Saca el teléfono de su bolsillo y escribe algo en él. Levanto la mirada incrédula ¿En serio este es un buen momento para hablar con quien quiera que esté hablando?
- Has dicho que querías que nos casáramos ahora - suelto un poco molesta - bien ¿Qué hacemos?
-Está llegando.
Entrecierro los ojos. No se a que se refiere.
-¿Quién está llegando?
-Emma, me estoy dejando llevar Estoy disfrutando de lo que realmente quiero y me hace feliz ¿Por qué no haces tu lo mismo?
Parece un niño con un juguete nuevo. Una sonrisa radiante desentona en su rostro normalmente serio.
Abre una botella de vino y me sirve un poco en una de las copas. Tiene razón. No tengo ni idea de lo que tiene preparado pero voy a disfrutar y a relajarme. Si lo ha preparado con tanto esmero estoy segura de que me va a encantar.
Se abre la puerta. Incrédula me giro hacia ella. A partir de aquí puede ocurrir cualquier cosa. Ian tiene una gran sonrisa escaparate que contagia.
Sus padres aparecen arreglados hasta el último pelo y contentos. Cada vez estoy más segura. Mi peinado, maquillaje y ropa no es para una boda, lo mires como lo mires desentono.
-Estás preciosa -susurra acercándome a él - y más que lo vas a estar.
-¿Qué...?
-Shhhh - me manda a callar -
Sorpresa.
Si antes daba pasos de ciego ahora estoy totalmente perdida.
Tiene una habilidad para adivinarme los pensamientos que siempre me sorprende.
-No puedo creérmelo - llora la madre de Ian - váis a ser muy felices. Estoy segura.
-Gracias. Me alegra mucho que hayáis venido.
El padre traga saliva y se acerca.
-Cuando nos llamaste para decirnos lo que tenías planeado... estoy feliz por ti, hijo.
Un hombre que bien podría ser mi abuelo rompe este momento tan emotivo, pero me alegro porque me siento como una intrusa en medio de un momento familiar que debería ser íntimo.
Aparece mas gente, pero no conozco a nadie. Tres mujeres que caminan hacia nosotros mientras Ian camina hacia ellas dejándome de nuevo apartada.
Intercambian unas palabras y se acercan.
-¿Eres tu la novia? Muy guapa, vas a quedar perfecta.
Espero que el dicho sea cierto y la cara sea el espejo del alma. No entiendo nada.
-Ven con nosotras. Vamos a prepararte.
Doy un paso tras otro sintiéndome como si flotara en una nube. Es tan surrealista que mientras camino detrás de esas mujeres me pellizco en el brazo. Si aprieto lo suficiente me despertaré en mi piso junto a Toni, sintiéndome desgraciada como lo era hasta que conocí a Ian.
-Soy la novia - susurro en shock.
Me agarran del brazo para obligarme a andar. Subimos las escaleras y se sin necesidad de que nadie me lo diga a donde voy. Voy a encontrarme con mi destino, con la decisión más importante de mi vida.
Escucho música. La que marca que debo abrir la puerta y dar un paso tras otro hasta llegar a Ian para dar el Si quiero...
Hay un camino y a ambos lados han colocado unas pocas sillas. Reconozco casi todos los rostros. Casi la familia al completo de Ian está aquí. Me alegra que haya arreglado las cosas lo suficiente como para invitarlos a este día. ¡Helena! Mi amiga mueve enérgicamente la mano para llamar mi atención. Busco a su lado a Will, pero no está.
Esa mirada, esa sonrisa que me cautivó hace tantos años me espera a unos metros. Cuando llego hasta él me sujeta las manos. La acerca hasta sus labios y deja un beso en ellas.
-Estás espectacular ¿Te gusta?
-Mucho - contesto nerviosa.
- Buenas noches. Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Ian Garret y Emma Connor - comienza un hombre mayor a hablar. Mis nervios se disparan y me tiemblan las manos - Comienza un viaje lleno de sorpresas: una vida entera. En el que encontrareis de todo. Eso es el matrimonio. Desde la gran felicidad hasta momentos que podría poner a prueba vuestras fuerzas- se baja las gafas por la nariz mirándonos como si nos analizara. Mantengo mi cara de poker porque creo que este hombre es capaz de ver mis dudas.
Lanzo a Ian miradas fugaces. No me quita la vista de encima. Su sonrisa, pletórica hace unos minutos se va esfumando poco a poco. A adivinado que tengo dudas. Joder.
- Ian, ¿quieres recibir a Emma como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
-Si, quiero - contesta traspasándome con la mirada. Sin un ápice de duda.
- Emma, ¿quieres recibir a Ian como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?
Si, quiero. Si, quiero ¡Dilo! pero mi boca permanece cerrada. No puedo dar este paso tan importante, algo que quiero que sea definitivo y para toda la vida. Si tengo dudas o preguntas que hacerle,no puedo casarme.
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