Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 61

Espero que en cualquier momento salgan las cámaras y me canten la canción del inocente inocente. No puede estar ocurriendo esto. No se que decir ni que hacer, no se como actuar.

-No es nadie mi amor - canturrea Sarah.

Camina dando saltitos como la gilipollas que es y se sienta a un lado de la cama mientras le acaricia la mano.

Parezco una esta estatua. Todos nos hemos quedado petrificados menos Sarah que parece disfrutar. Siento las lágrimas antes incluso de que lleguen a mis ojos. Las siento desde el pecho, por la garganta, pero no voy a darle el gusto, no lo voy a hacer aunque lo que más quiera en este momento sea encerrarme en el baño a llorar. Con total probabilidad es el matrimonio más corto de toda la historia.

Me salgo fuera porque presenciar esta escena tan íntima me duele.

El médico entra y cierra la puerta y aunque no tengo ni idea de lo que está sucediendo dentro no me importa. Ian no me recuerda ¿Qué más da todo lo demás?

Demasiado tiempo después sale el médico y yo continuo sentada. No tengo ánimos para preguntar.

-Emma - dice Will agachádose a mi lado - ha dicho el médico que es normal pero que puede que recupere la memoria en las próximas horas.

-¿De verdad?- pregunto pasándome el puño por los ojos - duele tanto... hemos pasado tanto para que esto terminé así... como una desconocida Will, no soy nadie.

-Eres su mujer aunque no lo recuerde todavía. Lo que le ha pasado ha sido por salvarte - intenta animarme y se lo agradezco, pero lo único que consigue es que recuerde todo lo que estoy perdiendo - por que te quiere más que a su propia vida y lo recordará. Estoy seguro.

-¿Ha dicho el médico cuanto tiempo puede pasar?

-No, pero ha recalcado que no le agobiemos con información y recuerdos.

-Vamos, que esa sinvergüenza tiene que seguir haciéndose pasar por su mujer.

No me fío ni un pelo de ella. Me da pavor que pueda hacerle algo a Ian. Es tan rastrera y tiene tan pocos escrúpulos que la veo capaz de hacer cuaquier cosa.

En una fracción de segundo tomo la decisión más importante de mi vida con total probabilidad. No pienso moverme de su lado, haga lo que haga no pienso dejarlo con ella. Si me tengo que hacer pasar por asistenta y limpiar su ropa apestosa de perfume lo haré.

Dejo a Will inclinado hacia mi y entro en la habitación. Sarah le toca el pelo cariñosamente y contengo el primer instinto que es apartarle la mano de un manotazo y ya de paso sacarla por los pelos de la habitación.

-¿Cómo se encuentra? - pregunto acercádondome a Ian.

-Me encuentro mejor. Perdona ¿Quién has dicho que eras?

Sarah abre la boca para decir algo pero me adelanto.

-Soy interina en su casa. Estábamos preocupados por usted y por eso he venido para ver como se encontraba.

Jódete puta. Me vas a tener que soportar el careto en la misma casa. A ver que ficha mueves tu ahora.

-Es cierto cariño, pero estabas planteándote despedirla.

Me echo a sudar. Si me despide no tendré ninguna manera de controlar lo que hace esta mujer.

-Bueno, no quiero tomar ninguna decisión hasta que recuerde algo.

-En realidad - se entromete Hugo - querías despedirla si volvía hacer una comida tan rica. Todo era una broma ¿Verdad Sarah? - se rie por la ocurrencia mientras se pasa una mano por el pelo y guiña un ojo.

Respiro aliviada y sonrio yo también aunque es lo último que me apetece.

El amor de su vida es Sarah. Acabo de sentir como una espada atraviesa mi corazón para romperlo en mil pedazos.

-No lo se... señor - susurro.

Salgo rápido de la habitación. Al abrir la puerta choco contra Sarah. Rompo a llorar una vez más como tantas otras veces en estos últimos días. Aprieto los puños con rabia.

-Sarah ¿Estamos divorciados?

-¿Por qué lo preguntas cariño?

-¡¿Lo estamos o no?!¡Deja de mentirme!

Las dos pegamos un respingo. Mantengo la mirada con Sarah. Las dos nos lanzamos ondas cósmicas con todo el desprecio que podemos.

-Si cariño pero lo estábamos arreglando. Tu y yo nos queremos - se atropella intentando convencerle - recuerda todos los buenos momentos, recuerda el día de nuestra boda, recuerda la habitación que habíamos preparado para el bebé -pasa las manos por su pelo y su cara.

Ian se lleva las manos a la cabeza. Hace un gesto de dolor y cierra los ojos.

Esta imbécil lo ha atosigado demasiado aunque en el fondo estoy segura de que la imbécil soy yo. No debería haberle dicho que se había divorciado. He actuado desde el egoísmo y no pensando en Ian.

-¡Un médico por favor! - grito saliendo al pasillo.

Nos habían avisado. Debían volver su recuerdos de forma natural, poco a poco y no agobiarlo como acabamos de hacer.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret