Entra con una cara de felicidad que en nada se parece al hombre uraño que llegó hace unas horas.
-Tío, que grande eres - carcajea Hugo.
Su madre y yo intercambiamos miradas. Debemos tener cara de tontas porque en algún momento nos hemos perdido algo. Hace un momento le prometía amor eterno y al siguiente la mandaba a tomar viento fresco.
-No se merecía otra cosa - su semblante cambia de pronto serio al verme - siento haberte tratado así. Ella tenía que pensar que te despreciaba para que firmara los papeles.
-¿Me recuerdas? - pregunto incrédula.
-¿Cuánto tiempo crees que podía olvidar al amor de mi vida?
-¿Desde cuando?
-Desde el dolor de cabeza en el hospital. Me sentí tan estúpido. Esa mujer no tenía bastante con todo lo que había hecho, quería más y yo tenía que vengarme.
Por la puerta aparece Will y su padre. Si se fueron con mala cara vuelven con una peor.
-¿Qué le pasa a Sarah? Iba gritando por la calle - dice Will - y cuando le hemos preguntado nos ha mandado a tomar por culo literalmente.
-Que la jugada le ha salido mal - Hugo ríe - no sabéis lo que os habéis perdido por cobardes.
Ahora rompen todos a reir. Hasta la madre de Ian ríe entre lágrima y lágrima. Yo debo de seguir en shock porque solo me apetece pegar a Ian hasta que descargue toda la rabia por haberme dejado pensar tantos días que lo había perdido para siempre.
En el momento que todos entienden que era broma se destensa el ambiente y un uhhhh colectivo inunda el salón.
-Pero serás malvada...
Me rodea entre sus brazos y me besa como hacía tantos días, casi una eternidad que no hacía.
-...Y ahora ¿Qué vamos a hacer? - pregunto sin saber si Sarah se va a querer vengar, si la madre de Peter tomará represalias por su hijo y su hermano muerto.
-¿Ahora?Que venga lo que quiera pero será contigo a mi lago. Siempre.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret