Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 58

-No...no puedo -Susurro.

Al fondo suena un ohhh colectivo que hace que me sienta peor de la que ya me siento.

-¿Qué quieres decir? - pregunta Ian.

-¿Podemos hablar... sin todo el mundo mirándonos por favor?

Me sujeta por el brazo y me saca casi a rastras. Cierra la puerta​ dando un portazo. Me encara, triste y enfadado. No puedo recriminarle nada porque le entiendo. Si tenía dudas se lo debería haber dicho antes de que viniera todo el mundo y él quedara en ridículo.

-Explícate - ordena - ¿No me quieres?

-¡Si, por dios! No es eso.. es...

-¿Entonces que es? No lo entiendo Emma ¿Es por lo que ha pasado con mi hermano? Te he prometido que iba a cambiar, te he..

- Para, para -me rompe el corazón verlo tan perdido. Él no es así -no es por nada de eso. Quiero decir... no se... ¿No debería firmar uno de esos papeles que ponen tu fortuna a salvo? Quizás... ¡No se Ian! ¿Alguna clausula?¡Algo! - me tapo la cara con las manos. La situación me está superando.

-No necesito ningún contrato prematrimonial Emma. Solo quiero saber una cosa - se acerca tanto a mi que puedo sentir su respiración acelerándose - ¿Quieres ser mi mujer? no pienses en nada más.

Si fuera un hombre normal con un trabajo normal... si no me sintiera como un parásito que le va a chupar la sangre... me casaría con él.

-Si - contesto segura - pero quiero que prepares esos papeles.

Pasa la mano por mi nuca y me acerca hasta que sus labios rozan los míos, suaves, tiernos y cálidos. Su lengua empuja cada vez con más desesperación. Sus dedos se enredan en mi pelo deshaciendo el perfecto peinado y unas pocas horquillas tintinean en el suelo.

Agarro con desesperación la cinturilla de los pantalones y lo acerco a mi. Esto es lo que necesito. A él. Ni lujos, ni dinero, solo a él haciendome vibrar cada vez que sus dedos recorren mi cuerpo.

A tientas intenta subirme el vestido. Supongo que esto debería venir después del si quiero, pero total, ya lo estamos haciendo todo al reves así que una cosa más poco importa.

Me levanta a peso aprisionando mi cuerpo entre la puerta y él. Este momento es idéntico al día en el que Toni nos pilló en el baño, pero hoy voy vestida de novia y en breve seré su mujer.

Sentirlo dentro otra vez después de tantos días de tensión. Notar en mi cuello su respiración acelerada... clavo mis uñas sobre su camisa como señal. La señal de que este hombre me vuelve loca.

Varios segundos después gruñe y me dejo llevar, disfruto de los espasmos de su cuerpo. Pega su cabeza a la mía. Esperamos hasta que nuestras respiraciones se calman y vuelven a un ritmo normal.

-Te quiero - susurra antes de separarse de mi - no lo olvides nunca.

Recoge las horquillas del suelo y con cuidado las coloca sobre los mechones que caen por mi cara.

Todo el mundo debe estar preguntandose que ocurre. No había otro momento para tener sexo, tenía que ser este. Que vergüenza.

-Te espero en la azotea - enarca una ceja a la espera de una respuesta.

- Vale.

Espero unos minutos para que sea Ian el que de las explicaciones de porque hemos tardado.

Abro la puerta. Todos se giran para mirarme y por sus caras deduzco que Ian les ha dicho que ya está todo solucionado. Camino a paso ligero hasta el altar improvisado.

El hombre que oficiaba la ceremonia nos mira.

- ¿Continuamos? - pregunta irritado.

-Si, si. Podemos continuar.

- Bien. Emma, ¿quieres recibir a Ian como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?

-Si, quiero.

Le pongo en el dedo el anillo que traía. Muy de su estilo; dorado y simple. Y me besa con una radiante sonrisa y el brillo de las estrellas iluminada en los ojos.

Me siento en el sofá esperando a que llegue Hugo. El trayecto con Helena nunca había sido tan lejano. Ella preocupada por Will y yo por Ian así que hemos estado calladas durante todo el camino y nos hemos despedido con un escueto hasta mañana.

Escucho el timbre sonar. Corro hasta la puerta. En cuanto aparece la cierro y todos los nervios que estaba conteniendo estallan.

-Will no aparece. Ian me miente y se va ¡El día de nuestra boda! - levanto el dedo enseñándole el anillo - necesito que rastrees sus teléfonos y me digas donde están.

- Pero no es posible que les haya ocurrido nada. Teneis seguridad las veinticuatro horas.

-¿Seguridad?-Ahora entiendo la sensación de que alguien me seguía. Podría habérmelo dicho para no estar tan asustada cada vez que salía a la calle.

- Unos hombres para protegeros. Van vestidos normal y una distancia prudencial para que Piterson no se de cuenta.

-Bueno, pues todo eso ya da igual. Dime donde están.

Abre el ordenador. Pincha en una aplicación que parece tardar una eternidad en abrirse. Un mapa de la ciudad aparece en la pantalla. Hay tres puntos rojos. Uno de ellos está quieto sobre la casa de Ian ,ese es el mío evidentemente. Los otros dos están juntos pero no reconozco la zona.

-¿Qué parte de la ciudad es esa?

-Es el polígono. Las afueras -Contesta Hugo. Tiene la frente arrugada. Se pasa las manos por el pelo.

-¿A qué estamos esperando?¡Vamos!

-¿Tu? Tu te quedas aquí.

Se levanta para irse, pero está loco si cree que me voy a quedar al margen.

-Yo voy a ir. Puedo ir contigo o sola pero mi marido y su hermano pueden estar en peligro y si has pensado por un momento que me voy a sentar en el sofá a esperar es que no me conoces.

No voy a darle la oportunidad de que me conteste intentando convencerme. Cojo mi chaqueta y salgo por la puerta.

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