Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 65

Un total de treinta y tres suites flotan sobre las cálidas aguas del mar Índico. Bañarte en esta playa es como meterte en la bañera.

Estar tan tranquila y relajada tiene que ser pecado. Pero me ha costado acostumbrarme como diez segundos, el tiempo de ponerme el bikini y acomodarme en la tumbona.

-Ian - pregunto sabiendo que no le va a hacer ninguna gracia.

- Dime.

- ¿Qué opinas sobre hacer topless?

Se levanta las gafas de sol hasta taparse la frente a lo que yo respondo con una amplia sonrisa.

-Opino que puedes hacerlos si es lo que quieres - me quedo de piedra. Solo quería que se pusiera celoso no enseñar las tetas por toda la isla - pero como te atrevas nos montamos en el helicóptero y te llevo a Alaska si hace falta para que te pongas un cuello alto.

Ahí está mi celoso y dominante que me encanta.

-Ni loca. Me da frío solo de pensarlo.

-Entonces hazle un doble nudo a tu bañador - bromea el también.

Por la tarde hacen cursos de buceo exclusivos donde te enseñan los anillos de coral que según nos han comentado, no olvidas su belleza en la vida. Aquí Emma Garret no tiene pensado bucear ni nadar más hondo de lo que cubra su cabeza.

-Estaremos el profesor y yo y antes de bucear nos dan un cursillo.

Quiere convencerme a toda costa pero no tiene nada que hacer. Yo le espero en el chiringuito con un mojito entre mis manos.

-No me gusta bucear, además...

Cierro la boca. Es humillante con casi treinta años tener que admitir que me da miedo.

- ¿Además qué?

-Nada, déjalo.

-Señora Garret ¿Qué me está ocultando?

Se me acerca tanto... y huele tan bien... me rodea con sus brazos, me muerde el lóbulo de la oreja. Solo él es capaz de provocar que mi cuerpo se altere con solo tocarme.

-Me da miedo.

Admito avergonzada.

- ¿En serio? No hay riesgo Emma, es totalmente seguro.

- ¿Qué pasa con los tiburones? ¿Y los peces venenosos? ¿Y si hay algún tipo de coral que te mata con un simple arañazo?¿Y si falla la bombona de oxígeno?

-Coral asesino - repite intentando contener la risa - son miedos muy razonables.

- Yo te espero en el bar. No pienso bucear.

Puede intentar convencerme, pero como no lo hagan en una piscina y no en mar abierto no tiene ninguna posibilidad de que vaya con él.

Dos horas después y tres mojitos lo echo mucho de menos. Estoy tan acostumbrada a que estemos siempre juntos que cuando volvamos a nuestras rutinas de trabajo no sé que voy a hacer.

Aunque llevo dos días tomando el sol, mi cuerpo no se ha bronceado, pero en cambio tengo un bonito rojo cangrejo que pide a gritos after sun así que me he decidido por un bikini rojo. Jamás había tenido tantos. Toda una maleta para bañadores y pareos de todos los colores y formas. Una estupidez a mi parecer, pero Ian es tan cabezón a veces y le preocupa tan poco gastar dinero que cuando me vio en la tienda mirando los precios de las etiquetas fue directamente a la dependiente y le pidió uno de cada modelo y color.

-No me suena tu cara - un hombre que no conozco de nada se sienta a mi lado.

- Solo llevo dos días aquí y los he pasado en la playa tomando el sol - extiendo los brazos para que vea mi no moreno.

- ¿Has venido sola?

-No, es mi luna de miel.

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