Por suerte el doctor vino corriendo y tras ver que todo estaba bien sentenció que era normal. El dolor se había producido por un aumento de la presión.
Por mi parte, no pienso volver a estresar a Ian. Si tiene que olvidarme y ser feliz o infeliz seguramente junto a Sarah que así sea. Prefiero que viva engañado a que le pase algo por mi comportamiento.
-Emma, lleva mis cosas a la habitación - ordena Ian.
Agacho la cabeza y cojo todo lo que me ha pedido. Están sus padres, Will y Hugo pero la única que disfruta de mi humillación es Sarah.
- Cariño - titubea su madre - yo puedo colocar tus cosas.
- ¿Por qué? A ella le pago para que haga su trabajo. Que trabaje.
Desde que le dio ese dolor de cabeza tan grande su actitud hacia mi ha cambiado, ha dado un giro de ciento ochenta grados y ahora me trata con la punta del pie.
Era doloroso que no me recordara, pero es aun peor que me trate como si fuera inferior a él. Este es el tipo de persona que era junto a Sarah. No me gusta.
-Ya está todo ¿Necesita algo más?
-Un café. Gracias.
Hugo me acompaña a la cocina. La situación es tan violenta que Will y su padre se excusan con tener que salir a hacer un recado.
- Siento que tengas que pasar por esto. No te lo mereces.
-No pasa nada - quiero tranquilizar a Hugo o tal vez quitarle importancia a lo poco persona que me siento gracias a Ian.
-¡¿Dónde está el café?! - grita desde el salón.
-Oye, que sea tu empleada no te da derecho a a atosigarla de esta manera.
Hugo salta a la defensiva visiblemente enfadado.
-¿Voy yo a tu casa a decirte como tienes que llevarla? No ¿Verdad? - se encara.
Están demasiado cerca y los dos están demasiado enfadados ¿Por qué ha cambiado tanto desde el dolor de cabeza? Es inexplicable. Él jamás ha sido así, déspota, cortante y mal educado con ninguno de sus empleados.
-El médico te ha dicho que estés tranquilo cariño. No merece la pena pelearse mi amor -la muy puta vuelve a rodearlo entre sus brazos.
- Tienes razón mi vida.
Me acerco hasta ellos y dejo el café sobre la mesa. Vuelvo a la cocina para hacer como que hago algo aunque en realidad lo que quiero es enterarme de todo lo que hablen.
-Sarah - Ian abre un cajón y saca un fajo de folios grapados cuidadosamente - he estado pensando en nuestro divorcio. No se lo que ocurrió y no quiero saberlo - prestamos la máxima atención. No sabemos por donde va a salir pero de lo que estoy segura es que no me va a gustar - pero no podemos seguir así, separados o divorciados. Nos queremos y tenemos que regularizar nuestra situación lo antes posible.
La madre de Ian se retuerce los dedos nerviosa. Abre y cierra la boca un par de veces antes de decidirse a hablar.
-Ian cariño ¿No crees que deberías esperas a estar un poco mejor?
-No, claro que no. Yo la quiero y ella me quiere a mi.
-Yo también mi amor.
Pego un tirón y me suelto de su agarre ¿Aparte de amnesia es tonto? ¿Para que quiere que presencie esto? ¿Para que siga humillándome?
-No lo creo - me paro en seco - acabas de firmar una renuncia a la manutención que te pasaba y a las propiedades mías que tan a la ligera me quitaste.
-¿Qué estás diciéndo mi vida?
Se tira como una hiena a por los papeles pero Ian es más rápido y los coje antes. Va hasta Hugo, se los da con una sonrísa pícara dibujada en la cara. Mi sonrísa.
-Ponlos a buen recaudo.
-Estaré encantando de llevárselos al juez hoy mismo.
La madre de Ian se ha sentado en una silla con los ojos anegados en lágrimas, me siento a su lado y le doy la mano. Por nada del mundo quiero que nos de un susto en este momento tan feliz.
-Ian ¡¿Me has engañado?! - grita Sarah.
-No, solo te he pagado con tu misma moneda. Mentira por mentira y ahora fuera de mi puta casa.
La coge del antebrazo. La lleva casi a rastras hasta la puerta de la calle.
-No quiero volver a ver tu cara nunca más.
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