está intentando, ya lo se. Pero con eso no basta. Quiero que confíe en mi, quiero que seamos una pareja normal sin esos demonios que lo acompañan a todas horas, quiero más de lo que él puede darme.

El anillo de compromiso que encontré en su chaqueta viene a mi memoria. Estaba segura de que hoy me lo daría y me pediría que me casara con él, yo me lanzaba a sus brazos entre lágrimas llorando un rotundo si, pero ahora ya no estoy tan segura de cual sería mi respuesta.

-No es suficiente - lamento derrotista. Dejo caer los hombros sin fuerzas para seguir discutiendo - necesito que confíes en mi.

-Tengo una idea - camina hasta casi pegar su rostro al mío - ¿Empezamos de cero?

-¿Qué quieres decir con empezar de cero?

Me dedica una de esas extrañas sonrisas que me desarman, la que le nace del fondo del alma y le ilumina los ojos. Este es el Ian que quiero en mi vida. Alegre y feliz.

-Borrón y cuenta nueva. A partir de hoy confiaré plenamente en ti. Palabra de boyscout.

Aunque no quiero reírme porque estoy enfadada, se escapa una carcajada. Sabe como tratarme y como hacer que caiga rendida a sus pies.

-Está bien. Acepto el trato.

-Entonces vamos a cenar.

Saca del bolsillo del pantalón el pañuelo rojo con el que jugábamos y nos dábamos sorpresas. Sin duda eran tiempo mejores pero puede que volvamos a ellos si consigo tener un poco de paciencia.

Me giro y le doy la espalda. Coloca el pañuelo sobre mis ojos, ahora ya no veo nada pero siento su respiración sobre mi oído y sobre mi cuello. Da igual que esté enfadada. Ian provoca sobre mi cuerpo un efecto de acción reacción. Su tacto, su respiración o el más leve susurro sobre mi oído me excita.

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