Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 87

La carta sigue en su sitio y yo en el mismo lugar que cuando la vi. Me da pánico acercarme a ella. Siento como si fuera el peor enemigo, como si pudiera destruirme por atreverme a posar mis dedos sobre ella.

Quien la ha dejado, ha burlado a la policía. Entra y sale a su antojo sin llamar la atención, así que es imposible que sea Sarah, Leti o Toni. Entonces ¿Quién narices es?

Me armo de valor. Adelanto un pie y después el otro. Cojo la carta haciendo un pellizco con dos dedos sobre una de sus esquinas. Quiero tocarla lo menos posible por si la policía puede sacar alguna huella.

Tiro de la solapa y saco un hoja.

28/03/2011

Esta noche hemos quedado por primera vez ¡Creo que es el hombre de mi vida! Bueno... por lo menos de mis sueños.

Hay tantas mujeres que suspiran por él, que me siento súper afortunada de que se haya fijado en mi.

Muchas de mis amigas me han dicho que no me fie... que es famoso por sus conquistas amorosas, pero ¿Quién dijo miedo? Si él quiere mi cuerpo, yo quiero el suyo y si no quiere nada más, pues adiós...

05/04/2011

Hemos quedados tres veces en total. Cada cual mejor que la anterior. Todas han tenido el mismo y esperado final, pero en la primera cita me llevó a cenar. La segunda me sorprendió con una cena en un velero, todo tan romántico y perfecto.

Tengo que parar de leer. Sin darme cuenta arrugo la carta entre mis manos ¿Tres citas? ¿Romántico? Esta carta es distinta a la anterior. Algo en mi interior se remueve queriendo pegar a alguien, posiblemente a Ian.

Respiro hondo un par de veces para recordarme que da igual lo que hiciera. Ahora es mío aunque haya podido tener sentimientos hacia otras mujeres. Aliso el papel y continúo leyendo.

La mejor de todas fue la tercera, me llevó en el helicóptero de la empresa a dar una vuelta por la ciudad y terminamos cenando en su ático.

Todo el mundo desconfía de él aunque yo les insisto en que nada tiene que ver con los rumores. No entiendo porque no me dejan ser feliz.

Mientras me arreglo y en un momento de inspiración muy al estilo de Lope de Vega, le mando un mensaje al móvil.

«Estoy deseando que llegue esta noche. Hacerte mío, que me hagas tuya y Disfrutar contigo a mi lado. Siempre tuya»

Lo suelto sobre la cama y comienzo a arreglarme. Al salir de la ducha, compruebo el teléfono. ¡Tengo un mensaje!

«No puedo quedar, lo siento. Te llamo»

Más que un mensaje parece un telegrama. Tan seco, tan serio, tan distante ¿Qué ha cambiado?

07/04/2011

Sigo esperando a que Ian se ponga en contacto. Hoy es el tercer día sin llamarme y sin contestar a mis mensajes. Voy a su oficina para pedirle algún tipo de explicación. Si está enfadado por algo que he hecho o dicho, puedo... puedo arreglarlo de alguna manera, puedo... disculparme. Lo necesito.

Llego justo cuando una chica rubia sale por la puerta de su despacho atusándose la falda. Le lanza una última mirada, provocativa y seductora antes de irse.

La única explicación que me da cuando cierro la puerta como si fuera un león acechando a su presa, es que en ningún momento me prometió amor eterno. Se excusa diciendo que es imposible que sienta nada más que pura atracción física por ninguna mujer.

Todos tenían razón cuando hablaban de Ian. Queriendo o sin querer, nos enamora y después nos da la patada.

Ojala pudiera decir que las lágrimas que caen por mis mejillas son por las hormonas del embarazo. Ha jugado con tantos sentimientos, ha hecho tanto daño... y no puedo evitar quererle.

La persona que está mandando estas cartas está haciendo un buen trabajo si lo que busca es que me afecte.

Le mando un mensaje porque aunque debería llamarle, no me apetece escuchar su voz después de lo que he leído.

«Han dejado una carta. La protección policial funciona...»

Suelto el teléfono en el suelo sabiendo que de un momento a otro se va a poner a sonar. Efectivamente, a los pocos segundos suena la melodía. Lo dejo donde está y me salgo al balcón.

Si se quiere preocupar es su problema... cada vez está más claro que es una mujer despechada que tiene algo en mi contra, o tal vez es una mujer celosa y quiere que lo deje.

Escucho el sonido del teléfono que se repite sin cesar. Lo ignoro, me da igual. Los hombres que estaban dentro del coche patrulla se bajan y vienen hacia aquí. Seguramente al no contestar, les ha llamado a ellos.

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